Ellas ya ganaron el campeonato

Sus hijos están 1° y 2° en el certamen de la C-2 del Turismo Nacional

Esta historia se remonta a casi cuatro semanas atrás. Y con el tiempo, ganó vigencia. Comenzó en medio de cámaras, grabadores, corridas y ruidos de motores, en la sala de conferencias del autódromo de Las Termas. Fue verlas sentadas, luciendo las copas que sus hijos se ganaron en buena ley en la pista. Fue, en realidad, una invitación a reunirlas. Invitación mediante, Margarita Colomar, la mamá de Lucas Mohamed, fue al encuentro de Celia Heguy, la madre de Adrián Percaz. No se conocían, pero las progenitoras del puntero y del escolta del certamen de la C-2 del TN pronto entraron en sintonía. Como cuando sus hijos aceleran, ellas mantuvieron un diálogo intenso en el que el rol que asumen en las carreras deportivas de sus chicos fue el centro de la conversación. Entre otras cosas...

Margarita lleva años unida al automovilismo a través de su esposo, “Lito”, que comenzó a trabajar con las motos, fue piloto y, cuando Lucas ya estuvo en edad de acelerar una máquina, empezó a cumplir el papel de preparador. Ella, de bajo perfil, se las ingenió para ser protagonista en todo momento. No va seguido a los autódromos y prefiere quedarse en casa, aunque atenta a cómo les está yendo a “sus chicos”. “Hago las tareas del hogar, atiendo el jardín, recibo visitas, pero ellos están siempre en mi cabeza”, sostiene.

Celia es todo lo contrario. No se pierde carrera y es común ver cómo las cámaras de las transmisiones televisivas ponen su atención en ella en la zona de boxes, cada vez que su hijo pelea por cosas importantes en la pista. “¡Sí! Vivo intensamente esto. Adrián corre desde los nueve años y ahora tiene 28. Cada carrera es única. Están aquellas en la que nos vamos contentos y están las que nos vamos tristes. Pero, independiente del resultado, cada competencia se sufre. Uno espera lo mejor, pero no puede hacer nada para ello, sólo acompañar y alentar. El resto lo hace el papá, Néstor, y la gente que ayuda en el equipo”, cuenta la mujer, que vive con su familia en Villalonga (Buenos Aires).

- ¿En verdad no se conocían?

- Celia: No, nos conocíamos, aunque me parece haberla visto en alguna carrera.

- Margarita: Sí, fue hace mucho, en Concordia, cuando Lucas ganó la primera vez en el TN. Después sólo fui a verlo correr en Las Termas. Pasa que las distancias son largas, tremendas.

- C: Yo sí soy de acompañarlos, si no, me quedaría sola. Tengo a mi hija trabajando, incluso en ocasiones los fines de semana y entonces no lo dudo, elijo venir con los chicos.

- M: Yo me quedo sola, porque todos mis hijos están casados y hacen su vida.

- C: ¡Yo tadavía soy chica! jaja. Ninguno de mis chicos se casó.

- M: Uff, yo ya tengo diez nietos, todos son muy lindos y...

- C: ¡Pero si sos jovencita! ¡Qué lindo! ¿Así que siempre estás acompañada?

- M: Sí, mucho. Además, si no es a uno es a otro que tengo que cuidar.

Margarita cuenta que, cuando va a las carreras, las ve en el box del equipo. “Es que no puedo ir a las tribunas, me pongo muy nerviosa. Celia sostiene que trata de estar aislada, porque los nervios la devoran. “No quiero transmitir eso a los demás. Pero cuando no tengo dónde meterme, me voy a verlas al lado de la pista. Eso sí, en todo momento estoy rezando.”

- ¿Siempre tienen presentes las plegarias?

- M: Sí, yo rezo, desde que ellos salen de viaje hasta que vuelven. Todos los días rezo el rosario, pero particularmente lo hago cuando ellos están de viaje.

- C: Yo no llego a tanto, pero rezo. Sé que desde arriba hay alguien que nos está ayudando. Es en momentos así cuando uno más se acuerda.

Ser las “mamás de” las pone en un lugar especial. Celia así lo describe: “en lo deportivo, Adrián ya tuvo la posibilidad de pelear un campeonato. Estar en este lugar es halagador. No es para cualquiera, requiere de mucho esfuerzo, de todos lados. Cada integrante de la familia pone algo en el auto. Lo bueno en esta lucha de 2014, y lo quiero recalcar, es que tanto Lucas como Adrián, 1° y 2° del campeonato, hacen sus propios autos con sus papás.” ¿Y qué dice Margarita? “Lo mío es parecido. Mi marido vive por y para las competencias. Pasa muchas horas fuera de la casa, sobre todo cuando la carrera está cerca; duerme poco, no come casi. A veces le cocino algo, pero se olvida, lo termina comiendo todo frío, o recalentado. Pero bueno, él es así, es su forma de ser. Siempre les mando recipientes con sándwiches o cosas para que coman en el viaje y, en ocasiones, ¡se olvidan de que los llevan y vuelven a Tucumán sin haber probado nada!”

Por supuesto que cada una tiene su actividad particular. Celia cuenta que lo suyo son los trabajos administrativos. “Tenemos la actividad del campo, que nos demanda muchas horas. Adrián está mucho más dedicado a eso, mientras Néstor pone su atención en el auto, pero no olvida lo del campo. Yo ayudo en todo lo que puedo, haciendo cuestiones de papeles en ambos casos. Creo que somos un equipo hasta en eso. Se trata de colaborar en todo, en aportar lo que uno crea que es valioso. En definitiva, esta es una pasión de todos. Lo vivo desde que Néstor era corredor y armaba su propio auto. Fue campeón en 2004-2005. Y además lo viví por mi hermano Juan, también campeón 2004-2005 del TN.” Lo de Margarita, en cambio, son las tareas de ama de casa repartidas en su casa de El Corte, la atención de sus nietos, el estar pendiente de sus hijas, además de alimentar sus pasiones por la costura, las manualidades y el bello jardín de su hogar.

Para las dos, en poco más de cuatro meses llegará la oportunidad, según como se van dando los resultados, de ver a sus hijos peleando por el campeonato. “Ojalá eso se dé. Realmente volverla a encontrar va a ser un placer. El resultado final es fruto del trabajo de todo un año, más un poquito de suerte. Aquí no hay rivalidades, esto es un deporte”, sintetiza la mamá del segundo del torneo. Y la palabra final es para la progenitora del líder. “La última prueba del año será el 14 de diciembre, en Olavarría. Ojalá podamos volver a encontrarnos y que nuestros chicos sean quienes peleen por el título. Va a ser un gusto”, anheló.

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