22 Diciembre 2014
BUENOS AIRES.- El oficialismo negó que los cambios en la Secretaría de Inteligencia busquen controlar a la Justicia ante investigaciones por supuesta corrupción que enfrentan varios funcionarios kirchneristas, mientras desde la oposición advirtieron que “es muy probable que La Cámpora ocupe puestos clave” en el organismo.
Tras la llegada del ex secretario general de la Presidencia Oscar Parrilli a la ex SIDE, el diputado nacional del Frente para la Victoria Carlos Kunkel consideró que no cree que “los cambios en el organismo respondan a una pelea del Gobierno con la Justicia federal”.
En este sentido, justificó que “la cabeza del sector desplazado de la (ex) SIDE dentro del sector judicial es Luis Maria Cabral, quien sigue siendo el presidente de la Asociación de Magistrados”.
Jaunarena, muy crítico
En este marco, quien también criticó el control del Gobierno sobre la ex SIDE fue el ex ministro de Defensa del radicalismo Horacio Jaunarena, quien cuestionó que si ponen a dirigir el organismo a “un hombre que no tiene antecedentes y experiencia en la materia es evidente que quien va a manejarlo será el que tenga más años de experiencia y tecnología”.
Apuntó que “se habla de la Secretaría de Inteligencia y del área de Inteligencia del Ejército, pero ahora es en realidad una sola dependencia” y sostuvo que “no hay ninguna razón externa que justifique un incremento del presupuesto del área de inteligencia” porque han disminuido los frentes de conflictos externos. En tanto, expresó que “en la Argentina se ha deformado tanto la cuestión de la Inteligencia del Estado que ya casi nadie cuestiona que nos espíen. Sólo parece preocupar a quién se espía y para qué”.
“Es un valor aceptado y nadie desmiente que la fuerza está realizando tareas de inteligencia interna”, alertó.
Ante el fortalecimiento del jefe del Ejército, general César Milani dijo que “en los últimos años ha dotado de modernos equipos e instalaciones más modernos a la Dirección General de Inteligencia del Ejército para perfeccionar las redes de espionaje”.
Por su parte, Aníbal Fernández, secretario general de la Presidencia, dijo que “los servicios” de inteligencia “no son una expresión autónoma de un Gobierno”. Recordó que el jefe del Ejército, general César Milani, “no puede” ser director de la SI “por la Ley de Seguridad Interior y por otra ley, la 25.520, de Inteligencia”.
Fernández señaló ante consultas del diario Perfil que “tenía buena relación” con el desplazado secretario de Inteligencia, Héctor Icazuriaga y con Francisco Larcher”.
“Siempre nos pusimos de acuerdo en cómo resolverlo y había vasos comunicantes”, añadió el funcionario. Comentó no saber “si son necesarios” más cambios en el Gabinete. Consultado sobre si el gobierno perdió los vínculos con los servicios, dijo: “Cómo no van a tener vínculos!”. Por último, le marcó la cancha a Jorge Capitanich sobre su función de vocero y las clásicas conferencias del jefe de Gabinete. “Vengo todos los días a las 7.30. Si me paran los periodistas, les voy a contestar”, señaló. (DyN)
Tras la llegada del ex secretario general de la Presidencia Oscar Parrilli a la ex SIDE, el diputado nacional del Frente para la Victoria Carlos Kunkel consideró que no cree que “los cambios en el organismo respondan a una pelea del Gobierno con la Justicia federal”.
En este sentido, justificó que “la cabeza del sector desplazado de la (ex) SIDE dentro del sector judicial es Luis Maria Cabral, quien sigue siendo el presidente de la Asociación de Magistrados”.
Jaunarena, muy crítico
En este marco, quien también criticó el control del Gobierno sobre la ex SIDE fue el ex ministro de Defensa del radicalismo Horacio Jaunarena, quien cuestionó que si ponen a dirigir el organismo a “un hombre que no tiene antecedentes y experiencia en la materia es evidente que quien va a manejarlo será el que tenga más años de experiencia y tecnología”.
Apuntó que “se habla de la Secretaría de Inteligencia y del área de Inteligencia del Ejército, pero ahora es en realidad una sola dependencia” y sostuvo que “no hay ninguna razón externa que justifique un incremento del presupuesto del área de inteligencia” porque han disminuido los frentes de conflictos externos. En tanto, expresó que “en la Argentina se ha deformado tanto la cuestión de la Inteligencia del Estado que ya casi nadie cuestiona que nos espíen. Sólo parece preocupar a quién se espía y para qué”.
“Es un valor aceptado y nadie desmiente que la fuerza está realizando tareas de inteligencia interna”, alertó.
Ante el fortalecimiento del jefe del Ejército, general César Milani dijo que “en los últimos años ha dotado de modernos equipos e instalaciones más modernos a la Dirección General de Inteligencia del Ejército para perfeccionar las redes de espionaje”.
Por su parte, Aníbal Fernández, secretario general de la Presidencia, dijo que “los servicios” de inteligencia “no son una expresión autónoma de un Gobierno”. Recordó que el jefe del Ejército, general César Milani, “no puede” ser director de la SI “por la Ley de Seguridad Interior y por otra ley, la 25.520, de Inteligencia”.
Fernández señaló ante consultas del diario Perfil que “tenía buena relación” con el desplazado secretario de Inteligencia, Héctor Icazuriaga y con Francisco Larcher”.
“Siempre nos pusimos de acuerdo en cómo resolverlo y había vasos comunicantes”, añadió el funcionario. Comentó no saber “si son necesarios” más cambios en el Gabinete. Consultado sobre si el gobierno perdió los vínculos con los servicios, dijo: “Cómo no van a tener vínculos!”. Por último, le marcó la cancha a Jorge Capitanich sobre su función de vocero y las clásicas conferencias del jefe de Gabinete. “Vengo todos los días a las 7.30. Si me paran los periodistas, les voy a contestar”, señaló. (DyN)
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