50 sombras de Grey: 14 apuntes de un estreno caliente

El filme que se prometía como “la pieza” de cine erótico, no conformó ni al público ni a la crítica.

50 sombras de Grey: 14 apuntes de un estreno caliente

1- ¿En cuantos eventos públicos está socialmente aceptado -y hasta parece comprensible- que una persona imponga su voz por encima del murmullo general y grite “¡ya quiero sexo!”? Se demora el estreno de “50 sombras de Grey” en Tucumán, pero la espera tiene sus momentos divertidos.

2- Acá también se ha cumplido lo que en todo el mundo: es abrumadora la presencia femenina (edad promedio, 25 años) y, cada dos o tres filas, sobresale algún hombre. Correspondientemente tomado de la mano de una chica, claro.

3 - Paradoja: en la que está anunciada como la película más caliente de los últimos años, los ventiladores tardan en prenderse. Algunos espectadores se abanican con ambas manos, un gesto recurrente durante toda la función.

4- Por fin sucede. En un acto simultáneo, se apagan las luces de la sala y se enciende la inmensa pantalla. Un homogéneo “¡ayyy!” se extiende por las butacas. Dos señoras se codean en las primeras filas. “¿Ya va a comenzar?”. “Sí, sí, quedate quieta”.

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5- La primera escena es, más que una presentación, un golpe de efecto: Christian Grey (en la trabajada piel de Jamie Dornan) se prende la camisa frente a un espejo. No se ve su cara, sí sus pectorales, lo único que el público parece necesitar. Algunos de los comentarios que ese plano genera: “¡ahhh, bueno!”, “no, no, boluda, ya no doy más”, “¿por qué no conozco uno así?”.

6- Ante la duda, la risa. La devolución permanente a casi todo lo que sucede en la pantalla son expresiones risueñas. Algunas salen en forma de carcajada, otras son intervenciones apenas audibles, parecidas a la onomatopeya “jijiji”. Se ríe la gente en las escenas expresamente destinadas al humor, como cuando Ana Steel (Dakota Johnson) le pregunta a Grey si en su “habitación de juegos” guarda una Xbox, y en verdad lo que almacena es un arsenal útil a la práctica sadomasoquista. Se ríe el público -probablemente para aliviar tensiones- en los momentos calientes, sobre todo en los anteriores al primer encuentro sexual. Se ríen también para señalar los fragmentos con los que se identifican, como cuando, con bastantes copas de más y pese a las advertencias en contra, la protagonista marca en su celular el número de Grey. Se ríen para denunciar los clichés groseros, como el baile improvisado en el medio del lujoso living de él (Christian no sólo es un excelso amante y un millonario exitoso; además baila de maravillas).

7- Y, sobre todo, sonríen cuando aparece él. En la penumbra envolvente de la sala, Grey es una deidad meritoria de todo tipo de sacrificios (y suspiros).

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8- Sobreviene el primer beso. Arrastra la carga de lo que se espera durante largo tiempo. Christian sujeta a Ana de la nuca, la atrae hacia él y la atrapa entre las paredes metálicas de un ascensor. En el público, una veinteañera se tapa los ojos con ambas manos y se hunde algunos centímetros en la butaca.

9- Diálogo escuchado en la sala:
- ¿Sabés si falta mucho para la cuestión?
- Pará un poco, che, si después vamos a tener de más.

10- Si “la cuestión” es el sexo puro y explícito, no llega jamás. Si se refiere a los momentos eróticos, con muchas más sugerencias de las que el libro perdona, no hubo de más; al contrario. ¿Por qué entonces tanto revuelo? Dejando de lado las explicaciones basadas en el marketing, sí puede decirse que los protagonistas saben construir una química y una tensión crecientes. Estados del alma y del cuerpo que luego solucionarán simulando encuentros sexuales recurrentes. O como resumió otro de los espectadores: “ohhh, ¡estos se agarran en cualquier lado!”. Sí. Pero hasta ahí nomás llega la cosa.

11- Él le ha confesado sus gustos sado.
Ella le ha confesado que es virgen.
En una concesión generosísima, él decide entonces tener una primera vez ‘normal’ con ella, sin ningún juego o agregado que la pueda intimidar.
Se desnudan (él la desnuda).
Un grupo de amigas larga una risita. “¡La mina no se ha depilado las piernas!”, se asombran.

12- Frase inmortal de Grey: “yo no hago el amor. Yo c... Duro”. A alguien, en las filas de atrás, se le caen los pochoclos.

13- Y, sin embargo, la escena que más alaridos y expresiones de asombro genera es una de la primera cita de Ana y Christian, aquella en la que él la espera frente a su propio helicóptero. “Así cualquiera tiene levante”, dirá un treinteañero a la salida.

14- La película lleva casi dos horas. Un chico intenta besar a su novia en la oscuridad.
- No, no, bancá. Ahora no.
- ¿Después sí?
- Después cuando quieras.

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