Información vs. realidad

Hace un mes viajé al norte de Brasil con mis dos hijos, de 5 años y de 8 meses. Unas semanas antes averigüé en la aerolínea qué servicios y comodidades ofrecían a una mamá con niños a bordo. Por cuestiones de organización mi marido no viajaba conmigo.

Había leído en la web oficial que prometían la primera fila de asiento si los niños eran menores de dos años (viajan a upas de su mamá) y hasta comentaban que existía la opción de pedir una cunita. Para asegurarme llamé al call center y me dijeron que me quedara tranquila porque esa información era correcta. Me explicaron que no iba a poder hacer el check in online, justamente, porque la aerolínea prefiere acomodar mejor a los adultos que viajan con bebés. Mi enorme desilusión fue que en el mostrador del aeropuerto de Córdoba, a las 5 de la mañana, mi asiento reservado era uno de los últimos. Le expliqué a la señorita que en la web la información era otra, pero me respondió que se trataba de una cuestión de disponibilidad. Conclusión: viaje con los niños cerca del baño a pesar de mis quejas.

Otro tema fue el cochecito. Si es paragüita, algunas aerolíneas permiten llevarlo hasta la puerta de embarque y en cada conexión se lo puede retirar en las cintas. De ida no hubo problemas, pero a la vuelta lo despacharon con el equipaje. Cuando solicité el cochecito que tienen las empresas para uso interno en el aeropuerto nunca encontraron uno. Parecen tonteras, pero cuando uno viaja con niños chicos esto es un mundo.

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