"Un muchacho sin ninguna ventaja en la vida llegó a ser Gabriel García Márquez"

Por Alejandro Duchini - Para LA GACETA - Buenos Aires

-¿Uno de tus entrevistados, Margarita de la Vega, cuenta que García Márquez tuvo que luchar mucho con la sombra del padre, que quería que sea abogado. ¿En cuánto influyó su padre? ¿Pudo despegarse de él?

-¿Puede alguien despegarse de la influencia de sus padres? Tuvo una relación muy complicada, pues no vivió con él hasta que tuvo 12 años. Fue un padre ausente. Esa es una lucha perenne.

-Al terminar La hojarasca le dijeron que se dedique a otra cosa. ¿Qué pensás que lo llevó a insistir con la escritura?

-Pues él dice en Vivir para contarla que no tenía nada que perder. Creo que su vida errante y pobre lo ayudan en su juventud a seguir insistiendo. Toma riesgos y es ambicioso. Pero además es de una disciplina y de una terquedad apabullante. Esa es una de las grandes sorpresas del libro. Entender cómo este muchacho sin ninguna ventaja en la vida llegó a ser Gabriel García Márquez.

-Hay quienes sostienen que, con el éxito, se volvió soberbio.

-La fama y el poder son muy difíciles de manejar. A García Márquez le llegó la fama y el dinero cuando apenas tenía 39 años y de un día para otro se transformó de nada a todo. En el libro explico la percepción, posiblemente natural y orgánica, de quienes lo vieron cambiar. Además hay testimonios de algunos que compartieron con él fama y poder.

-¿Qué le significaban las mujeres? En tu libro alguien cuenta que se sentía más cómodo con las mujeres que con los hombres.

-Era un enamorado de las mujeres, como cualquier hombre del Caribe colombiano. Creció en un mundo matriarcal y machista a la vez y esa es su relación con el ambiente femenino. Además, era un seductor. Esto se acentúa con la fama y el dinero. Una de sus grandes amigas, María Luisa Elio, me dice que salir con García Márquez a la calle era como salir con una estrella de Hollywood. Que se le tiraban las mujeres a llenarlo de besos. Y agrega “…y eso que no era tan guapo como Roberto Redford”.

-¿Cómo con su mujer, Mercedes, pudieron sostener una relación a pesar de las infidelidades de él?

-Porque ella viene de la misma cultura, y como me dice una de las voces del libro, la filosofía de ella es la de no abrir el cajón.

-¿Cómo se llevaba Gabo con la fama? ¿Le gustaba? ¿La necesitaba?

-Hay una anécdota que me cuenta Oderay Game, una amiga ecuatoriana que vivía en Madrid, según la cual él la llamaba para decirle que estaría en esa ciudad española pero que no le avisara a nadie porque quería estar de incógnito. A los tres días le decía “por favor, vamos a una librería que quiero que me reconozcan”.

-Varias voces señalan que lo seducían tanto el poder político como el económico. ¿Qué observaste a través de tus entrevistas?

-Creo que a cualquier escritor le seduce el comportamiento del poder político. Bill Styron y él se confesaban que cenaban con presidentes. Y le gustaba decir que hacía mandados a sus amigos, sólo que sus amigos solían ser gente con mucho poder político, entre ellos Fidel Castro. Creo que le interesaba más el poder político que la gente con poder económico.

-¿Cómo recordás a García Márquez a un año de muerte?

-Alguien que pudo ser como cualquiera de los personajes sin trascendencia que viven en ese mundo del Caribe colombiano, que viven mamando gallo, y que sin tener nada a su favor se convirtió en un gran escritor universal. Un hombre complicado y lleno de contradicciones. Un hombre para admirar, que supo vivir, que nos deja unos libros para siempre y unas lecciones para llevar una vida completa.

(c) LA GACETA

PERFIL

Silvana Paternostro es una periodista colombiana que actualmente vive en Nueva York. Ha publicado varios libros. Entre ellos, se destaca Soledad & Compañía – un retrato a voces de Gabriel García Márquez (Sudamericana), publicado en Argentina a fines del 2014. En ese trabajo, allegados al escritor recuerdan diferentes etapas de su vida.