31 Marzo 2015
METAS A FUTURO. Los chicos pintan las paletas que formarán parte del reloj con “El tiempo de Leales” la gaceta / foto de Inés Quinteros Orio
La escuela está rodeada de cañaverales. Sobre una calle de tierra, donde antes también había un par de casas, ahora sólo hay caña de azúcar. El establecimiento, Fuerzas Armadas, se encuentra en la localidad La Encantada y tiene 45 alumnos entre nivel inicial y 6° grado. El viernes, los chicos vivieron un día atípico. El proyecto “Pinta Argentina” aterrizó en ese sitio y los puso manos a la obra. Pintaron, se rieron y soñaron un futuro mejor para la escuela.
“ ‘Pinta Argentina’ es una fundación que a través de la cultura y los lenguajes universales (música, arte, deporte) genera espacios por la inclusión y la igualdad de oportunidades”, explicó Victoria Ferreyra, directora Fundadora del Proyecto Pinta Argentina que con Tucumán ya completó el mapa del país y pintó más de 1.000 escuelas.
Con el apoyo del ingenio Leales, la fundación trabajó en seis escuelas de ese departamento. La consigna que llevó Ferreyra fue armar el “tiempo de Leales” un reloj en el que cada hora marcará lo que era importante para esa comunidad estudiantil.
“En el caso de esta la escuela, la educación es importante, pero también el acceso a tecnología, porque necesitan una computadora y una impresora. También, talleres de arte”, explicó Victoria.
En un paredón blanco del patio central, Victoria pintó un gran círculo (el reloj) al que le fueron agregando las horas: unas paletas de fibrofácil (un tipo de madera finita) que los chicos pintaron de todos colores y le añadieron figuras en creolina. Algunos decidieron dibujar las cañas de azúcar, otros sólo hacer flores, también lunares multicolores y hasta escribir sus nombres. Cada paleta simbolizaba una hora (o una meta). “En este caso la primera fue la tecnología, en otras escuelas fue el deporte”, insistió Victoria.
Parte de los objetivos de esta movida de Pinta Argentina es tender puentes entre la necesidad y quienes puedan hacer algo para satisfacerla. “Eso somos: un puente para que pasen cosas”, dijo. Pero, además, esta es una tarea que no termina porque en un par de meses Pinta Argentina volverá a esas escuelas para saber qué cosas fueron cambiando.
Esta misma experiencia se replicó en la escuela N° 147, Jardín de la República, ubicada en La Fronterita; en la escuela especial Santa Lucía, y en la escuela Ingenio Leales. Pinta Argentina llegó con el apoyo de la fábrica, que brindó las herramientas para que se pudiera concretar el traslado y el trabajo de las voluntarias.
El viernes al mediodía se organizó en el CIC de la zona una muestra con los trabajos de todos los alumnos que participaron durante estos días que la fundación estuvo trabajando. Por la tarde se realizó un taller colectivo del que participaron 70 chicos de la comunidad de Leales.
Para esta experiencia, la Fundación tuvo como aliadas a artistas locales: “Tesi” Lassaletta, ceramista; Ana Singh y Jéssica Ramírez, muralistas, y María de los Ángeles Martínez, profesora de Educación Especial, quienes trabajaron en el aula y en los murales. Se dividieron las tareas: algunas compartieron con los chicos mientras pintaban sus paletas y otras pusieron su arte en el mural.
“ ‘Pinta Argentina’ es una fundación que a través de la cultura y los lenguajes universales (música, arte, deporte) genera espacios por la inclusión y la igualdad de oportunidades”, explicó Victoria Ferreyra, directora Fundadora del Proyecto Pinta Argentina que con Tucumán ya completó el mapa del país y pintó más de 1.000 escuelas.
Con el apoyo del ingenio Leales, la fundación trabajó en seis escuelas de ese departamento. La consigna que llevó Ferreyra fue armar el “tiempo de Leales” un reloj en el que cada hora marcará lo que era importante para esa comunidad estudiantil.
“En el caso de esta la escuela, la educación es importante, pero también el acceso a tecnología, porque necesitan una computadora y una impresora. También, talleres de arte”, explicó Victoria.
En un paredón blanco del patio central, Victoria pintó un gran círculo (el reloj) al que le fueron agregando las horas: unas paletas de fibrofácil (un tipo de madera finita) que los chicos pintaron de todos colores y le añadieron figuras en creolina. Algunos decidieron dibujar las cañas de azúcar, otros sólo hacer flores, también lunares multicolores y hasta escribir sus nombres. Cada paleta simbolizaba una hora (o una meta). “En este caso la primera fue la tecnología, en otras escuelas fue el deporte”, insistió Victoria.
Parte de los objetivos de esta movida de Pinta Argentina es tender puentes entre la necesidad y quienes puedan hacer algo para satisfacerla. “Eso somos: un puente para que pasen cosas”, dijo. Pero, además, esta es una tarea que no termina porque en un par de meses Pinta Argentina volverá a esas escuelas para saber qué cosas fueron cambiando.
Esta misma experiencia se replicó en la escuela N° 147, Jardín de la República, ubicada en La Fronterita; en la escuela especial Santa Lucía, y en la escuela Ingenio Leales. Pinta Argentina llegó con el apoyo de la fábrica, que brindó las herramientas para que se pudiera concretar el traslado y el trabajo de las voluntarias.
El viernes al mediodía se organizó en el CIC de la zona una muestra con los trabajos de todos los alumnos que participaron durante estos días que la fundación estuvo trabajando. Por la tarde se realizó un taller colectivo del que participaron 70 chicos de la comunidad de Leales.
Para esta experiencia, la Fundación tuvo como aliadas a artistas locales: “Tesi” Lassaletta, ceramista; Ana Singh y Jéssica Ramírez, muralistas, y María de los Ángeles Martínez, profesora de Educación Especial, quienes trabajaron en el aula y en los murales. Se dividieron las tareas: algunas compartieron con los chicos mientras pintaban sus paletas y otras pusieron su arte en el mural.
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