Por Abrehu Carlos
21 Diciembre 2014
Noviembre de 1985 marcaba la primera prueba electoral para el radicalismo que había llegado al poder en 1983. Aumentar el número de diputados adictos era la meta del oficialismo.
En ese clima se insertó la celebración del II Plenario Nacional de la Juventud Radical en Tucumán. Octubre del 85 fue, en ese sentido, testigo del desfile de figuras de fuste del partido gobernante. La ofensiva proselitista se extendió más allá del encuentro juvenil y no cesó hasta días antes de los comicios del 3 de noviembre. La realización del encuentro es el reconocimiento unánime del trabajo de la JR tucumana, destacó la junta de gobierno del distrito al auspiciar el acto. Guillermo Tuma, Luis Yanicelli y Raúl Pellegrini representaron a la JR tucumana.
Tensiones previas
La primera reunión de reorganización nacional de la juventud se concretó en Buenos Aires a fines de 1984, con la presencia de 14 distritos.
En esa oportunidad, la Junta Coordinadora Nacional (JCN) impuso a Jesús Rodríguez como presidente, y controló la mayoría en los distintos órganos partidarios, Mario Negri -vicepresidente- y Pablo Soria -secretario general- secundaban a Rodríguez.
Se reprodujo en ese ámbito la pugna desatada entre la JCN y el Movimiento de Renovación y Cambio (MRC). Este era reticente a la apertura del partido, mientras que la primera sostenía la posición opuesta.
Con tres dedos en alto, en alusión al tercer movimiento histórico, la barra de la JCN gritaba “somos la patota de Alem e Yrigoyen, somos la Juvevtud Radical”. La estudiosa Virginia Persello evocó ese cántico, que se entonó tras la designación de Rodríguez en su Historia del Radicalismo.
No obstante, en la JCN no tardaron en emerger diferencias de matices. El santafesino Luis Alberto “Changui” Cáceres asomó con perfil propio.
Antes del encuentro tucumano, Rodríguez admitió que existían diferencias entra la Coordinadora y el MRC, pero aclaró que convivían bajo la conducción de Alfonsín. La Coordinadora es la expresión de participación juvenil en el partido, precisó el dirigente. Explicó que el objetivo consistía en sumar más diputados para el proyecto alfonsinista.
La nueva mesa
Buenos Aires proponía a Carlos Raimundi (JCN) para nuevo titular de la JR. Tucumán presionaba por la vicepresidencia primera para el edil Luis Yanicelli. Rodríguez dejaba el puesto a un dirigente identificado con su corriente. Años después, Raimundi circularía por otras siglas partidarias. Hoy es diputado nacional por Nuevo Encuentro, el partido de Martín Sabbatella.
Durante la sesión final del 6 de octubre, se leyó un mensaje de Alfonsín que instaba a la tolerancia, la lucha limpia y el trabajo paciente. Cuando Carlos Muiño mencionó a Federico Storani (cordobés, pero funcional a la Coordinadora bonaerense) fue abucheado; y aplaudido al nombrar a “Changui” Cáceres.
Al confirmarse que Raimundi presidía la JR, delegados del MRC se retiraron. Se impuso un hombre de la minoría de Buenos Aires, dijo Guillermo Morlachi. Yanicelli quedó como vice primero. Se interpretó que la fórmula Raimundi-Yanicelli alejaba a la JR de la puja entre Cáceres y Enrique Nosiglia dentro de la JCN.
Hemos vencido la ley de la gravedad, afirmó Yanicelli, que con Raimundi había trabajado en esa operación desde hacía varios meses. De ese modo habían desartuclado el eje Capital Federal-Santa Fe.
César Jarovlavsky arengó a los jóvenes a respaldar al gobierno y criticó el rol de la CGT de Saúl Ubaldini. En un documento aprobado por el plenario, la JR destacó la vigencia plena del estado de derecho como garantía de libertad y justicia, que posibilitó el juicio a las Juntas Militares.
Desde Buenos Aires avalaron la representatividad de Raimundi, mientras que Muiño aclaró que sólo rescató el valor histórico de la juventud.
En ese clima se insertó la celebración del II Plenario Nacional de la Juventud Radical en Tucumán. Octubre del 85 fue, en ese sentido, testigo del desfile de figuras de fuste del partido gobernante. La ofensiva proselitista se extendió más allá del encuentro juvenil y no cesó hasta días antes de los comicios del 3 de noviembre. La realización del encuentro es el reconocimiento unánime del trabajo de la JR tucumana, destacó la junta de gobierno del distrito al auspiciar el acto. Guillermo Tuma, Luis Yanicelli y Raúl Pellegrini representaron a la JR tucumana.
Tensiones previas
La primera reunión de reorganización nacional de la juventud se concretó en Buenos Aires a fines de 1984, con la presencia de 14 distritos.
En esa oportunidad, la Junta Coordinadora Nacional (JCN) impuso a Jesús Rodríguez como presidente, y controló la mayoría en los distintos órganos partidarios, Mario Negri -vicepresidente- y Pablo Soria -secretario general- secundaban a Rodríguez.
Se reprodujo en ese ámbito la pugna desatada entre la JCN y el Movimiento de Renovación y Cambio (MRC). Este era reticente a la apertura del partido, mientras que la primera sostenía la posición opuesta.
Con tres dedos en alto, en alusión al tercer movimiento histórico, la barra de la JCN gritaba “somos la patota de Alem e Yrigoyen, somos la Juvevtud Radical”. La estudiosa Virginia Persello evocó ese cántico, que se entonó tras la designación de Rodríguez en su Historia del Radicalismo.
No obstante, en la JCN no tardaron en emerger diferencias de matices. El santafesino Luis Alberto “Changui” Cáceres asomó con perfil propio.
Antes del encuentro tucumano, Rodríguez admitió que existían diferencias entra la Coordinadora y el MRC, pero aclaró que convivían bajo la conducción de Alfonsín. La Coordinadora es la expresión de participación juvenil en el partido, precisó el dirigente. Explicó que el objetivo consistía en sumar más diputados para el proyecto alfonsinista.
La nueva mesa
Buenos Aires proponía a Carlos Raimundi (JCN) para nuevo titular de la JR. Tucumán presionaba por la vicepresidencia primera para el edil Luis Yanicelli. Rodríguez dejaba el puesto a un dirigente identificado con su corriente. Años después, Raimundi circularía por otras siglas partidarias. Hoy es diputado nacional por Nuevo Encuentro, el partido de Martín Sabbatella.
Durante la sesión final del 6 de octubre, se leyó un mensaje de Alfonsín que instaba a la tolerancia, la lucha limpia y el trabajo paciente. Cuando Carlos Muiño mencionó a Federico Storani (cordobés, pero funcional a la Coordinadora bonaerense) fue abucheado; y aplaudido al nombrar a “Changui” Cáceres.
Al confirmarse que Raimundi presidía la JR, delegados del MRC se retiraron. Se impuso un hombre de la minoría de Buenos Aires, dijo Guillermo Morlachi. Yanicelli quedó como vice primero. Se interpretó que la fórmula Raimundi-Yanicelli alejaba a la JR de la puja entre Cáceres y Enrique Nosiglia dentro de la JCN.
Hemos vencido la ley de la gravedad, afirmó Yanicelli, que con Raimundi había trabajado en esa operación desde hacía varios meses. De ese modo habían desartuclado el eje Capital Federal-Santa Fe.
César Jarovlavsky arengó a los jóvenes a respaldar al gobierno y criticó el rol de la CGT de Saúl Ubaldini. En un documento aprobado por el plenario, la JR destacó la vigencia plena del estado de derecho como garantía de libertad y justicia, que posibilitó el juicio a las Juntas Militares.
Desde Buenos Aires avalaron la representatividad de Raimundi, mientras que Muiño aclaró que sólo rescató el valor histórico de la juventud.