Ignacio Naya - DPA
Mario Götze pasó a la historia grande del fútbol alemán con apenas 22 años y cuando nadie lo esperaba ya en el Mundial de Brasil. El pequeño delantero teutón anotó en pleno templo del fútbol brasileño, el Maracaná, el tanto con el que Alemania logró su cuarto título mundial, rompió el “maleficio europeo” en América y coronó una revolución futbolística de la que él es un paradigma.
Su mirada al cielo en la fresca noche carioca traslucía felicidad e incredulidad. “Cómo me puede estar pasando esto a mí”, parecía decir. No era para menos, pues Götze empezó el Mundial siendo titular indiscutible en el puesto de “falso nueve” en la delantera alemana. Sin embargo, la trayectoria irregular del equipo terminó por sacarlo del 11 ideal en favor de un centrodelantero clásico como Miroslav Klose, que se hizo con el puesto en cuartos de final y no lo soltó más.
Pero el fútbol tenía preparada una revancha para el hombre de Bayern Munich. En una final no apta para cardíacos, entró en el minuto 88 en sustitución de Klose. El partido se fue a la prórroga con una Alemania más fuerte y decidida, y con Götze dispuesto a demostrar algo. A los 113’, cuando el estadio olía a penales, André Schürrle se escapó por la banda izquierda y centró el balón hacia el área, donde el héroe de la noche, en un gesto técnico digno de los mejores, lo controló con el pecho y sin dejarlo bajar, aún lanzado en carrera, lo remató con la zurda fuera del alcance de Sergio Romero. Golazo.
De apenas 176 centímetros de altura pero con notable habilidad para jugar con ambas piernas, Götze es una muestra de lo que ofrece el nuevo fútbol alemán, donde la fuerza y la altura son ya sólo una parte de una ecuación en la que la técnica y la habilidad ganaron tanto o más valor. Nada en la carrera de un futbolista es mejor que marcar un gol en la final de un Mundial, pero aún es más grande lograr el único tanto.
El español Andrés Iniesta lo hizo hace cuatro años y pasó toda una temporada recibiendo el agradecimiento de los hinchas, que lo aplaudieron en cualquier estadio en el que jugara en España.
Götze debutó con la selección en 2010 y estuvo en la Eurocopa de 2012, pero en Polonia/Ucrania, donde su equipo cayó en semifinales, jugó apenas unos minutos.
Ayer, las dudas de una temporada difícil y la frustración de verse fuera del 11 titular en Brasil quedaron olvidadas. Götze se convirtió en un héroe eterno para Alemania a una edad en la que muchos ni siquiera debutaron en Primera. Es un héroe precoz, quizás demasiado.
“Es como un sueño. Estoy simplemente orgulloso del equipo y de todo lo que pasó aquí en Brasil”, sostuvo el delantero tras el final del partido. “Creo que merecimos este trofeo”, aseguró el héroe de la noche, y prosiguió. “Hicimos un gran torneo. Hay razones para festejar, aquí y en Alemania”.
Y remató: “quiero agradecer a algunos jugadores que me dijeron: ‘hoy (por ayer) lo harás, creemos en ti’”. Götze no les falló.