Toda la poesía de María Elena Walsh para adultos

Deuda saldada con la poeta popular argentina más importante del siglo XX

UNA APUESTA POR LA LUZ DONDE ANTES HABÍA PESADAS RETÓRICAS. Walsh crea un espacio autónomo, otro ánimo, donde el lenguaje cobra mayor poder de representación buscando lo esencial del verbo. UNA APUESTA POR LA LUZ DONDE ANTES HABÍA PESADAS RETÓRICAS. Walsh crea un espacio autónomo, otro ánimo, donde el lenguaje cobra mayor poder de representación buscando lo esencial del verbo.
03 Agosto 2014

COMPILACIÓN

POEMAS Y CANCIONES

MARÍA ELENA WALSH

(Alfaguara - Buenos Aires) 

Este libro reúne la producción poética completa de María Elena Walsh (1930-2011) destinada a un público adulto. Edición exquisita que permite revisitar, ahora de manera orgánica, su producción lírica que incluye Otoño imperdonable (1947), Baladas con Ángel (1952) y Hecho a mano (1965), como así también numerosos poemas inéditos y su polifacético cancionero, acaso su legado más representativo. No obstante, y paradójicamente, son sus primerizos sonetos (1947-1952), los que mejor irradian una sobria meditación acerca del vacío y el desasosiego, y que, por eso mismo, merecen ser vindicados.

La entonces adolescente María Elena, supo designar un oscuro universo emocional tan peculiar como único: El agua de la noche trazaba en mis pupilas/ acuáticos senderos, tréboles cristalinos. Un movimiento del espíritu melancólico por el pasado, ese “antaño con sabor a mediodía” atraviesan su imaginario.

En un clima de pérdida, de tiempo de soledad, la joven poeta recuerda su infancia -ya por entonces lejana- para forjar un universo hermético y por momentos iluminador. Vagábamos por calles de pájaros sin nombre./ Por ámbitos de sueño, húmedos y sombríos./ Cobró el agua en mi voz el sabor de la noche/ y designé a los pájaros con números de frío. (de Noche del frío). El lugar, Tránsito, Vana historia, son los que mejor enarbolan esa pulsión ilusoria de querer recuperar las huellas del pasado. Paisajes de elegía, neorrománticos, pero a diferencia de los pares de la promoción del 40 -poética dominante de entonces tan seria y circunspecta- su voz respira otro anhelo, pues hay una valoración positiva en su gravedad saturnina. Se trata de querer otorgarle una esperanzadora dimensión religiosa al tiempo; la nota elegíaca y la pirueta surrealista.

Versos cristalinos

Walsh crea un espacio autónomo, otro ánimo, donde el lenguaje cobra mayor poder de representación buscando lo esencial del verbo. Su apuesta deshace las pesadas retóricas a cambio de luz. Cada poema avanza como un rumor de aciertos metafóricos, en matices, expandiendo su nivel pictórico y musical: Dame la mano y vamos a algún lado/ con los pinceles como pasaporte./ Las dos con una brújula sin Norte./ Las dos con un reloj equivocado” Versos cristalinos como agua de río. Lo que ocurrirá después, todos lo saben. Su viaje a París, donde se dedica junto a Leda Valladares a la difusión del cancionero folklórico argentino, y a su regreso, la creación de un aluvión de personajes tan entrañables como Doña Disparate, Dailan Kifki, Manuelita, Tucú Marambá o la reina Batata, entre tantos otros.

Alfaguara salda así una deuda con la poeta popular argentina más importante del siglo XX. La edición cuenta en su tapa con un retrato inédito de la autora de El Reino del Revés, realizada por la excelsa fotógrafa y compañera de la escritora, Sara Facio.

© LA GACETA

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Augusto Munaro

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