Por Mariana Apud
04 Agosto 2014
CON SU FAMILIA. “Luquitas” le toma el rostro a su papá, y su mamá Marianela tiene en brazos a su hermano, Selim.
Quería cumplir con todos y lo hizo. Hasta con Dios cumplió. Cuando LG Deportiva contactó a Lucas Mohamed para chequear que volvió en perfectas condiciones a su Tucumán natal, él decía: “estoy a una cuadra de mi casa, llego y me voy a misa de 21.30”.
Lucas cumplió con todos y cada uno. En la pista hizo lo que tenía que hacer, pero fuera de ella hizo más de lo que le correspondía. “Quería ganar para devolverle el apoyo a la gente”, explicó. No hubo un dejo de tristeza por no haber llegado primero. Un digno rival no lo dejó. “Ever (por Franetovich) impuso un ritmo tremendo y fue muy difícil seguírselo”, analizó mientras lo rodeaba la gente.
¿Estaba armado de paciencia? Para nada, estaba armado con una sonrisa. Además, en su armamento tenía las bromas que hace constantemente con los simpatizantes, familiares y periodistas. Nota tras nota, foto tras foto, diálogo tras diálogo, Mohamed seguía enfundado en el traje antiflama. Ni tiempo tuvo de descubrirse el torso para bajar la temperatura de su cuerpo, que no sólo recibía el calor de los más de 30 grados santiagueños, sino también el del otro buzo antiflama que debe vestir.
“Pobrecito... ¡qué calor le debe hacer”, se escuchó decir. Y sí, pobre, pero él se lo buscó. Sobre todo por lo que hizo en el segundo relanzamiento de la carrera. El sobrepaso a Adrián Percaz puso a delirar a los hinchas tucumanos. De eso se dio cuenta, Marianela Massa, la pareja del piloto. “La final la vi en la tribuna que estaba llena, cuando quedó segundo fue toda una ovación”, relató la rubia.
La reacción por la maniobra no merecía ser menor. Claro, siempre es mejor ser primero que segundo, pero virtualmente con ese adelantamiento, el yerbabuenense fue primero. Percaz es el escolta de Mohamed en la tabla de posiciones. Que el Peugeot 207 hubiese finalizado delante del VW Gol no era negocio porque la ventaja se habría achicado.
Si bien la calculadora le sonrió a Lucas, él confesó que no estaba pendiente de ello. “No pensaba en el campeonato, pensaba en ganar. Igual estoy muy feliz de poder subir al podio en un circuito que me complica”, reconoció.
A la que se la vio un poco complicada fue a Margarita Colomar, la mamá de Lucas. Ella se quedó en la carpa que montó especialmente su hijo para recibir a la gente. “Nooo, yo no voy a la tribuna porque me pongo más nerviosa”, afirmó. Durante toda la carrera, la señora estuvo de coche en coche y no de carrera, sino los que eran ocupados por sus nietos. Daba la sensación que quería estar más ocupada que preocupada. “Me gusta estar sola porque me pongo muy nerviosa”, reconoció. El papá de Lucas, “Lito” que atiende el motor de la máquina, lo vive en soledad. Apoyado en el paredón termense y pegado al alambrado vigila a su hijo. “Cuando ya no queda nada más por revisar antes de la final, lo único que queda es que yo me tranquilice”, reconoció el líder de los Mohamed.
Contar con la compañía de su mamá en una carrera, según el puntero del campeonato, se da pocas veces en la temporada. Por uno u otro motivo, Margarita no viaja, pero acompaña espiritualmente al único hijo varón. “Fue muy lindo poder abrazarla y no hablar sólo por teléfono que es lo que hacemos en todas las carreras”, dijo Mohamed.
La alegría de la mamá del dueño del espectáculo quedó reflejada en la promesa que le hizo. “Me dijo que va a tomar champán y eso que ella no toma nunca”, reveló. Los días especiales merecen acciones especiales. ¡A brindar!
Lucas cumplió con todos y cada uno. En la pista hizo lo que tenía que hacer, pero fuera de ella hizo más de lo que le correspondía. “Quería ganar para devolverle el apoyo a la gente”, explicó. No hubo un dejo de tristeza por no haber llegado primero. Un digno rival no lo dejó. “Ever (por Franetovich) impuso un ritmo tremendo y fue muy difícil seguírselo”, analizó mientras lo rodeaba la gente.
¿Estaba armado de paciencia? Para nada, estaba armado con una sonrisa. Además, en su armamento tenía las bromas que hace constantemente con los simpatizantes, familiares y periodistas. Nota tras nota, foto tras foto, diálogo tras diálogo, Mohamed seguía enfundado en el traje antiflama. Ni tiempo tuvo de descubrirse el torso para bajar la temperatura de su cuerpo, que no sólo recibía el calor de los más de 30 grados santiagueños, sino también el del otro buzo antiflama que debe vestir.
“Pobrecito... ¡qué calor le debe hacer”, se escuchó decir. Y sí, pobre, pero él se lo buscó. Sobre todo por lo que hizo en el segundo relanzamiento de la carrera. El sobrepaso a Adrián Percaz puso a delirar a los hinchas tucumanos. De eso se dio cuenta, Marianela Massa, la pareja del piloto. “La final la vi en la tribuna que estaba llena, cuando quedó segundo fue toda una ovación”, relató la rubia.
La reacción por la maniobra no merecía ser menor. Claro, siempre es mejor ser primero que segundo, pero virtualmente con ese adelantamiento, el yerbabuenense fue primero. Percaz es el escolta de Mohamed en la tabla de posiciones. Que el Peugeot 207 hubiese finalizado delante del VW Gol no era negocio porque la ventaja se habría achicado.
Si bien la calculadora le sonrió a Lucas, él confesó que no estaba pendiente de ello. “No pensaba en el campeonato, pensaba en ganar. Igual estoy muy feliz de poder subir al podio en un circuito que me complica”, reconoció.
A la que se la vio un poco complicada fue a Margarita Colomar, la mamá de Lucas. Ella se quedó en la carpa que montó especialmente su hijo para recibir a la gente. “Nooo, yo no voy a la tribuna porque me pongo más nerviosa”, afirmó. Durante toda la carrera, la señora estuvo de coche en coche y no de carrera, sino los que eran ocupados por sus nietos. Daba la sensación que quería estar más ocupada que preocupada. “Me gusta estar sola porque me pongo muy nerviosa”, reconoció. El papá de Lucas, “Lito” que atiende el motor de la máquina, lo vive en soledad. Apoyado en el paredón termense y pegado al alambrado vigila a su hijo. “Cuando ya no queda nada más por revisar antes de la final, lo único que queda es que yo me tranquilice”, reconoció el líder de los Mohamed.
Contar con la compañía de su mamá en una carrera, según el puntero del campeonato, se da pocas veces en la temporada. Por uno u otro motivo, Margarita no viaja, pero acompaña espiritualmente al único hijo varón. “Fue muy lindo poder abrazarla y no hablar sólo por teléfono que es lo que hacemos en todas las carreras”, dijo Mohamed.
La alegría de la mamá del dueño del espectáculo quedó reflejada en la promesa que le hizo. “Me dijo que va a tomar champán y eso que ella no toma nunca”, reveló. Los días especiales merecen acciones especiales. ¡A brindar!
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