“Felipao” contra las cuerdas

Por Diana Reneé - DPA

A menos de un mes para el debut de la selección verdeamarilla y local en Brasil 2014, el entrenador Luiz Felipe Scolari vive un drama, tras la revelación de que está siendo investigado por la Justicia de Portugal sospechado de evasión de impuestos y lavado de dinero.

Las pesquisas revelan que el Departamento de Investigación y Acción Penal (Diap) de la Procuraduría General de Portugal pidió a Estados Unidos informaciones sobre los movimientos financieros del entrenador. Las autoridades lusas sospechan que, cuando dirigió la selección de Portugal (entre 2003 y 2008) “Felipao” se abstuvo de informar ingresos por casi U$S 10 millones, que recibió por concepto de derechos de imagen, y que el dinero habría sido enviado a cuentas bancarias en Miami.

Pero ante toda acusación, el veterano DT negó las irregularidades: “Hice correctamente todas mis declaraciones de renta. En todos los países donde trabajé, siempre declaré mis ingresos. Tengo absoluta convicción de mis declaraciones. Si hay algo mal, no habrá sido por mí. Espero que la Justicia investigue todos los hechos”, dijo, en un comunicado enviado el martes a los medios de prensa brasileños.

Sin embargo, en la procuraduría general del Distrito Sureste del estado de Florida, elaboraron un informe que apunta algunos movimientos financieros sospechosos de “Felipao”. Uno de ellos se refiere a una transferencia de 1,86 millones de euros de la cuenta del DT en el banco portugués BPN a la de su hijo Leonardo, quien envió luego 1,3 millones de euros a su cuenta en el banco Credit Lyonnais, en Miami.

La revelación sobre las investigaciones salpica la imagen del DT de 65 años, quien está considerado en Brasil como un hombre de principios morales sólidos y que en ningún momento estuvo bajo sospecha de cualquier tipo de irregularidad.

Más allá del resultado del proceso, la sospecha podría afectar la misma credibilidad del entrenador que comandó a Brasil a la conquista del “pentacampeonato” en Corea/Japón 2002 y ahora pide el apoyo de sus compatriotas para alzarse en casa con el codiciado sexto título de los cariocas.