Por Carlos Chirino
10 Julio 2014
MÁXIMO ESFUERZO. Javier Mascherano, con un gran “timming”, llega con lo justo para tapar el remate del holandés Robben.
Deja el alma en cada pelota que va a disputar. Juega con el corazón. Marca, ordena y le indica a sus compañeros dónde hay que jugar el balón cuando la Selección arranca desde el fondo una jugada. Corre en el último minuto del tiempo suplementario con la misma intensidad que lo hace cuando el partido recién comienza. Javier Mascherano es realmente un león. Pero no un león cualquiera, sino un león hambriento que no quiere dejar escapar a su presa. “La verdad es que estoy orgulloso de formar parte de este grupo. Hemos sufrido mucho estos años, pero valió la pena. El domingo estaremos ante el partido de nuestras vidas. Este grupo de jugadores ha llevado a Argentina a donde tiene que estar. Ojalá podamos coronarlo el domingo”, dijo, totalmente emocionado, el jugador de Barcelona.
El “Jefecito” fue la gran figura de la Selección durante los 120 minutos del partido. Se asoció muy bien con Lucas Biglia para neutralizar a Arjen Robben y a Wesley Sneijder. Se cansó de recuperar pelotas, de hacer relevos, de entregar la pelota siempre limpia a sus compañeros. Y por si esto fuera poco, hasta se animó a pasar al ataque en un par de ocasiones. “Creo que jugamos un partido súper inteligente. No le dimos opciones de nada a Holanda. Cada uno de estos 23 jugadores, el cuerpo técnico, todos los que están, hemos dignificado la profesión. Jugamos como teníamos que jugar. Hicimos un gran esfuerzo”, enfatizó.
Aunque la Selección tiene figuras capaces de definir un partido con una jugada, Mascherano es irremplazable dentro del equipo de Sabella. El remate que le trabó a Robben sobre el final del tiempo reglamentario vale como un gol. “La base de este grupo siempre fue la humildad, el trabajo y el sacrificio. Ya dejamos bien en alto la imagen del seleccionado”, señaló.
“La final la tenemos que jugar como lo hicimos ante Holanda, con calma y tranquilidad, pero también con el alma y el corazón”, analizó. De que Mascherano jugará con el alma y el corazón, como lo hace siempre, no hay dudas.
El “Jefecito” fue la gran figura de la Selección durante los 120 minutos del partido. Se asoció muy bien con Lucas Biglia para neutralizar a Arjen Robben y a Wesley Sneijder. Se cansó de recuperar pelotas, de hacer relevos, de entregar la pelota siempre limpia a sus compañeros. Y por si esto fuera poco, hasta se animó a pasar al ataque en un par de ocasiones. “Creo que jugamos un partido súper inteligente. No le dimos opciones de nada a Holanda. Cada uno de estos 23 jugadores, el cuerpo técnico, todos los que están, hemos dignificado la profesión. Jugamos como teníamos que jugar. Hicimos un gran esfuerzo”, enfatizó.
Aunque la Selección tiene figuras capaces de definir un partido con una jugada, Mascherano es irremplazable dentro del equipo de Sabella. El remate que le trabó a Robben sobre el final del tiempo reglamentario vale como un gol. “La base de este grupo siempre fue la humildad, el trabajo y el sacrificio. Ya dejamos bien en alto la imagen del seleccionado”, señaló.
“La final la tenemos que jugar como lo hicimos ante Holanda, con calma y tranquilidad, pero también con el alma y el corazón”, analizó. De que Mascherano jugará con el alma y el corazón, como lo hace siempre, no hay dudas.
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