Pasión por el Dakar cocinada a las brasas

El Vivac, un horno lleno de alegría.

FOTOS DE HECTOR PERALTA / LA GACETA FOTOS DE HECTOR PERALTA / LA GACETA
TERMAS DE RÍO HONDO, (Carlos Werner, enviado especial).- El Dakar es un compendio de sensaciones extremas, se esté o no arriba de un vehículo. Los casi 50 grados que se sintieron ayer en el pavimento del playón de boxes del autódromo de Las Termas dan cuenta de ello. Y como todo infierno tiene un bálsamo: lo fue la carpa de Argentina Turismo para la mayoría de los asistentes al lugar, como también las carpas VIP montadas para invitados especiales.

La torre de Babel en que se convierte cualquier vivac tiene, como en el caso del montado en el trazado termense, un toque de glamour: no todos tienen una estructura a disposición como la de este autódromo internacional. Que está en obras porque su sorprendente estructura no para de crecer. De hecho, ya está levantado el nuevo sector de boxes, que se suma a los ya existentes y que amplía a unos 19.000 metros cuadrados esa superficie, que espera por el MotoGP en abril.

Sin embargo, en casa de herrero cuchillo de palo. Para mantener el espíritu Dakar de la competición, por ejemplo, las cómodas y extensas instalaciones administrativas y de prensa ubicadas en el primer piso no fueron ocupadas, salvo por algunos medios nacionales que, al no ser acreditados permanentes de la carrera, no contaban con servicio de internet. Entonces, todos los periodistas y fotógrafos que siguen la carrera desde el primer día fueron ubicados en un galpón de boxes, codo a codo, en típicas mesas de madera y con mayoría de enchufes del tipo francés. Y los temporarios arriba, con acondicionador de aire y comodidades, provistas gentilmente por autoridades del trazado.

Lo típico de los vivac estuvo presente en Las Termas. Desde la amplia carpa (sin acondicionar) que oficia de comedor, los puestos de venta de merchandising, las carpas de los auspiciantes, las oficinas de cómputos, de comisariato deportivo. Y los motorhomes, camiones, colectivos, camionetas, combis, etcétera, ocupando cada centímetro disponible. Con decir que hasta los playones quedaron chicos y hubo algunos equipo que debieron ubicarse hasta 750 metros del centro neurálgico, hasta cerca del taller del Top Race NOA.

Y si dentro del vivac cocinado a fuego lento hubo mucho para ver, lógicamente en las adyacencias también. Fanáticos y sus familias llevaron a lo más alto al aplausómetro. Se mantuvieron estoicos a la vera de la avenida costanera, pese a que el día invitaba más para darse un chapuzón en las aguas cercanas.

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