09 Febrero 2015
EN DUPLA. Vilas formó un dobles informal con Facundo Palacios. la gaceta / fotos de osvaldo ripoll
Que Gastón Gaudio haya ganado dos de los tres súper tie-break por 11-8, 7-11 y 11-9 ante Guillermo Vilas es irrelevante. Sucede que todos fueron ganadores en el Complejo Democracia, porque las más de 2.000 personas que asistieron a las actividades se fueron con el corazón cargado de victorias emocionales.
Los ex campeones de Roland Garros se brindaron a pleno para el público que donó un producto al Banco de Alimentos de Tucumán. Durante el partido regalaron algunos lujos. Desde luego, todos esperaban que Vilas hiciera su golpe entre medio de las piernas de espaldas a Gaudio. Trató un par de veces de hacer la “Gran Willy”, pero su velocidad le impidió alcanzar los globos que le tiraba su colega. El que sí fue lo suficientemente veloz fue el mismo Gaudio, que logró la ejecución para delirio de la hinchada.
Al ex top-ten también se lo vio auténtico cuando se recriminaba sus errores. El “¡qué mal la estoy pasando!” se hizo desear, pero un “¡qué perro soy!” fue suficiente para sentir de cerca al Gaudio genuino.
Los más felices de la tarde fueron cuatro pequeños escogidos al azar que luego del primer set jugaron un mini-dobles junto a sus ídolos. También Facundo Palacios, tenista adaptado, se llevó la alegría y, al mismo tiempo, el reconocimiento del público cuando peloteó con Vilas de compañero y con Gaudio como rival.
Después fue el momento de dar lecciones en la clínica que duró casi una hora. “Enseñar me divierte mucho, más que jugar. No sé si tanto como para entrenar profesionalmente, porque es un trabajo bastante comprometido; no sé si tengo tantas ganas de hacer ahora eso”, reveló Gaudio.
Los ex campeones de Roland Garros se brindaron a pleno para el público que donó un producto al Banco de Alimentos de Tucumán. Durante el partido regalaron algunos lujos. Desde luego, todos esperaban que Vilas hiciera su golpe entre medio de las piernas de espaldas a Gaudio. Trató un par de veces de hacer la “Gran Willy”, pero su velocidad le impidió alcanzar los globos que le tiraba su colega. El que sí fue lo suficientemente veloz fue el mismo Gaudio, que logró la ejecución para delirio de la hinchada.
Al ex top-ten también se lo vio auténtico cuando se recriminaba sus errores. El “¡qué mal la estoy pasando!” se hizo desear, pero un “¡qué perro soy!” fue suficiente para sentir de cerca al Gaudio genuino.
Los más felices de la tarde fueron cuatro pequeños escogidos al azar que luego del primer set jugaron un mini-dobles junto a sus ídolos. También Facundo Palacios, tenista adaptado, se llevó la alegría y, al mismo tiempo, el reconocimiento del público cuando peloteó con Vilas de compañero y con Gaudio como rival.
Después fue el momento de dar lecciones en la clínica que duró casi una hora. “Enseñar me divierte mucho, más que jugar. No sé si tanto como para entrenar profesionalmente, porque es un trabajo bastante comprometido; no sé si tengo tantas ganas de hacer ahora eso”, reveló Gaudio.