Casi perfecto

Sprenger, la figura del torneo, lamentó haberle ganado la final a Huirapuca, club que lo formó.

DOBLE. Sprenger se llevó el reconocimiento como el mejor. Deportivamente, con los aplausos y el dinero que aportó un sponsor. foto de paula carlino DOBLE. Sprenger se llevó el reconocimiento como el mejor. Deportivamente, con los aplausos y el dinero que aportó un sponsor. foto de paula carlino
El llamado no se puede desoír, y menos cuando proviene del seleccionado tucumano. Lo único que Isaac Sprenger le pidió al destino es que no cruzara a Huirapuca (Buteler) en su camino. Para un rugbier, enfrentarse a su club es como enfrentarse a su familia. Mala suerte para él: no sólo debió hacerle frente; tuvo que hacerlo en la mismísima final por la Copa de Oro.

“Nada menos que en la final. Una sensación fea, honestamente, pero cuando te ponés la camiseta de Tucumán, no podés guardarte nada, aunque enfrente esté tu club. Por más que doliera, había que darlo todo”, se resignó el wing, elegido como Mejor Jugador del torneo. “La verdad que no esperaba esta distinción. Lo que sí, siempre trato de cumplir dentro de la cancha de la mejor manera, más que nada por el equipo”, expresó.

Para mayor ironía, Isaac consiguió con otra camiseta la revancha que ansiaba desde el año pasado, cuando jugando para “huira” perdió una final ajustadísima a manos de Salta. “Tengo la revancha que quería. Y en cierta manera también lo tomo como un desquite para el equipo, por la final que no pudo ganar en Paraná a Buenos Aires. Nos debíamos un triunfo”, aseguró Sprenger, autor de siete tries, la misma cantidad que lo consagró tryman de los Pumitas M18 en los Juegos Olímpicos de la Juventud, en Nanking (China).

“Otra vez siete. Es mi número de la suerte, je”, bromeó con mucha felicidad Sprenger.

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