Cortázar, el perseguido (segunda parte)

En sus distintas visitas a México, el consagrado escritor argentino fue espiado por agentes de la Dirección Federal de Seguridad. Aquí se reproducen fragmentos de cartas y documentos que hoy pueden encontrarse en el Archivo General mexicano.

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07 Septiembre 2014

Por Jacinto Rodríguez Munguía - Para LA GACETA - México DF

“Carol y yo vamos a México donde pasaremos tres meses hasta viajar a California. Tendremos vacaciones y después yo formaré parte del jurado para el premio de Nueva Imagen”, le adelantabas a Jaime Alazraki desde París el 26 de mayo de 1980.

El título del premio no era algo que pasara desapercibido para el olfato de los espías: El militarismo en Latinoamérica, “con la idea de destacar el apoyo de Estados Unidos tanto en lo económico como en lo militar hacia algunos países que están actualmente bajo la Dirección Militar”, eso apuntaron en los reportes.

Algo estaba pasando que el nivel de “riesgo” que representabas parecía haber había aumentado. Las clavijas apretaban más. Esta vez la tarea de seguirte los pasos estuvo a cargo del Grupo Especial del Departamento C-047 de la DFS. Una de las áreas creadas por Miguel Nazar Haro, el egresado de la Escuela de las Américas.

O tú y tus amistades se habían vuelto más “peligrosos”, o el viejo aparato de inteligencia de la DFS (1947-1984), se estaba quedando sin mucho “trabajo”, por lo que una reunión para evaluar trabajos de un premio se había vuelto tan importante como para mandar a los agentes del C-047.

Lo que quedó en los documentos es también una referencia de la calidad del seguimiento y de la información de las reuniones a propósito del premio.

El reporte tiene fecha de 29 de agosto de 1980: “El 25 del presente mes, en la Hacienda Cocoyoc de Oaxtepec, Morelos, se reunieron las siguientes personas: Gabriel García Márquez, Julio Scherer García, Teotonio Dosantos, Carlos Quijano, Julio Cortázar, Rafael Pérez Gavilán, Jean Casimir, Ariel Dortal (el apellido correcto es Dorfman)”.

Transcribo tal cual, incluida la sintaxis:

“Los antes mencionados han estado realizando pláticas en el lugar antes señalado para determinar la forma de premio y asimismo para analizar desde su propio enfoque ideológico los acontesimientos (sic) que están sucediendo en la República de El Salvador, Bolivia y Guatemala, y han planteado la posibilidad de elaborar una declaración pública para dar a conocer el enfoque de esas personas, hasta el momento no han acordado nada al respecto, es conveniente destacar que ha participado asimismo el obispo de la ciudad de Cuernavaca, Dr. Sergio Méndez Arceo.

“Desde luego que hubo un punto en el que todos coincidieron que es del dar amplia difusión en América Latina al concurso de referencia, con el objeto de motivar a la opinión pública latinoamericana y ante todo a los grupos afines ideológicamente, en contra de la intervención de los Estados Unidos y de apoyo a los movimientos de inconformidad y libertad, que están surgiendo en: Bolivia, El Salvador y Guatemala.

“La idea asimismo es la de premiar en alguna forma, ya sea en efectivo o mediante la publicación en la revista Proceso, o bien en la Edisión (sic) de un libro patrocinado por la editorial Nueva Imagen, al triunfador de la reseña que destaque en forma objetiva y convincente los movimientos Revolucionarios que se llevan actualmente en América Latina y que asimismo destaque la intervención y el apoyo de los Estados Unidos a los Gobiernos Militares de cono Sur”.

Con eso es más que suficiente, ¿no te parece?

Ahora se sabe que el C-047 tenía entre sus tareas diseñar la estrategia de combate a la guerrilla mexicana y a la Brigada Blanca, otro grupo paramilitar creado también por Nazar Haro, le correspondía ejecutar tal estrategia.

Un dato: el ganador del ese concurso fue Carlos Martínez Moreno, escritor uruguayo exiliado en México, que en El color que el infierno me escondiera incluye una serie de “espléndidos cuentos”. Así lo calificaste en una carta a Jaime Alazraki.

* * *

Julio, no solamente en París eras bien “atendido” por la policía. No sé cuántos metros mida tu expediente francés, sobre todo si, como dices, la policía de allá “apretaba más las clavijas”, o el del G-2 cubano, ahora sabes que también en México lo hacían. No eras un riesgo, pero no les dabas confianza.

Por eso te pusieron a sus sabuesos. Porque a pesar de tus “buenas” amistades con intelectuales cercanos al poder, ese viejo animal que llevaba para entonces más 40 años en la Presidencia, al PRI, no dejabas de frecuentar a otros no tan cómodos, como Julio Scherer, quien por razones no del todo contadas se había distanciado del poder. En fin.

Te seguían porque no dejabas de ser incómodo para los poderes autoritarios y ellos sabían que navegaban en dos aguas: entre una aparente democracia y una dictadura perfecta.

Para entonces, creo que tenías idea del espionaje que se ejercía contra ti. Algo de ello le cuentas a Laure Bretone, precisamente desde Zihuatanejo, México, el 20 de agosto de ese 1980:

“Nos alegró mucho recibir tus noticias en esta lejana y solitaria playa. Nos pareció casi un milagro, porque se han perdido muchas cartas provenientes de Francia, y lo que es peor, un sobre que contenía el correo de 15 días y que un amigo fue a buscar a la rue Martel para enviarlo a México.

Siempre es desagradable pensar que entre esas cartas podía haber alguna cosa realmente importante, y que alguien en algún rincón del mundo está esperando una repuesta que no va a llegar nunca”.

* * *

Cuba, Chile, Argentina, Uruguay, otros países se iban sumando a tus preocupaciones. Y todavía faltaba uno al que le dedicarías tus compromisos: Nicaragua. Hacia diciembre de 1979 cancelabas tu estancia en Harvard y California, para dedicar más tiempo a “cuestiones de América Latina”, le confiesas a Jaime Alazraki:

“Acabo de volver de un congreso sobre el exilio y de una semana maravillosa y emocionante en Nicaragua, donde me encontré con un pueblo que todavía no parece comprender que está definitivamente a salvo del horror de (Anastacio) Somoza, pues diariamente se despierta con la misma sensación de maravilla y se frota por así decir los ojos frente a una realidad tan diferente y tan extraordinaria. El problema es que el mundo entero ha dejado sola a Nicaragua”.

De tus batallas por Nicaragua, la DFS dejó registro el 24 de enero de 1983. “El escritor Argentino Julio Cortázar, aplaudió el apoyo dado al proceso sandinista por los reconocidos intelectuales Carlos Fuentes, de México; Gunter Grass, de Alemania Federal y el británico Graham Green”.

Ese mismo 24 de enero le escribías a Laure Bataillon desde Managua:

“Estoy bien, trabajando enormemente en Nicaragua donde hay tanto qué hacer. La situación sigue muy tensa, y diariamente mueren combatientes sandinistas asesinados por somocistas que entran desde la frontera con Honduras”.

Creo que preferirías no saber lo que hoy es esa Nicaragua o qué son hoy quienes la gobiernan. Los estudiosos, como Francisco de la Guerra, creen que la revolución de Nicaragua que tú apoyaste se entiende mejor a partir de tu relación con Sergio Ramírez, primer presidente de Nicaragua sin Somoza.

Habría que decirte que la Nicaragua que imaginaba Sergio Ramírez está muy lejos de lo que es en este 2014. Mejor ni hablemos de ello.

* * *

México no sería un país de paso para ti ni sería indiferente en tu existencia. Carlos Fuentes llegó a contar tus palabras sobre México: “Cortázar llegó tarde a México. Me dijo después de su viaje, en 1975, que Oaxaca, Monte Albán, Palenque, eran lugares metafísicos donde convenía pasarse horas de quietud, en silencio, aprovechando eso que Henry James llamaba ‘una visitación’”.

De las leyendas prehispánicas que pueblan nuestro pasado nacerían dos de tus cuentos: “La Noche Boca Arriba” y “Axolotl”. A esos lugares volverías en junio de 1980 a caminar con Carol Dunlop.

Más hojas sobre tu persona llenaron los agentes de la DFS: tu participación en septiembre del 82 en el encuentro Diálogo de las Américas en Bellas Artes y otras tantas. La última quedó marcada con la fecha 3 de marzo de 1983, en Filosofía y Letras de la UNAM.

Tu ponencia duró de las 19:40 a las 20:50. Dice el reporte que elaboró el agente Serafín Sandoval que asistieron a escucharte 1.200 estudiantes. Y éste es el último párrafo que redactó:

“Enseguida se refirió a la situación que ha vivido el pueblo de honduras con todos sus problemas a través de sus fronteras violadas… también hizo una descripción de las partes o lugares y el como viven los hondureños, agregando para finalizar que durante una noche en Honduras frente a una fogata manifestó a unos de sus compañeros, que algún día podrán contemplar ese cielo para mirar las estrellas y no para detectar a los aviones que los atacan.

“La conferencia se dio por terminada a la hora señalada sin registrarse incidente alguno”.

* * *

Los documentos que hablan de ti, Julio, habitan con cientos de gatos que caminan lentos y perezosos por las lajas y los jardines de Lecumberri. Una lluvia discreta cae y un viejo que pasa sus horas en estos archivos llama a una gata, amorosamente, “Mocosa”.

Compartes espacio con las ánimas de los tantos presos que no regresaron a las calles. Vives con las almas de los que murieron acá cuando en este lugar se archivaban cuerpos, esas almas que, cuentan algunos viejos trabajadores, se fueron apropiando de todos los espacios.

En esta esta mañana nublada, mientras leo una a una las fichas de quienes siguieron tus pasos, mientras te imagino debatiendo, lanzando tus argumentos, de una radio vieja se escapa un largo de trompeta importunando el cotidiano silencio de este lugar. Una pieza de jazz trastrabilla entre tus papeles.

Sigo leyendo fichas y te imagino botado de la risa, abrazado a tu saxofón o a “Theodoro W. Adorno”, tu gato… y se filtra en el recuerdo esa frase que pusiste en los labios de Johny, en El Perseguidor:

“Esto lo estoy tocando mañana…Esto ya lo toqué mañana”.

Sí, esto, también ya lo había leído mañana.

Feliz cumpleaños, feliz centenario, Julio.

© LA GACETA / Emequis

Jacinto Rodríguez Munguía - Periodista mexicano, fundador de Milenio Diario. Un especial multimedia sobre Julio Cortázar puede verse en www.m-x.com.mx.

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