Bendita cábala para Lawn Tennis

Dos “fanas” del “Tennis” repitieron el ritual de 2012 y volvieron a festejar.

FIESTA EN LAS TRIBUNAS. El aliento de los “benjamines” fue constante y tuvieron recompensa viendo al equipo con la Copa. FIESTA EN LAS TRIBUNAS. El aliento de los “benjamines” fue constante y tuvieron recompensa viendo al equipo con la Copa.
Bengalas. Humo blanco y amarillo de un lado; verde y negro del otro. Muchos papelitos y estruendos a cada rato. La previa a la final es la de siempre, con pasión y colores de sobra. Pero, por un instante, Ana Castellote entra en escena y se vuelve protagonista. Pisa la línea de cal casi en puntitas, riega por dos segundos la cancha y vuelve sigilosa a su lugar.

El área perfectamente elegida y el instante (apenas minutos antes de que los equipos entren al campo) la “deschavaron”. Ana no tiraba agua por tirar. “Claro que no, era agua bendita que viene de San Francisco Solano, del Pozo del Pescado, en Trancas”, explica la señora que junto a su amiga Graciela López Isla, ya eligió el lugar para observar la inminente final.

Entre su ritual y la ovalada arriba para el partido a en marcha, las señoras explicaron la cábala que también practicaron en 2012, justamente en el último campeonato conseguido por su “benjamín”. “Lo hicimos aquella vez y por eso ahora vinimos con la idea fija de repetirlo”, cuentan ya con el frasquito guardado, pero sacando a la luz la historia detrás de su creencia.

“San Francisco Solano llegó a América a evangelizar hace 400 años. Bajando llegó a Tucumán donde encontró aborígenes desesperados por la falta de agua. Entonces él, con su bastón, hizo agujeros en la tierra y es así que desde hace 400 años brota agua en aquel lugar. Se trata de agua pura que hasta podes guardar en un botella 10 años y siempre estará igual”, explica Ana, sorprendida por algunas ironías de la vida.

“Es que toda la vida fuimos a veranear a Colalao y nunca supimos de ese lugar, hasta que hace tres años una señora nos contó la historia. Cuando llegué me impactó mucho: había una paz, mansedumbre y recogimiento increíbles. Confié y me hice muy devota y por eso tiré el agua. Ahora la fe está puesta en los chicos. Hago el esfuerzo de ir siempre que puedo hasta allá y ahora les toca a ellos hacerlo en la cancha”, decía Ana mientras los equipos salían a la cancha, sabiendo que su parte en esta historia ya estaba hecha repitiendo su bendita cábala. Luego Lawn Tennis aportó lo suyo y todo dio resultado.

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