18 Agosto 2014
EN LO MÁS ALTO DEL PODIO. Mariano Werner se dio el gusto de festejar otra vez.
Había que remontarse a aquella carrera en Rosario del 22 de abril de 2012 para encontrar la última victoria de Mariano Werner en el Súper TC 2000. Pero ayer el entrerriano cortó la sequía y tuvo su debut triunfal con Fiat, marca que además logró su primer éxito en la temporada. Fue la séptima fecha corrida en Chaco, Allí, el piloto y su equipo volvieron a vivir.
Luego de siete temporadas en Toyota, Werner se alejó del TTA y este año llegó a Fiat buscando un cambio de aire después de un 2013 en el que poco pudo hacer comparado con su compañero Matías Rossi (ganador de cuatro carreras y campeón). Pese a sus ganas de revancha, la alegría demoró en llegar.
Mariano se destapó en territorio chaqueño. El sábado perdió la pole por 21/1000 con Néstor Girolami (Peugeot), pero se repuso en la jornada dominical. Ganó la segunda serie, que fue la más rápida; y con este resultado creció la posibilidad de volverse a Entre Ríos con una amplia sonrisa en su rostro. “Es una sorpresa no ver a los Peugeot adelante en la grilla de la final. Los autos tuvieron problemas diferentes, pero Werner hizo una gran clasificación”, se ilusionaba Jorge Rizzutto, Coordinador General de Fiat Auto Argentina. Y el paranaense ganó. Aunque era tanta la tensión de su equipo por una victoria que hasta Javier Ciabattari, responsable técnico, increpó e insultó a Oscar Fineschi porque su hijo Damián Fineschi era rezagado y Werner tardó un poco en superarlo. El hecho no pasó a mayores, pero tendrá consecuencias. Lo que sí prosperó fue el impecable triunfo de Mariano, el tercero en la categoría y el segundo en este circuito tras aquel logrado en 2009. “Se cortó la sequía de dos años. Tuve un buen ritmo, pero me cuidé. El fantasma de la temperatura en el motor, algo que me aquejó en la serie, se fue al caer la bandera de cuadros”, resumió el ganador, que fue escoltado por Leonel Pernía (Renault) y Ardusso.
Nada es para siempre y la sequía de Werner que se cortó ayer. Él y Fiat renovaron sus expectativas. Ganar fue un volver a vivir.
Luego de siete temporadas en Toyota, Werner se alejó del TTA y este año llegó a Fiat buscando un cambio de aire después de un 2013 en el que poco pudo hacer comparado con su compañero Matías Rossi (ganador de cuatro carreras y campeón). Pese a sus ganas de revancha, la alegría demoró en llegar.
Mariano se destapó en territorio chaqueño. El sábado perdió la pole por 21/1000 con Néstor Girolami (Peugeot), pero se repuso en la jornada dominical. Ganó la segunda serie, que fue la más rápida; y con este resultado creció la posibilidad de volverse a Entre Ríos con una amplia sonrisa en su rostro. “Es una sorpresa no ver a los Peugeot adelante en la grilla de la final. Los autos tuvieron problemas diferentes, pero Werner hizo una gran clasificación”, se ilusionaba Jorge Rizzutto, Coordinador General de Fiat Auto Argentina. Y el paranaense ganó. Aunque era tanta la tensión de su equipo por una victoria que hasta Javier Ciabattari, responsable técnico, increpó e insultó a Oscar Fineschi porque su hijo Damián Fineschi era rezagado y Werner tardó un poco en superarlo. El hecho no pasó a mayores, pero tendrá consecuencias. Lo que sí prosperó fue el impecable triunfo de Mariano, el tercero en la categoría y el segundo en este circuito tras aquel logrado en 2009. “Se cortó la sequía de dos años. Tuve un buen ritmo, pero me cuidé. El fantasma de la temperatura en el motor, algo que me aquejó en la serie, se fue al caer la bandera de cuadros”, resumió el ganador, que fue escoltado por Leonel Pernía (Renault) y Ardusso.
Nada es para siempre y la sequía de Werner que se cortó ayer. Él y Fiat renovaron sus expectativas. Ganar fue un volver a vivir.