El desmonte y el avance del cemento, suma que trae agua

Catedráticos de la UNT analizan las causas de las inundaciones y lo que la sociedad y el Estado deben hacer para evitarlas

EVACUADOS. Las últimas lluvias afectaron de manera virulenta a poblaciones del sur de la provincia. LA GACETA / FOTO DE Osvaldo Ripoll EVACUADOS. Las últimas lluvias afectaron de manera virulenta a poblaciones del sur de la provincia. LA GACETA / FOTO DE Osvaldo Ripoll
19 Febrero 2015
La deforestación en el pedemonte tucumano y el avance de la urbanización, que se asienta sin planificación tanto para la construcción de caminos como para crear nuevos asentamientos habitacionales, son las principales causas de las inundaciones que ocurrieron en nuestra provincia los últimos días, según opinaron tres catedráticos de la Universidad Nacional de Tucumán. También plantearon qué se debería hacer para frenar el avance de las aguas sobre las áreas urbanizadas.

Alejandro Ríos, profesor de la cátedra de Sociología Agraria de la Facultad de Agronomía, explicó que Tucumán tiene un sistema de regulación hídrico, que es el pedemonte de la selva tucumano boliviana. Este regulador hídrico -describió Ríos- permite que se capte el agua de las lluvias, que infiltre de manera apropiada el agua para que se recarguen los acuíferos y que se alimenten las napas freáticas (“eso permite que en el Este de la provincia, la zona más llana, puedas meter un caño y sacar agua”). “Si ese sistema complejo y frágil se agrede, con desmontes incontrolados en las zonas altas de los cerros y el avance de las fronteras urbanas y agrícolas, influirá directamente en las inundaciones. La gente se pregunta: ¿por qué las inundaciones son cada vez más virulentas? El agua busca por dónde salir. Si no la frenás en la cuenca alta, bajará cada vez con mayor fuerza”, explicó. También opinó que las leyes ambientales tucumanas son buenas: “pero el problema está en que no se aplican los marcos regulatorios y que se hacen muchas excepciones a las normas”. Pensando en una solución, el docente dijo que hay que empezar a aplicar la ley, tener un acuerdo inter e intrageneracional en el que nos planteemos qué vamos a hacer con nuestros recursos naturales y qué les vamos a dejar a las futuras generaciones. “Si no hacemos esto, los escenarios futuros se irán agravando”, resaltó.

Para el doctor Ricardo Grau, Profesor Titular de cátedra de Ecología del Paisaje, de la facultad de Ciencias Naturales, e Investigador del Conicet, atribuir las inundaciones a la deforestación es incorrecto. Grau indicó que en la cuenca alta de las montañas de Tucumán, donde llueve más que en cualquier otra zona, la deforestación es prácticamente nula. “Tenemos pruebas de que en las últimas décadas hay un avance de los bosques en las altas cuencas -por ejemplo del Valle de Tafí, de la alta cuenca del río Marapa, de la zona cumbral de San Javier, de la alta cuenca de Tapia-Trancas o de la alta cuenca de Lules-. Se puede comprobar con fotos de hace 40 años o con imágenes satelitales, entre otros recursos. En la zona pedemontana sí ha habido deforestación, pero en general ésta ocurrió hace unos 80 o 100 años. Sucedió por el avance de áreas agrícolas y urbanas. Quizás más importante en el pedemonte es el reemplazo de zonas agrícolas con zonas urbanas lo que lleva a la impermeabilización del suelo y lo que puede favorecer localmente las inundaciones”, resaltó Grau. Por otra parte, reconoció que lo que sí ha influido en la cantidad de gente afectada por inundaciones es que aumentaron los asentamientos urbanos en zonas de riesgo y sin planificación alguna. “La gente es sensible al desmonte: ven de un día para el otro cómo desaparecen unas hectáreas de bosque. Pero no ven el proceso de crecimientos de bosques porque es gradual, y se nota después de décadas”, finalizó.

En cambio, el desmonte que ha sufrido el pedemonte tucumano es una de las causas de las inundaciones virulentas de los últimos días, según la doctora Ana Isabel Rivas. Docente de la cátedra Geografía de la provincia de Tucumán de la carrera de Geografía de la Facultad de Filosofía y Letras e investigadora del Conicet, la catedrática opinó que se debería hacer un control permanente de los recursos hídricos para evitar desastres: “la Provincia y los municipios tienen que trabajar integralmente y estar pendientes de hacia dónde van los ríos, ya que por ejemplo con los desmontes cambia la pendiente y -por lo tanto- sus cauces. Por ello deben controlar las defensas, los canales y las acequias”. Por último, Rivas destacó que cuando se habla de urbanización, no sólo se habla de villas sino también de countries: “hay que pensar en las consecuencias de lo que estamos haciendo. Todos estamos involucrados en esto: los que compran terrenos en esos lugares y los municipios que aprueban planes de urbanización en zonas inundables”.

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