05 Marzo 2015
la gaceta / fotos de antonio ferroni
Ni las guirnaldas ni los carteles de bienvenida pudieron arrancarles una sonrisa. Más que una fiesta escolar parecía un velorio. Los maestros, que en vano se habían esmerado por adornar la escuela, tuvieron que hablar a los gritos durante el acto de inicio del ciclo lectivo porque el micrófono había desaparecido. Era apenas un detalle del panorama desolador con que se encontraron el lunes los alumnos de la escuela 253 de Los Chañaritos.
No había luz ni agua. En los baños los inodoros habían sido arrancados, también las puertas. Las aulas no tenían ventanas ni vidrios... De los techos colgaban pedazos de cables que los ladrones dejaron al aire una vez que arrancaron los plafones. Y alrededor de todo eso, en el amplio predio que ocupa la escuela Estado de Israel, los pastizales cubrían parte de los juegos del jardín de infantes.
De los 12 robos que sufrió la escuela ubicada en avenida Alem al 3500, los últimos fueron los más brutales: los del 29 de diciembre y del 12 y al 19 de enero. Se llevaron todos los focos, tubos fluorescentes y artefactos de luz de todas las aulas y galerías. Arrancaron los tableros eléctricos, lo que dejó sin agua a la escuela porque no puede funcionar la bomba. Las denuncias fueron asentadas en la comisaría 13, contaron los padres de los alumnos que desde el lunes tomaron la escuela.
“No nos vamos a ir hasta que no se haga presente aquí la ministra Silvia Rojkés de Temkin para que vea en qué situación estamos. ¡No queremos que nos mande ningún representante!”, dijeron Daniel Ocampo y Marisa Palma, presidente y vicepresidenta de la cooperadora. “¡En junio del año pasado gastamos más de $ 28.000 para poner todo el sistema eléctrico a nuevo y mire ahora ... ¡Ni un foco nos dejaron!”, dice con amargura Soledad Seiman.
A la escuela de Los Chañaritos concurren más de 500 chicos de jardín de infantes y primaria en dos turnos. Provienen de familias humildes de los barrios Néstor Kirchner, ampliación barrio Miguel Lillo, 250 Viviendas, El Buen Vivir, Los Chañaritos, San Fernando y Policial IV, entre otros.
Cuentan que el año pasado también se vieron obligados a tomar la escuela -e incluso cortaron la calle- para pedir al Gobierno que hiciera construir una tapia alrededor del predio. Y lo lograron. “Es la única forma en que nos escuchan”, dicen los padres. “La supervisora vino a ver la escuela y pidió que haya clases, pero es imposible en estas condiciones. Los chicos no tienen dónde tomar agua, salvo en el único caño de la cocina. Se robaron hasta las tazas de la merienda. Tampoco tenemos garrafas, ya el año pasado se la llevaron y calentábamos la leche en la estufa, pero también se robaron la estufa. La escuela no tiene vigilancia, le hace falta un sereno”, protestaron.
Un recorrido por la escuela muestra los pastizales de un metro de alto, los techos con goteras y la biblioteca que no cuenta ni con un solo libro. “La supervisora quiere que con los $ 24.000 que envió el Ministerio de Educación para el aprestamiento compremos todo lo que nos han robado, es imposible”, protesta Daniel Ocampo.
“¡Para colmo, cuando denunciamos el robo de los inodoros nos enviaron otros sanitarios usados y manchados! ¡Es una falta de respeto!”, se quejaron los padres.
Los ladrones rompieron las ventanas y abrieron con barretas las rejas. De la dirección se llevaron un equipo de música, micrófonos y un televisor. Sólo por hacer daño tiraron al suelo los manuales y los mapas y los rompieron y pisotearon. Hasta se robaron una imagen religiosa de yeso que había en una repisa arriba del marco de la puerta de la dirección. Solamente quedaron dos flores de plástico y el florero.
No había luz ni agua. En los baños los inodoros habían sido arrancados, también las puertas. Las aulas no tenían ventanas ni vidrios... De los techos colgaban pedazos de cables que los ladrones dejaron al aire una vez que arrancaron los plafones. Y alrededor de todo eso, en el amplio predio que ocupa la escuela Estado de Israel, los pastizales cubrían parte de los juegos del jardín de infantes.
De los 12 robos que sufrió la escuela ubicada en avenida Alem al 3500, los últimos fueron los más brutales: los del 29 de diciembre y del 12 y al 19 de enero. Se llevaron todos los focos, tubos fluorescentes y artefactos de luz de todas las aulas y galerías. Arrancaron los tableros eléctricos, lo que dejó sin agua a la escuela porque no puede funcionar la bomba. Las denuncias fueron asentadas en la comisaría 13, contaron los padres de los alumnos que desde el lunes tomaron la escuela.
“No nos vamos a ir hasta que no se haga presente aquí la ministra Silvia Rojkés de Temkin para que vea en qué situación estamos. ¡No queremos que nos mande ningún representante!”, dijeron Daniel Ocampo y Marisa Palma, presidente y vicepresidenta de la cooperadora. “¡En junio del año pasado gastamos más de $ 28.000 para poner todo el sistema eléctrico a nuevo y mire ahora ... ¡Ni un foco nos dejaron!”, dice con amargura Soledad Seiman.
A la escuela de Los Chañaritos concurren más de 500 chicos de jardín de infantes y primaria en dos turnos. Provienen de familias humildes de los barrios Néstor Kirchner, ampliación barrio Miguel Lillo, 250 Viviendas, El Buen Vivir, Los Chañaritos, San Fernando y Policial IV, entre otros.
Cuentan que el año pasado también se vieron obligados a tomar la escuela -e incluso cortaron la calle- para pedir al Gobierno que hiciera construir una tapia alrededor del predio. Y lo lograron. “Es la única forma en que nos escuchan”, dicen los padres. “La supervisora vino a ver la escuela y pidió que haya clases, pero es imposible en estas condiciones. Los chicos no tienen dónde tomar agua, salvo en el único caño de la cocina. Se robaron hasta las tazas de la merienda. Tampoco tenemos garrafas, ya el año pasado se la llevaron y calentábamos la leche en la estufa, pero también se robaron la estufa. La escuela no tiene vigilancia, le hace falta un sereno”, protestaron.
Un recorrido por la escuela muestra los pastizales de un metro de alto, los techos con goteras y la biblioteca que no cuenta ni con un solo libro. “La supervisora quiere que con los $ 24.000 que envió el Ministerio de Educación para el aprestamiento compremos todo lo que nos han robado, es imposible”, protesta Daniel Ocampo.
“¡Para colmo, cuando denunciamos el robo de los inodoros nos enviaron otros sanitarios usados y manchados! ¡Es una falta de respeto!”, se quejaron los padres.
Los ladrones rompieron las ventanas y abrieron con barretas las rejas. De la dirección se llevaron un equipo de música, micrófonos y un televisor. Sólo por hacer daño tiraron al suelo los manuales y los mapas y los rompieron y pisotearon. Hasta se robaron una imagen religiosa de yeso que había en una repisa arriba del marco de la puerta de la dirección. Solamente quedaron dos flores de plástico y el florero.