Bajaron las aguas; cedieron las lluvias. Sin embargo, la tormenta política está amenazante. Ya nada será como antes. Todo lo proyectado se lo llevó el lodo. El oficialismo debe remar. Y mucho. Eso, si quiere sostener el poder institucional en Tucumán. Ahora debe buscar la manera de “salir a flote”. El Gobierno vuelve a navegar en sus incertidumbres, tratando de evitar el naufragio electoral. La fórmula de la Casa de Gobierno, Juan Manzur-Osvaldo Jaldo, parece inamovible. “Ya empezó la carrera y es difícil cambiar pilotos a medio circuito”, comparó un hombre muy cercano al gobernador José Alperovich. Otros allegados al mandatario hablan de un doble plan de recuperación.

Por un lado, plantean la necesidad de atender la urgencia que les puso las inundaciones. En cinco a ocho meses, los funcionarios creen que pueden poner a punto a cuatro o cinco puentes que interconectan a la provincia. A eso se referían en el Poder Ejecutivo con la necesidad de desembolsar de inmediato unos $ 200 millones para reparaciones y gaviones. Puede ser que se ejecute a través de contrataciones directas. Naturalmente, lloverán las críticas.

El otro plan de recuperación es el de la iniciativa política. Alperovich ha acusado el duro golpe de la emergencia. Un factor que no había previsto le puso una roca delante de sus pretensiones de seguir sosteniendo la conducción política en Tucumán. La herencia que le dejará a su sucesor será mucho más pesada de lo pensado. Cuatro mil quinientos millones de pesos de deuda y una provincia por reparar en tres a cinco años. Varios puntos del distrito (desde los más poblados hasta aquellos que tienen menor densidad poblacional) parecen postales de un conflicto bélico. Caminos prácticamente destruidos; calles arrancadas de cuajo, platabandas destrozadas y cientos de casas abandonadas. Es la desolación de la tormenta.

Nada será como ayer. En el plano político, el acuerdo entre la Unión Cívica Radical y el PRO ha puesto en guardia a todos los referentes con intenciones de presentarse en las elecciones provinciales y en las nacionales. En el oficialismo creen que ese acuerdo los favorecerá porque la UCR venía sosteniendo una alianza con el líder del Frente Renovador, Sergio Massa. De Daniel Scioli sólo se sabe que sus principales operadores políticos salieron por el país a testear a los aliados. El ex motonauta siente que se subió a una tarima electoral endeble y quiere sacarse las dudas. En la Casa de Gobierno nadie dice nada acerca de apoyos e inclinaciones por los candidatos del oficialismo. A fines de mes encargarán una encuesta (como siempre acostumbra Alperovich), con el fin de saber cuál es humor social después de las inundaciones y de los acuerdos preelectorales. Los operadores oficialistas creen que, respecto de las lluvias, la Casa de Gobierno actuó rápidamente. Pero una es la percepción del poder y otra la de la calle, la de los afectados y damnificados por las precipitaciones.

Mientras tanto, la economía va. Puede que la Casa Rosada siga tomando medidas para alentar el consumo, pero este comportamiento no será del todo fundamental para cambiar el panorama en el mercado laboral. En la Argentina de la informalidad que afecta a uno de cada tres trabajadores, las oportunidades no sobran para los más jóvenes. Prueba de ello ha sido el último reporte del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). Según los indicadores socioeconómicos, al cierre de 2014 un 23,8% de las mujeres menores de 29 años no encontró un empleo que aliente sus perspectivas de progreso. Menos traumática es la situación de los jóvenes: el 10,9% de los habitantes menores de 30 años que residen en el Gran Tucumán-Tafí Viejo no encontró empleo. El efecto desaliento es creciente en un país donde su economía no ha salido de la desaceleración.

Muchos de estos jóvenes, a la hora de distribuir curriculum vitae por distintas empresas y reparticiones, siguen preguntándose cómo se hace para llegar a la política y cambiar sus expectativas de ingresos y de consumo. Por más que se elaboren los mejores eslogans o el más llamativo aviso, la realidad le está demostrando que la política se nutre de la misma dirigencia política de siempre. Para esos referentes, todo parece ser como antes, sin alternancias, con poder cuasi eterno.

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