La decisión radical de Gualeguaychú tuvo una onda expansiva nacional. En Tucumán, a 945 kilómetros del epicentro, se sintieron los efectos. Donde unos ganan y otros pierden siempre hay que hacer lecturas políticas de los estertores; y no sólo dentro del radicalismo -donde se preanuncia un quiebre ideológico a nivel nacional- sino en la vida interna de los socios electorales locales, el massismo y el PRO. ¿Qué puede pasar en la oposición tucumana que se filtrea a partir de la convención de la UCR? “Si hay vocación para ganar, los opositores se sumarán y llevarán a Cano como gobernador”, desliza Ariel García, legislador y vicepresidente del partido radical, en una postura que revela el central interés partidario (sumar), pero que también trasunta la principal dificultad a superar: un pacto amplio que satisfaga las ambiciones locales de sectores enfrentados a nivel nacional como el macrismo y el massismo. Es que el diputado nacional estaba más cerca del derrotado Cobos y aparecía desde hace semanas en afiches con el massista Gerónimo Vargas Aignasse, que aspira a la intendencia capitalina.

El triunfo del mendocino Sanz en Entre Ríos, que determinó la confluencia en un acuerdo político con Macri para dirimir candidaturas presidenciales, vino a descolocar al canismo. Aunque desde estas filas se apela al artículo quinto de la convención, para avanzar con su estrategia de alianzas, que permite a los distritos cerrar acuerdos electorales provinciales según sus propios intereses. “José viene trabajando y fortaleciendo el Acuerdo Cívico con sectores peronistas; ahora el PRO tendrá sus peticiones para sumarse”, reconoce un colaborador cercano a Cano. Sin embargo, el propio Cano es tajante respecto del reparto de puestos con el macrismo: “el PRO tiene la obligación de bajar a todos sus candidatos en Tucumán”. ¿Lo hará el PRO cuando el propio Macri levantó el brazo a José Manuel Avellaneda como candidato a gobernador? Un escollo que, según Cano, Sanz tiene la responsabilidad de eliminar. “Debe contener las realidades provinciales”, advirtió el tucumano después de la convención. Al respecto, desde el macrismo son contundentes: sostienen que el planteo del radical es absurdo. Sin embargo, se abren a la negociación. Al decir de Alberto Colombres Garmendia, hoy están lejos de un acuerdo con Cano, especialmente porque este mantiene su relación con el massismo.

Concepto clave

Contención es la palabra clave para el diputado radical. En los comicios de 2013 se erigió como el principal candidato opositor para disputar la gobernación al Frente para la Victoria. Para sostenerse tiene que cerrar convenios con grupos que pelearán por los mismos espacios en las PASO del 9 de agosto. ¿Cómo hará para que esos sectores luego, el 23 de agosto, acudan unidos tras su postulación en los comicios provinciales? Lo que sucede en la capital basta para entender el grado de dificultad para contener tantas voluntades. En el Acuerdo Cívico y Social, que integra la UCR, hay media docena de precandidatos a intendente, el macrismo propone para ese puesto a Facundo Garretón, el massismo postula a Vargas Aignasse.

Para superar este obstáculo se presentan tres posibles escenarios: 1- aceptar los resultados de una encuesta interna como metodología para definir el candidato a jefe municipal. El que más mida es el elegido, coinciden varias voces de este grupo opositor, estimando que es la mejor salida. 2- resolver al postulante a través de una gran interna, donde participen todos los partidos que respalden a Cano. Una instancia que no parecería contar con demasiadas simpatías, en virtud de que si lo que se busca es la unidad, una elección para eliminar aspirantes deja heridos, ambiciones truncas y lo que es peor: algunos de los derrotados miran (y se van) para otros lados. 3- el acople como posibilidad de contención. La ley electoral 7.876, en su artículo 27, permite a los partidos o frentes apoyar a una única fórmula de gobernador o intendente. Una alternativa posible es que varios candidatos a jefes municipales aparezcan en boletas distintas avalando a un mismo aspirante al sillón de Lucas Córdoba. Así, por ejemplo, Vargas Aignasse (Frente Renovador), Garretón (PRO) y el que pueda salir electo por una eventual interna del Acuerdo Cívico (exigencia de la ley 5454, orgánica de los partidos políticos) podrían acompañar a Cano en la votación provincial. Cada cual mantendría su identidad partidaria, pero teniendo al mismo candidato a gobernador.

Pero no todo es tan sencillo en este caso, ya que los candidatos a legisladores y a concejales deberían ser los mismos en todos los casos, o pertenecer a un mismo partido o frente. Esto se debe a que son los cargos legislativos los que acoplan a las candidaturas ejecutivas. Es decir, estas listas acopladas son las que suman los votos al candidato a gobernador o a intendente. Acordar y distribuir estas candidaturas legislativas será, por lo menos en los papeles, bastante complicado. Así, lo que parece una salida -el acople-, en los hechos se torna un verdadero desafío en materia de estrategia política y electoral. Hará falta mucho diálogo para arribar a un gran consenso. Sobran nombres.

Pero no es todo. Hay más. Ni Cano ni Amaya se cerraron las puertas. Un eventual acuerdo entre ellos podría significar una grieta con los massistas. Vargas Aignasse, en ese eventual caso, no descartaría salir con una doble candidatura a gobernador y a legislador para fortificar el espacio territorial del massismo. En fin, un gran armado opositor, con Cano a la cabeza, es el gran reto político del radicalismo por estas horas. Sobran las ambiciones.

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