Nuestra Señora del Rugby

El deporte ovalado tiene a su patrona en Jockey Club

OFRENDA. La imagen de la Virgen y el niño ofreciéndole la pelota es similar a la original de la capilla de St. Savin, pero en una versión vernácula, con rasgos norteños e indígenas. la gaceta / fotos de diego aráoz OFRENDA. La imagen de la Virgen y el niño ofreciéndole la pelota es similar a la original de la capilla de St. Savin, pero en una versión vernácula, con rasgos norteños e indígenas. la gaceta / fotos de diego aráoz
La historia que leerán a continuación se formó a partir de la convergencia de varios episodios unidos por cierto componente místico. Sus protagonistas la relatan con la firme convicción de que su obrar obedeció a un designio superior. Ya sea por voluntad humana o divina, lo cierto es que Jockey se convirtió el año pasado en el primer club de Tucumán y el segundo en la región -detrás de Tigres de Salta- en erigirle un altar a Nuestra Señora del Rugby. A priori puede sonar descabellado una advocación de María dedicada a algo tan terrenal, pero cobra sentido cuando se advierte que el rugby, pese a su naturaleza brusca, persigue ante todo la formación de hombres de bien.

Pacto de Guillo y “Papa”

En Jockey existe una singular sociedad de hecho compuesta por Guillermo Decoud Griet y Daniel Cebe, cuyo capital social son básicamente el humor y las ganas de hacer cosas por el club: “Se lo propuse a Daniel, con quien ya habíamos hecho algunas cosas en el club. Y él, que sabe todo, me respondió: Guillo, tengo al tipo indicado”.

“Era mi amigo de la infancia, José Bulacia. Siempre fue bohemio, le gustaba pintar y esculpir, y se lo propusimos. Él tuvo su señal divina, yo tuve la mía. Un día mi suegra, harta de tantas revistas y papeles que había sobre una mesa, tiró todo a la miércoles. En la parva de papeles que había en el piso, quedó uno sobresaliendo. ¡Era la oración de la Virgen! Ahí supe que había que hacerla sí o sí”, relata su epifanía Daniel, convenientemente apodado “Papa”.

La ansiedad que cargaban los dos emprendedores no tardó en estrolarse con la paciencia que demanda el arte. “Le preguntamos a José cómo iba la obra y ni había empezado. ‘No estoy inspirado’, nos decía. Con ‘Guillo’ ya estábamos nerviosos y en cualquier momento nos mandábamos a quién sabe dónde. Lo solucionamos firmando un memorándum, un pacto de no agresión en una servilleta”, cuenta “Papa”. Y no es broma.

Virgen de buena madera

“Nunca había tallado imágenes. Lo mío es el dibujo, la pintura y el bajorrelieve. Así que cuando ‘Papa’ y ‘Guillo’ me preguntaron si me animaba a tallar una Virgen, me encomendé a ella y a Dios y acepté. A la viga de quebracho blanco la traje del monte de un amigo, en el Chaco salteño-santiagueño. Un lugareño me contó que en ese lugar hubo un asentamiento jesuita. A la viga la tenía en el jardín de mi casa, con la idea de que algún día iba a servir para algo. Y ahí estaba la razón”, narra ‘El Indio’ Bulacia, hombre de Los Tarcos, pero vinculado a Jockey por sus hijos.

“Por causa de eso se armó una discusión en tono de broma con el ‘Pavo’ (Juan Carlos) López, de Tarcos”, interviene Carlos Marti Coll, actual presidente de la Subcomisión de Rugby. “Nosotros lo gastábamos con que ‘El Indio’ había hecho la Virgen para nuestro club y no para ellos. Así que el ‘Pavo’ le encargó que le hiciera otra y es por eso que Los Tarcos también tiene a la Virgen”, añade.

Protectora y anfitriona

Faltaba otro detalle: la gruta. “Justoestaba haciendo mi casa, así que le pedí al arquitecto que nos diera una mano”, cuenta “Papa”. El arquitecto era Álvaro Campo, jugador del club, que vino a completar el equipo de la Virgen. “Después de un accidente que sufrió mi hermano, en mi familia nos hicimos devotos de ella. Cuando surgió esto, lo tomé también como una señal”, coincide Álvaro.

“Para mí, más que un encargo era un regalo. Lo veía como José, una forma de dejar una huella en el club donde juego. Pensé en una gruta diferente a las habituales, una caja con perforaciones en forma de cruz para buscar la iluminación hacia afuera. Una Virgen tiene que irradiar luz. Y la ubicamos no es caprichosa: la pusimos adelante para que diera la bienvenida y al costado de la cancha principal para controlar las pasiones del juego, inspirados en la Plegaria”, amplía Álvaro.

Finalmente, la primera Virgen del Rugby de Tucumán fue entronizada el 20 de septiembre de 2014 en una misa oficiada por el padre Marcelo Barrionuevo, Capellán del Movimiento Cristiano de Gente de Rugby.

“Creo que lo más importante es lo que se genera. Tener una imagen bendecida de la Virgen infunde un respeto que puede ayudar a mejorar el comportamiento en las canchas, que lamentablemente no es el mejor en los últimos tiempos”, cerró Marti Coll.

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