Atlético empató en una cancha chica y con duelo intenso

El paranaense y el tucumano compartieron aciertos y errores. Fue 1 a 1.

CON LOS DIENTES BIEN APRETADOS. Fernando Evanegelista pelea la pelota contra un rival. El partido fue muy luchado. foto de javier escobar (especial para la gaceta) CON LOS DIENTES BIEN APRETADOS. Fernando Evanegelista pelea la pelota contra un rival. El partido fue muy luchado. foto de javier escobar (especial para la gaceta)
Imagine a dos enemigos encerrados en un ascensor por 90 minutos. ¿Creería que durante todo ese lapso no hubo miradas agresivas, insultos y hasta golpes? Imposible que no. Así se sintieron Atlético y Atlético Paraná en una cancha tan pequeña que no sólo invitaba, sino casi que obligaba a mirar el arco contrario, más cerca que nunca para el “decano” y que siempre, para el local.

Bastaba que Cristian Lucchetti e Ignacio Arce sacaran con la mano para que el lateral en cuestión (izquierdo o derecho) ya se encuentre en tres cuartos de cancha y en posición para tirar un centro al nueve. Quizás, si estos mismos equipos se hubiesen enfrentado en el Maracaná, como Argentina y Alemania en julio, el contador de chances habría quedado en cero.

Porque el nivel de juego estuvo lejos del de una final del mundo. Atlético volvió a sufrir los centros que lo habían lastimado en el Monumental ante Villa Dálmine. Pero no sólo se trató de una falla en la zona central de la defensa sino en sus extremos. Nicolás Romat tuvo serios problemas para controlar su sector y así fue como llegó el centro del primer gol del partido. Martín Galli anticipó a todos y permitió lo inevitable ante tantas situaciones: el gol.

El equipo de Juan Manuel Azconzábal no se deprimió quizás porque sabía las condiciones que el partido tuvo desde un principio: estaba igual de cerca del arco que su rival cada vez que atacaba y chances no le iban a faltar. Por eso tampoco sorprendió que Cristian Menéndez capture una pelota en la medialuna faltando seis minutos para el final y empate las acciones. Y hasta tuvo el triunfo en la jugada final, en medio de un barullo digno de una pelea en un ascensor, pero con golpes reales (Bruno Bianchi recibió un cortito en su ojo izquierdo).

Luego de eso terminó un partido en una cancha chica pero que vivió emociones grandes.

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