26 Octubre 2014
EXPLOSIÓN DE ALEGRÍA. Los simpatizantes de Dilma coparon la avenida Paulista, la principal de San Pablo. REUTERS
RÍO DE JANEIRO.- Al conquistar un segundo mandato, Dilma Rousseff convirtió su Partido de los Trabajadores en la agrupación política con más victorias electorales consecutivas en la historia de Brasil, pero enfrentará duros desafíos en sus próximos cuatro años de gestión. El ex sindalisca Lula da Silva creó en 1980 el partido de izquierda e inauguró la “dinastía” al llegar al poder en 2003. El PT festejó además su cuarta victoria consecutiva sobre su “archirrival”, el Partido de la Social Democracia Brasileña, que gobernó con Fernando Cardoso entre 1995 y 2002, pero que salió derrotado ante Lula en los comicios de 2002 y 2006 y por Rousseff en 2010 y de 2014.
La victoria, sin embargo, viene acompañada por desafíos y amenazas: “Rousseff deberá iniciar su nuevo mandato en la práctica ya en el día siguiente (al de la elección), ante la enorme lista de problemas a resolver”, afirmó el diario “Folha de Sao Paulo”. La primera y más importante tarea será la de reunificar Brasil, tras una campaña electoral que dividió el país y desató en las redes sociales y en las calles una “guerra” de denuncias y ofensas entre electores de Rousseff y de Aécio Neves. “Habrá mucho trabajo para limpiar la basura electoral, reparar los daños, impedir retrocesos y preparar el país para el futuro de los próximos años”, resumió el diario “O Globo”.
Rousseff deberá lidiar con dos serios desafíos: la crisis del modelo económico adoptado desde 2003 y las denuncias de corrupción en la más importante empresa estatal: la petrolera Petrobras. Hasta ahora no se dimensiona el escándalo. Las investigaciones son secretas. Lo único oficialmente divulgado por la Justicia es que un ex director de la empresa afirmó que desviaba el 3% del valor de los contratos firmados por Petrobras (2004 y 2012) para financiar partidos aliados del gobierno, en especial al PT. Según la prensa -no lo confirmó la Justicia- los sobornos habrían beneficiado a decenas de políticos, ministros, diputados, senadores y gobernadores, y que tanto Rousseff y Lula estaban enterados de las irregularidades. Si se confirmaran esas denuncias, Dilma inicia su segundo mandato bajo la amenaza de una grave crisis institucional, cuya superación será esencial para la supervivencia del gobierno.
La victoria, sin embargo, viene acompañada por desafíos y amenazas: “Rousseff deberá iniciar su nuevo mandato en la práctica ya en el día siguiente (al de la elección), ante la enorme lista de problemas a resolver”, afirmó el diario “Folha de Sao Paulo”. La primera y más importante tarea será la de reunificar Brasil, tras una campaña electoral que dividió el país y desató en las redes sociales y en las calles una “guerra” de denuncias y ofensas entre electores de Rousseff y de Aécio Neves. “Habrá mucho trabajo para limpiar la basura electoral, reparar los daños, impedir retrocesos y preparar el país para el futuro de los próximos años”, resumió el diario “O Globo”.
Rousseff deberá lidiar con dos serios desafíos: la crisis del modelo económico adoptado desde 2003 y las denuncias de corrupción en la más importante empresa estatal: la petrolera Petrobras. Hasta ahora no se dimensiona el escándalo. Las investigaciones son secretas. Lo único oficialmente divulgado por la Justicia es que un ex director de la empresa afirmó que desviaba el 3% del valor de los contratos firmados por Petrobras (2004 y 2012) para financiar partidos aliados del gobierno, en especial al PT. Según la prensa -no lo confirmó la Justicia- los sobornos habrían beneficiado a decenas de políticos, ministros, diputados, senadores y gobernadores, y que tanto Rousseff y Lula estaban enterados de las irregularidades. Si se confirmaran esas denuncias, Dilma inicia su segundo mandato bajo la amenaza de una grave crisis institucional, cuya superación será esencial para la supervivencia del gobierno.