18 Agosto 2014
VELATORIO. El féretro de Campos fue montado en un camión de bomberos. reuters
RECIFE.- La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, su antecesor, Luiz Inácio Lula da Silva, y la futura candidata a la presidencia Marina Silva participaron ayer junto a otras miles de personas de la misa en capilla ardiente del socialista Eduardo Campos, quien falleció en un accidente aéreo.
La celebración ecuménica estuvo a cargo del arzobispo de Olinda y Recife, Fernando Saburido, y se realizó a cielo abierto y bajo lluvia frente al Palacio Campo das Princesas, sede de la gobernación del Estado de Pernambuco, que Campos comandó durante siete años.
Tanto Rousseff, quien disputará la reelección en las elecciones de octubre próximo, como Lula, fueron objeto de abucheos y también de aplausos mientras saludaban a la viuda del político de 49 años, con quien tenía cinco hijos.
Otra presencia destacada en la ceremonia fue la de la candidata a vicepresidenta del PSB, la ecologista Marina Silva, quien la semana que viene será nominada oficialmente como candidata a la presidencia.
Enormes filas se formaron desde la madrugada de ayer para despedir al candidato socialista, quien dejó la gobernación de Pernambuco para dedicarse a la campaña electoral con altísimos índices de popularidad. La concentración para rendir los últimos homenajes a Campos comenzó a primeras horas de la madrugada, después de que sus restos, así como de dos asesores suyos que lo acompañaban en el vuelo en que murió, arribaron a Recife provenientes de San Paulo, donde fueron analizados para su identificación.
Los restos del asesor de prensa Carlos Percol y del fotógrafo Alexandre Severo fueron velados junto a los de Campos en el Palacio de gobierno.
Otras cuatro personas -dos pilotos, un camarógrafo y dos correligionarios de Campos en el PSB- también viajaban junto al candidato cuando el avión que los transportaba se estrelló en la ciudad de Santos, en el litoral de San Paulo, por causas que se investigan. Los cuatro fueron trasladados a sus respectivas ciudades natales.
El cortejo fúnebre recorrió tres horas las calles de Recife, pasando, a pedido a la familia de Campos, por los barrios más humildes de la ciudad, hasta el Palacio de gobierno. Campos fue sepultado junto a los restos de su abuelo, Miguel Arraes, un mítico líder izquierdista que murió, al igual que su nieto, un 13 de agosto pero de 2005. (DPA)
La celebración ecuménica estuvo a cargo del arzobispo de Olinda y Recife, Fernando Saburido, y se realizó a cielo abierto y bajo lluvia frente al Palacio Campo das Princesas, sede de la gobernación del Estado de Pernambuco, que Campos comandó durante siete años.
Tanto Rousseff, quien disputará la reelección en las elecciones de octubre próximo, como Lula, fueron objeto de abucheos y también de aplausos mientras saludaban a la viuda del político de 49 años, con quien tenía cinco hijos.
Otra presencia destacada en la ceremonia fue la de la candidata a vicepresidenta del PSB, la ecologista Marina Silva, quien la semana que viene será nominada oficialmente como candidata a la presidencia.
Enormes filas se formaron desde la madrugada de ayer para despedir al candidato socialista, quien dejó la gobernación de Pernambuco para dedicarse a la campaña electoral con altísimos índices de popularidad. La concentración para rendir los últimos homenajes a Campos comenzó a primeras horas de la madrugada, después de que sus restos, así como de dos asesores suyos que lo acompañaban en el vuelo en que murió, arribaron a Recife provenientes de San Paulo, donde fueron analizados para su identificación.
Los restos del asesor de prensa Carlos Percol y del fotógrafo Alexandre Severo fueron velados junto a los de Campos en el Palacio de gobierno.
Otras cuatro personas -dos pilotos, un camarógrafo y dos correligionarios de Campos en el PSB- también viajaban junto al candidato cuando el avión que los transportaba se estrelló en la ciudad de Santos, en el litoral de San Paulo, por causas que se investigan. Los cuatro fueron trasladados a sus respectivas ciudades natales.
El cortejo fúnebre recorrió tres horas las calles de Recife, pasando, a pedido a la familia de Campos, por los barrios más humildes de la ciudad, hasta el Palacio de gobierno. Campos fue sepultado junto a los restos de su abuelo, Miguel Arraes, un mítico líder izquierdista que murió, al igual que su nieto, un 13 de agosto pero de 2005. (DPA)