La superioridad tuvo premio

Desde el arco hasta el ataque, Argentina resolvió el trámite del partido mejor que el rival aunque fue en los penales cuando halló la recompensa

FIRME. Demichelis incomodó a Robben mientras tenía el balón. FIRME. Demichelis incomodó a Robben mientras tenía el balón.
10 Julio 2014

Por Sergio Décima, técnico de Lastenia

El arquero: apareció otro Romero

Nunca lo exigieron, pero esto tiene una explicación: Argentina tuvo un gran rendimiento colectivo. Holanda sólo hizo un remate al arco y en la jugada en que entra Robben, Mascherano cierra y la pelota no va al arco. Todo ese rendimiento colectivo hizo que se pueda agigantar en los penales. Ante Holanda, descubrimos otro Romero; que antes era muy criticado y rechazado. Apareció un arquero penalero, con una presencia tremenda, eso me sorprendió. El primer penal que atajó me pareció ejecutado muy al medio, pero el segundo era muy difícil porque son pelotas cruzadas y él lo contuvo con solvencia.

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La defensa: fue lo mejor

La defensa fue lo mejor de Argentina, ahí estuvo el secreto. Con la entrada de Demichelis el equipo ganó en experiencia y presencia; les da tranquilidad a todos y cuando tenés la base (el arquero, los dos centrales y el cinco) se puede soñar. Recién a los 90 entraron al área y eso muestra una gran personalidad de los defensores. Los holandeses siempre tiraron centros, eso demuestra que Argentina tuvo una defensa bien parada. No cambiaría nada porque modificar algo en esta instancia no es bueno, sobre todo porque Argentina basó ahí el gran trabajo que viene realizando, tanto con Bélgica como contra Holanda. A la defensa la veo bien, compacta y atenta. Con seguridad, no sólo por abajo, también en el juego aéreo. En los primeros partidos, los centros de frente les llegaban, pero ante Holanda el equipo estuvo más ordenado y con disciplina táctica. Eso le permite atacar con tranquilidad sabiendo que cuando retrocede no deja espacios para que el rival lo lastime. Holanda es ese tipo de equipo que busca el error y salir corriendo, pero nunca lo encontró. No sólo porque ellos no jugaron del todo bien, sino porque Argentina tampoco los dejó.

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Medio: Pérez y Mascherano, protagonistas

El medio es siempre una continuidad de la defensa, así que Argentina también mejoró mucho en esta línea. La entrada de Enzo Pérez fue clave porque brindó lo que se necesitaba para ir al ataque. Remarco lo de Pérez porque era un jugador que no estaba en los planes de nadie. A mí siempre me gustó porque cuenta con la ventaja de jugar en el fútbol europeo y conoce a los rivales; sabía de qué se trataba este partido.

Pérez tiene dinámica por izquierda y derecha; es muy lindo descubrir este tipo de jugadores que le dan a Argentina la solvencia táctica que necesitaba y que en los primeros partidos el equipo no tenía. Por supuesto, el estandarte del mediocampo fue Javier Mascherano y me saco el sombrero ante él por todo lo que realizó. Es un trabajo tremendo el que tuvo que hacer y lo hizo con tanta dignidad, entrega y amor propio que fue la figura, el mejor de los 22 que empezaron el partido.

En muchas ocasiones, rompía la marca y se iba al ataque. Cuando recuperaba la pelota volvía y otras veces tenía que ir a cortar a Robben. Me animo a decir que fue el mejor partido de su vida.

Ofensiva: un cambio de carril clave

Fue un partido en donde hubo mucha disciplina táctica; Holanda siempre esperó a Argentina. Se cerró para que no le pudiera entrar, respetó como corresponde. Eso complicó a los delanteros al entrar en la trama defensiva de los holandeses.

Fue el cambio de Lavezzi de carril lo que le permitió conseguir espacios y crear situaciones en el primer tiempo con las que podría haber ganado, pero tenerlo a Higuaín solo contra tres o cuatro defensores no le permitía desplegar toda su potencia goleadora. Y Messi, cuando tuvo el espacio, pudo, por momentos, desnivelar. Pero había tantos holandeses que Argentina sólo podía contar con un solo delantero que era Higuaín.

Messi estuvo bien contenido. ¡Hasta en un momento había uno que lo seguía! Lo que hicieron fue como una marca mixta, una marca zonal, pero más allá de que no brilló y no hizo el juego al que nos tiene acostumbrados, su presencia genera inquietud. Eso el rival lo sabe y provoca que los centrales y los laterales no salgan al ataque temiendo que, en cualquier contra, Messi puede liquidar el partido.

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