Por Carlos Werner
26 Febrero 2015
la gaceta / foto de inés quinteros orio
Habitan dos mundos distintos. Pero tienen al automovilismo como lugar común. Y con él llegó la buena onda entre ellos, la admiración y la preocupación porque al otro le vaya bien. Toda una paradoja porque no se “conocieron” de la mejor manera: protagonizaron un choque en 2011 que los enfrentó públicamente. Pero el tiempo sanó las heridas y es hoy que Lucas Mohamed y el cordobés Facundo Chapur van juntos a la par, aunque en clases distintas, en el muy competitivo Turismo Nacional, categoría en la que lograron el subcampeonato de la C-2 y C-3, respectivamente, en 2014. Un poco antes de ello, ambos fueron los elegidos por sus colegas como mejores compañeros y por ello recibieron una invitación para visitar al papa Francisco en El Vaticano.
“Uno se equivoca, tiene errores, como todos tenemos en la vida”, lanza “Facu”, quizás en el único momento de la entrevista sin chistes suyos, algo incorporado en el ADN de todo oriundo de “La Docta”. “Con Lucas tuvimos un encontronazo en la pista, quedamos con los autos destruídos siendo que los dos hacíamos las cosas ‘a pulmón’ y nos costaba mucho correr. Perdimos mucho desde lo material y hasta quedó flotando una bronca porque él se bajó muy ‘caliente’ del auto y yo también. Pero las cosas quedaron allí, aunque no nos hablamos algunos meses. Un día lo hicimos, sin que nadie nos lo proponga y bueno, aquí estamos”, aseguró. Hasta ese momento contemplativo, Lucas agregó: “lo lindo del automovilismo es conocer mucha gente. En ese tiempo, no lo conocía a Facundo. Pasó lo que pasó, los ‘fierros’ se rompieron, a nosotros no nos pasó nada y de a poco fuimos relacionándonos de nuevo. Y cuando fuimos a Roma trabamos amistad. Pasé de estar enojado con él a admirarlo por sus logros, por su estilo de manejo. Creo que está haciendo una carrera impecable.”
- Lucas, ¿qué es lo mejor que tiene Chapur como persona?
- La sinceridad, no es una persona que intente vender algo que no es. Es agradable, no es pesado y es carismático. Y como piloto tiene mucho futuro.
- Facundo, ¿y qué decís vos de Mohamed?
- Lo admiro a él y a su familia. Son un ejemplo, en lo personal y lo laboral. Hacen cosas increíbles, con mucho amor. Lucas llama la atención por cómo es. Eso sí, al “tucu”lo tengo como mañero arriba del auto: ¡es muy complicado pasarlo!
Mohamed, de 39 años, se lleva más que bien con Chapur, de 21. “No nos vemos mucho en los autódromos porque cada uno está en lo suyo, pero procuramos al menos saludarnos y desearnos suerte”, cuenta Lucas. Los ojos de Facundo brillan, en consonancia con su espíritu hiperkinético. “Por ahí me tranquilizo un poco, ¡pero sólo cuando duermo!”, dice. El yerbabuenense advierte que es el papá del cordobés el más divertido. “Pero el ‘viejo’ ya es grande y yo pienso que tiene que ubicarse” apunta otra vez en broma Chapur.
Aquello de que habitan mundos distintos no es broma. Por caso, históricamente en la parte trasera del auto del cordobés aflora una frase ploteada, subida de tono, una palabrita con “c” muy popular en Córdoba (entre otros sitios). Y el yerbabuenense tiene algo de fuerte connotación religiosa, referida al papa Juan Pablo II.
Chapur, que dice llevar “nafta en las venas en vez de sangre”, es oriundo de Argüello y dice ser un muchacho común, con gustos normales. “Vivo al ciento por ciento por y para el automovilismo, por él me privo de muchas cosas desde lo social. Hago muchos deportes, me preparo física y mentalmente, apuntando a ser un profesional absoluto. Eso sí, en el taller que tiene mi ‘viejo’ no ayudo mucho. ¡Cuando lo hice me dijeron que mejor era que maneje el auto!”, aseguró. Mohamed cuenta que él también está las 24 horas del día metido en el automovilismo, pero de otra manera. “Sigo el camino de mi papá, él siempre se subía a manejar lo que preparaba. Es mi ejemplo en la vida y en lo profesional.”
Lucas pone los pies en la tierra sobre su presente. “Para cualquier piloto, el lugar que ocupa ‘Facu’, sus logros, su proyección, son inspiradores. Veo que disfruta lo que hace. Sería hermoso estar en su lugar. Pero yo también disfruto lo mío. Esto lo hice toda la vida; a mí no me gustaría estar en un equipo en el que no pueda tocar nada del auto. Ya me hice así y tiene su encanto. Me gusta ser mecánico y piloto. Quizás elegí el camino más largo, pero así soy yo”, asegura. Facundo dice que haría el tipo de automovilismo que efectúa Lucas. “Me costaría más, no es fácil lo él hace, prácticamente tenés que modificar toda tu vida para algo así. Pero sí, lo haría.”
El cordobés dice no pensar sobre si es referente o no del automovilismo nacional. “Sólo disfruto de los éxitos, de manejar, de subir al podio, de hacer lo que siempre quise. Sí pienso en mejorar, en exigirme al máximo. Siento que estoy pasando uno de los mejores momentos de mi vida. Y quiero seguir en este camino.” “Lo mío es similar, sólo que espero poder cambiar un poco este presente de nervios por el armado del nuevo auto, un VW Gol Trend”, analizó el yerbabuenense.
En el final, se comprometieron a reunirse y compartir una comida. Chapur, que no conocía Tucumán, prometió volver (“¡siempre que Lucas se jugue y me invite!”). Mohamed, al menos ayer, dio el puntapié inicial, trasladándolo a la capital de Santiago del Estero junto con los dirigentes de Apat, Pablo Garrigós y Gastón Mastrolía, para la conferencia de lanzamiento de la carrera de Las Termas del 8 de marzo. Como se dice, un comienzo es un comienzo.
“Uno se equivoca, tiene errores, como todos tenemos en la vida”, lanza “Facu”, quizás en el único momento de la entrevista sin chistes suyos, algo incorporado en el ADN de todo oriundo de “La Docta”. “Con Lucas tuvimos un encontronazo en la pista, quedamos con los autos destruídos siendo que los dos hacíamos las cosas ‘a pulmón’ y nos costaba mucho correr. Perdimos mucho desde lo material y hasta quedó flotando una bronca porque él se bajó muy ‘caliente’ del auto y yo también. Pero las cosas quedaron allí, aunque no nos hablamos algunos meses. Un día lo hicimos, sin que nadie nos lo proponga y bueno, aquí estamos”, aseguró. Hasta ese momento contemplativo, Lucas agregó: “lo lindo del automovilismo es conocer mucha gente. En ese tiempo, no lo conocía a Facundo. Pasó lo que pasó, los ‘fierros’ se rompieron, a nosotros no nos pasó nada y de a poco fuimos relacionándonos de nuevo. Y cuando fuimos a Roma trabamos amistad. Pasé de estar enojado con él a admirarlo por sus logros, por su estilo de manejo. Creo que está haciendo una carrera impecable.”
- Lucas, ¿qué es lo mejor que tiene Chapur como persona?
- La sinceridad, no es una persona que intente vender algo que no es. Es agradable, no es pesado y es carismático. Y como piloto tiene mucho futuro.
- Facundo, ¿y qué decís vos de Mohamed?
- Lo admiro a él y a su familia. Son un ejemplo, en lo personal y lo laboral. Hacen cosas increíbles, con mucho amor. Lucas llama la atención por cómo es. Eso sí, al “tucu”lo tengo como mañero arriba del auto: ¡es muy complicado pasarlo!
Mohamed, de 39 años, se lleva más que bien con Chapur, de 21. “No nos vemos mucho en los autódromos porque cada uno está en lo suyo, pero procuramos al menos saludarnos y desearnos suerte”, cuenta Lucas. Los ojos de Facundo brillan, en consonancia con su espíritu hiperkinético. “Por ahí me tranquilizo un poco, ¡pero sólo cuando duermo!”, dice. El yerbabuenense advierte que es el papá del cordobés el más divertido. “Pero el ‘viejo’ ya es grande y yo pienso que tiene que ubicarse” apunta otra vez en broma Chapur.
Aquello de que habitan mundos distintos no es broma. Por caso, históricamente en la parte trasera del auto del cordobés aflora una frase ploteada, subida de tono, una palabrita con “c” muy popular en Córdoba (entre otros sitios). Y el yerbabuenense tiene algo de fuerte connotación religiosa, referida al papa Juan Pablo II.
Chapur, que dice llevar “nafta en las venas en vez de sangre”, es oriundo de Argüello y dice ser un muchacho común, con gustos normales. “Vivo al ciento por ciento por y para el automovilismo, por él me privo de muchas cosas desde lo social. Hago muchos deportes, me preparo física y mentalmente, apuntando a ser un profesional absoluto. Eso sí, en el taller que tiene mi ‘viejo’ no ayudo mucho. ¡Cuando lo hice me dijeron que mejor era que maneje el auto!”, aseguró. Mohamed cuenta que él también está las 24 horas del día metido en el automovilismo, pero de otra manera. “Sigo el camino de mi papá, él siempre se subía a manejar lo que preparaba. Es mi ejemplo en la vida y en lo profesional.”
Lucas pone los pies en la tierra sobre su presente. “Para cualquier piloto, el lugar que ocupa ‘Facu’, sus logros, su proyección, son inspiradores. Veo que disfruta lo que hace. Sería hermoso estar en su lugar. Pero yo también disfruto lo mío. Esto lo hice toda la vida; a mí no me gustaría estar en un equipo en el que no pueda tocar nada del auto. Ya me hice así y tiene su encanto. Me gusta ser mecánico y piloto. Quizás elegí el camino más largo, pero así soy yo”, asegura. Facundo dice que haría el tipo de automovilismo que efectúa Lucas. “Me costaría más, no es fácil lo él hace, prácticamente tenés que modificar toda tu vida para algo así. Pero sí, lo haría.”
El cordobés dice no pensar sobre si es referente o no del automovilismo nacional. “Sólo disfruto de los éxitos, de manejar, de subir al podio, de hacer lo que siempre quise. Sí pienso en mejorar, en exigirme al máximo. Siento que estoy pasando uno de los mejores momentos de mi vida. Y quiero seguir en este camino.” “Lo mío es similar, sólo que espero poder cambiar un poco este presente de nervios por el armado del nuevo auto, un VW Gol Trend”, analizó el yerbabuenense.
En el final, se comprometieron a reunirse y compartir una comida. Chapur, que no conocía Tucumán, prometió volver (“¡siempre que Lucas se jugue y me invite!”). Mohamed, al menos ayer, dio el puntapié inicial, trasladándolo a la capital de Santiago del Estero junto con los dirigentes de Apat, Pablo Garrigós y Gastón Mastrolía, para la conferencia de lanzamiento de la carrera de Las Termas del 8 de marzo. Como se dice, un comienzo es un comienzo.