Un hombre de la cultura

El médico Pedro N. Catalán y la Sarmiento.

PRIMER EDIFICIO PROPIO. El primer local de la Sociedad Sarmiento, en Las Piedras 576, en cuya construcción tuvo parte destacada el doctor Catalán. La foto es de 1901. la gaceta / archivo PRIMER EDIFICIO PROPIO. El primer local de la Sociedad Sarmiento, en Las Piedras 576, en cuya construcción tuvo parte destacada el doctor Catalán. La foto es de 1901. la gaceta / archivo
Entre las personalidades de la cultura tucumana, debe anotarse al doctor Pedro Nolasco Catalán. Nacido en Monteros en 1858, se doctoró en Medicina en 1883, en la Universidad de Buenos Aires, con la tesis “Cuerpos extraños”. Vuelto a Tucumán, fue eficaz facultativo del Hospital Mixto y le tocó actuar con denuedo en la epidemia de cólera de 1886-87. Fue Médico Municipal, vocal del Tribunal de Medicina, concejal y diputado a la Legislatura.

Miembro activo de la Sociedad Sarmiento desde sus comienzos, fue uno de los iniciadores del proyecto del primer edificio propio, en Las Piedras 576. Su entusiasmo hizo que lo nombraran presidente de la Comisión ejecutora, y se dedicó con afán a obtener los recursos para la obra. Según Adolfo Zavalía, “hasta dio su firma, a los efectos de un empréstito, en uno de los bancos”.

Cuando la Sociedad tuvo dificultades para pagar simultáneamente el alquiler, Catalán ofreció su propia casa para alojarla, y allí funcionó durante largos meses. Cayó enfermo de tisis pero, aún postrado en cama, seguía con enorme interés las alternativas de la construcción. La Sociedad lo designó dos veces presidente, en 1884 y en 1890 y, por aclamación, socio honorario.

Falleció el 1 de diciembre de 1890, a los 32 años. Se había casado con doña Apolinaria Olmos, hermana del gobernador José Antonio Olmos, y su único hijo murió en la infancia. Al despedir sus restos en nombre de la Sarmiento, Zavalía elogió “el digno carácter y el corazón generoso” de este hombre que “luchó como bueno en el duro combate de la vida, manteniéndole fuerte sus virtudes inspiradas en la religión y en la fe”. Y como médico, sus “sentimientos caritativos” atrajeron las bendiciones de los necesitados.

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