Kicillof, de “rojo incendiario” a negociador pragmático

15 Junio 2014

Sarah Marsh - Agencia Reuters

BUENOS AIRES.- Cuando se convirtió el año pasado en ministro de Economía, muchos en la comunidad financiera temían que Axel Kicillof, alguna vez descrito por uno de sus críticos como un “rojo incendiario marxista”, pudiera aislar aún más a la Argentina en nombre de su ideología. Por el contrario, este enigmático académico que alguna vez arremetió contra las firmas extranjeras por “saquear” al país, en pocos meses resolvió algunas de las batallas que venía librando desde hacía años con empresas y acreedores.

En un intento por atraer inversiones, cerró acuerdos con el Club de París para cancelar U$S 10.000 millones en deuda y con el grupo petrolero español Repsol para compensarlo por la nacionalización de YPF. Esos acuerdos han aumentado el precio de los bonos y acciones argentinas. Además renovaron la confianza de los inversores en un país que ha estado alejado de los mercados internacionales desde la crisis de 2001/2002.

Ahora la prueba clave para el nuevo estilo conciliador de Kicillof será si puede cerrar un acuerdo con los acreedores rebeldes que se niegan a reestructurar sus bonos incumplidos, lo que le permitiría a Argentina finalmente dejar atrás su default. Si la Corte de Estados Unidos decide no escuchar el caso argentino contra esos acreedores y Kicillof no logra negociar un pacto, el país se enfrenta a la posibilidad de una nueva cesación de pagos.

“Ha pasado la barrera de la ideología al pragmatismo”, dijo a Reuters un ejecutivo que se ha sentado a negociar con el ex profesor universitario de 42 años. “Tiene un trato tremendamente pragmático, contrario a lo que podría parecer”.

Kicillof declinó hablar con Reuters para este artículo.

Analistas han dicho que la derrota de la presidenta Cristina Fernández en las elecciones legislativas del año pasado y una peligrosa caída en las reservas del Banco Central obligaron a su Gobierno a tomar una posición más ortodoxa para favorecer la inversión internacional.

No queda claro si Kicillof está manejando la agenda o si Fernández ha impulsado el cambio. El ministro de Economía tiene una muy buena relación con la Presidenta y su hijo, que lidera una influyente agrupación política juvenil.

Algunos analistas temen que Kicillof solo busque atraer la inversión extranjera para mantener a flote la desfalleciente economía argentina hasta el fin del mandato de Fernández en diciembre de 2015, en vez de realizar dolorosas reformas a los subsidios, barreras comerciales y controles de capitales que -consideran- son la causa de los problemas del país. “Estas son medidas tácticas que son más liberales que antes, pero el Gobierno sigue ejerciendo controles, y eso no es liberal”, dijo Ricardo Rouvier, un analista que tiene su propia consultora y solía ser un asesor de Fernández.

Aun así, ejecutivos y diplomáticos de países extranjeros dijeron que estaban impresionados por la rapidez y la habilidad con la que Kicillof selló los acuerdos. Conocido por su aversión a las corbatas, el estilo informal y tranquilo de Kicillof sorprendió a algunos de los miembros del Club de París.

El funcionario sacó su propia computadora portátil para tomar notas sin delegar esa tarea a sus asesores, lo que llevó a uno de los negociadores a bromear preguntándose “¿dónde está el ministro?”. Otro ejecutivo que se reúne regularmente con Kicillof dijo que no es la “persona difícil” que inicialmente parecía. A diferencia de Guillermo Moreno, el combativo ex secretario de Comercio, que alguna vez se calzó guantes de boxeo a modo de amenaza durante una tensa reunión con empresarios, Kicillof es “tímido, amable, educado y culto”, dijo un ejecutivo. “El tiene su visión de las cosas. No lo vas a convencer (de lo contrario), pero cuando quiere un resultado es capaz de salirse de la visión única”, agregó la fuente consultada.

El joven ministro creció en el exclusivo barrio de Recoleta y fue a una escuela de elite. Fue el mejor de su clase en la universidad.Un economista que conoció a Kicillof en sus días de estudiante dijo que es más un intelectual de izquierda que un peronista populista.

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