13 Febrero 2015
gentileza ale demogli
“El jazz siempre fue una música muy abierta a otros géneros, que tomó los aportes de ellos y los hizo propios, como pasó con la bossa y con el samba, que ya están enraizados en él. En los últimos años, con la movida moderna que está pasando en Nueva York, con gente como Ari Hoenig, se están buscando sonidos de todo el mundo y se encuentran rítmicas nuevas, armonías nuevas y melodías nuevas, pero siempre el hilo conductor es el jazz”.
No es casualidad que la misma palabra abra y cierre la frase de presentación de Alejandro Demogli, considerado en 2008 uno de los guitarristas más virtuosos del mundo por la prestigiosa revista norteamericana Down Beat Magazine y elogiado por monstruos de la talla de John Scofield, con quien suele compartir escenarios.
Demogli vivió muchos años en Estados Unidos, donde suele ir a tocar y a dictar clases. Hace años volvió al país para enseñar su arte en forma errante por todo el país y grabar sus propios discos y actuar con los referentes locales del género. Hoy estará por primera vez en Tucumán, con una clínica gratuita de improvisación en el Museo Folclórico (24 de Septiembre 565) desde las 19, y dos recitales luego. Sus compañeros de escenarios serán Leo Vera, Juan Quinteros, Pancho González y Nicolás Tula, más alguna sorpresa.
“Nunca vine tan al norte, y estar acá me pone muy contento. Vengo tocando desde hace tiempo con muchos músicos norteamericanos, y vamos a ver qué podemos hacer con los chicos tucumanos que me van a acompañar. Seguramente será algo tranquilo, reversionando temas standard de jazz, algo más moderno de lo que es el sonido tradicional”, adelantó en una entrevista con LA GACETA.
- ¿Hacia dónde está evolucionando el jazz?
- Hay un trabajo armónico y rítmico muy fuerte, que tiene que ver con las influencias de otras músicas. Viví muchos años en Nueva York y me gusta un tipo de aproximación a la música que esté basado en la tradición para poder tener la esencia del género, pero que dé un paso más adelante para innovar. Una de las cosas más atractivas para un músico de jazz es la improvisación y es lo que une todo y lo hace más orgánico, la fusiona.
- ¿Es lo que lo diferencia de otros géneros?
- El jazz tiene la propiedad de tomar toda la música y fundirla en un lenguaje común. Hoy hay un movimiento muy grande de músicos de todo el mundo que fluyen a Nueva York y terminan sumando lo que traen con ellos. Es muy difícil fusionar tango con bossa nova, pero los dos se pueden fusionar con el jazz. Astor Piazzolla es un poco de todo eso, mamó la influencia del jazz norteamericano e incorporó al tango la batería, la guitarra eléctrica y el teclado, una herejía para el tanguero tradicional.
- ¿Es fuerte el impacto actual de los ritmos africanos?
- Es lo nuevo, lo más visible. Hay un montón de músicos africanos que están tocando con todos. Tienen una rítmica muy interesante y no tan distinta de la latinoamericana. También la música hindú, que es muy fuerte por su forma de ver la rítmica, con cosas increíbles que pude ver en la India. Cosas que tradicionalmente son en cuatro cuartos, se tocan en 21, con el bajista en cuatro y el baterista en siete, todos al mismo tiempo. Sólo se puede hacer si se piensa en la forma en que lo hacen ellos. También hay un jazz europeo con su propio estilo. Se está creando una nueva cosa con la “word music”, aunque viene pasando hace mucho.
- ¿Qué pasa con los aportes de América Latina?
- Estoy tocando mucho en el grupo de Oscar Stagnaro, un peruano que es el bajista de Paquito D’Rivera y que es docente de Barklee, donde tiene a su cargo el departamento de Latin Jazz. Él rescata las rítmicas de toda América Latina y le pone lenguaje de jazz. Creo que, con el tiempo, habrá un sonido específico para el jazz latinoamericano, que ya lo hay con la fusión brasileña.
- ¿Cómo trabajás tu clínica?
- Hay un lineamiento general como pauta sobre improvisación y rítmica, con la idea de que cada uno exponga sus inquietudes y se pueda llevar algo. Será una clase abierta para todos los instrumentos, no sólo para guitarra.
ACTÚA HOY
• A las 21 en el Museo Folklórico de la Provincia (24 de Septiembre 565), con entrada libre y gratuita; y a las 23.30 en La Negra (Miguel Lillo y General Paz).
No es casualidad que la misma palabra abra y cierre la frase de presentación de Alejandro Demogli, considerado en 2008 uno de los guitarristas más virtuosos del mundo por la prestigiosa revista norteamericana Down Beat Magazine y elogiado por monstruos de la talla de John Scofield, con quien suele compartir escenarios.
Demogli vivió muchos años en Estados Unidos, donde suele ir a tocar y a dictar clases. Hace años volvió al país para enseñar su arte en forma errante por todo el país y grabar sus propios discos y actuar con los referentes locales del género. Hoy estará por primera vez en Tucumán, con una clínica gratuita de improvisación en el Museo Folclórico (24 de Septiembre 565) desde las 19, y dos recitales luego. Sus compañeros de escenarios serán Leo Vera, Juan Quinteros, Pancho González y Nicolás Tula, más alguna sorpresa.
“Nunca vine tan al norte, y estar acá me pone muy contento. Vengo tocando desde hace tiempo con muchos músicos norteamericanos, y vamos a ver qué podemos hacer con los chicos tucumanos que me van a acompañar. Seguramente será algo tranquilo, reversionando temas standard de jazz, algo más moderno de lo que es el sonido tradicional”, adelantó en una entrevista con LA GACETA.
- ¿Hacia dónde está evolucionando el jazz?
- Hay un trabajo armónico y rítmico muy fuerte, que tiene que ver con las influencias de otras músicas. Viví muchos años en Nueva York y me gusta un tipo de aproximación a la música que esté basado en la tradición para poder tener la esencia del género, pero que dé un paso más adelante para innovar. Una de las cosas más atractivas para un músico de jazz es la improvisación y es lo que une todo y lo hace más orgánico, la fusiona.
- ¿Es lo que lo diferencia de otros géneros?
- El jazz tiene la propiedad de tomar toda la música y fundirla en un lenguaje común. Hoy hay un movimiento muy grande de músicos de todo el mundo que fluyen a Nueva York y terminan sumando lo que traen con ellos. Es muy difícil fusionar tango con bossa nova, pero los dos se pueden fusionar con el jazz. Astor Piazzolla es un poco de todo eso, mamó la influencia del jazz norteamericano e incorporó al tango la batería, la guitarra eléctrica y el teclado, una herejía para el tanguero tradicional.
- ¿Es fuerte el impacto actual de los ritmos africanos?
- Es lo nuevo, lo más visible. Hay un montón de músicos africanos que están tocando con todos. Tienen una rítmica muy interesante y no tan distinta de la latinoamericana. También la música hindú, que es muy fuerte por su forma de ver la rítmica, con cosas increíbles que pude ver en la India. Cosas que tradicionalmente son en cuatro cuartos, se tocan en 21, con el bajista en cuatro y el baterista en siete, todos al mismo tiempo. Sólo se puede hacer si se piensa en la forma en que lo hacen ellos. También hay un jazz europeo con su propio estilo. Se está creando una nueva cosa con la “word music”, aunque viene pasando hace mucho.
- ¿Qué pasa con los aportes de América Latina?
- Estoy tocando mucho en el grupo de Oscar Stagnaro, un peruano que es el bajista de Paquito D’Rivera y que es docente de Barklee, donde tiene a su cargo el departamento de Latin Jazz. Él rescata las rítmicas de toda América Latina y le pone lenguaje de jazz. Creo que, con el tiempo, habrá un sonido específico para el jazz latinoamericano, que ya lo hay con la fusión brasileña.
- ¿Cómo trabajás tu clínica?
- Hay un lineamiento general como pauta sobre improvisación y rítmica, con la idea de que cada uno exponga sus inquietudes y se pueda llevar algo. Será una clase abierta para todos los instrumentos, no sólo para guitarra.
ACTÚA HOY
• A las 21 en el Museo Folklórico de la Provincia (24 de Septiembre 565), con entrada libre y gratuita; y a las 23.30 en La Negra (Miguel Lillo y General Paz).