Las críticas al aeropuerto Benjamín Matienzo

No tuvo la suerte de otros que mejoran constantemente en los servicios que ofrecen al usuario, porque son conscientes de que sin él la actividad no existiría. Un aeropuerto es una de las puertas a un país, a una ciudad, por lo tanto, la lógica indica que debería esperarse la atención al viajero. Sin embargo, no siempre es así, con alguna frecuencia, nuestra aeroestación recibe críticas.

Recientemente, en nuestra sección Cartas, dos lectores se refirieron a distintas deficiencias en el aeropuerto Teniente Benjamín Matienzo. “Es inaudito que llegar (a la aeroestación) para despedir o recibir a alguien lleve consigo el ‘castigo’ de esperar de pie ante una posible y muchas veces frecuente demora, sin considerar a personas enfermas o ancianas que puedan viajar por necesidad. La aparente ‘solución’ es sentarse en el bar y consumir, lo que en dinero cuesta bastante caro. El acceso a la terraza sigue clausurado, con variadas explicaciones dadas por el personal de esta terminal... la calidad del audio es muy deficiente, parece que hablan en un idioma desconocido, que nadie logra entender. A veces es duro decir la verdad, en nuestro país se esta tornando costumbre dar explicaciones para tapar verdaderos intereses, pero se debe entender que las personas al quejarse saben poner lo que más duele delante. Acceder a áreas para darle a un familiar o amigo una despedida/bienvenida humanamente razonable es un derecho que todos tenemos”, escribió el lector Pablo Giunta (3/1).

Carlos J. Dumit (carta del 7/1) señaló: “Para viajar vía aérea a Florianópolis, México, Europa, Iquique, Punta Cana, Buzios, tenemos que trasladarnos vía terrestre, a los aeropuertos de Salta o Córdoba. Nuestro aeropuerto ‘internacional’ solo tiene destino a un solo lugar Buenos Aires, tanto de ida como de vuelta. Años atrás había vuelos a otros destinos dentro de nuestro país (Córdoba, Mendoza, Cataratas, Rosario, Mar del Plata). Ya no es la primera vez que se insiste sobre este tema y las autoridades hacen oídos sordos”.

A estas críticas, se suma un problema en el peaje, cuando llegan los vuelos. Para salir de la aeroestación se forma una tediosa cola de vehículos, tanto de aquellos que han ido a buscar pasajeros o de los que han tomado un taxi para venir hasta el centro de la ciudad.

El aeropuerto Benjamín Matienzo se “graduó” de internacional el 8 de julio de 1994, ocasión en que se realizó un acto en el que participó el entonces presidente Carlos Saúl Menem, que había venido a nuestra ciudad para presidir la celebración del Día de la Independencia. El 1° de diciembre de 1998, la aeroestación pasó a manos de Aeropuertos Argentina 2000, consorcio de capitales nacionales y extranjeros.

Desde que se hizo internacional, el Matienzo nunca llegó a alcanzar la jerarquía que debería tener. Problemas con la autobomba, con las mangas, con la quema de cañaverales que lo rodean y que en ocasiones entorpecieron el aterrizaje o el despegue de los aviones, fueron una constante. Como bien pregunta el lector Dumit, ¿por qué tiene la categoría de internacional si solo se puede viajar a Buenos Aires?

El avión suele ser el medio de transporte habitual de nuestros gobernantes y políticos, razón por la cual deberían ocuparse de que se cumpliera el rango de nuestra aeroestación en beneficio del progreso de Tucumán.

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