Poesía con compromiso social

Primer libro de un tucumano que ya abordó otros géneros

15 Marzo 2015

Poesía

PUEBLADA

DARDO SOLÓRZANO

(Ediciones Llanto de mudo - Córdoba) 

Viene desde el sur. Trae voces de seres amados, de amigos, de la tierra, del dolor. Trae ramales de historia con olor a pueblo, a injusticia, a rebeldía. Es un viento que urde urgencias, amor, soledad, pasión, desasosiego, esperanza. “Descubrió la palabra que contiene todas las cosas, luego la arrastró como a su propia sombra pero al caer el mediodía se fue todo ese mundo bajo sus pies…”, dice Dardo Solórzano. Su verbo camina buscándose entre la gente, en la infante vejez del hombre nuevo, donde América se sueña, en la luna de Anfama, en la niña de los ojos agostados, en los zapatos robados, en los mares del cielo, en el letargo del gorrión, en la selva mujer, en el naufragio, en la heredad del miedo…

Nació en Monteros, en 1983, cuando la democracia abrazaba a los argentinos luego de la oscuridad, de los golpes de la muerte. “Te pienso cuando se arrodilla el miedo y en la fosa común se atrincheran los cuerpos para dar batalla más allá del olvido…”, escribe evocando el holocausto tucumano. Pueblada, el primer libro de Solórzano, que también ha escrito obras teatrales, cuentos, y es autor de piezas folclóricas y de cantatas, está dividida en seis capítulos y recorre con imágenes potentes la realidad que desvela el alma del poeta. “Si yo adivino el sexo de la noche tan solo cuando acudo a tus pupilas, cómo puedo decir los caprichos de la luna si no se cruzan tus labios por mi vida, si no me impregnan los derroches de tus deseos de niña”, dice en “Carnaval de Humahuaca”. Poesía de compromiso social, pero también de amor, Solórzano cuenta: “Me brota esta Pueblada entendida como la insurrección de un pueblo que muere al individualismo y nace a la hermandad y a la igualdad entre sus componentes para la lucha contra la injusticia nacida del egoísmo de unos cuantos, los privilegiados de siempre”. Atractivos dibujos de Mario Albarracín ilustran el poemario y la portada. “Soy el fin en sí mismo, el comienzo del trazo para el punto final, la insurrección del hombre y el poblador terminal de todos los sueños… Yo, La Pueblada, que al final solo soy el principio de lo que queda por terminar”, escribe Solórzano, una voz vigorosa que toca el corazón de la poesía.

(c) LA GACETA

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Roberto Espinosa

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