18 Abril 2015
EL ESTUDIO DE LORENA. AL fondo, molderías de papel madera. la gaceta / fotos de juan pablo sanchez noli
Expresión. El enamoramiento que no hace más que arquear los labios, el miedo que contrae las entrañas, la felicidad que viene detrás de las buenas noticias ahora pueden volverse palpables, duraderos. Esos sentimientos se traducen en anillos de alpaca y géneros bordados o en collares de acrílico y alpaca. Como esa fobia que inhibía a Lorena Sosa y que la transformó en una prenda ajustada hasta la cintura. O como esas ganas de no ser encasillada en “la chica que hace collares de colores” de Jéssica Morillo, que la llevó a crear piezas portables, casi exentas de color, para hombres y mujeres. La colección se llamó “Germinare”. Estas dos mujeres pararon de producir y de producir para hablar sobre lo que hacen. Así iniciaron un taller para que sus coprovincianas puedan entender qué es la Joyería Contemporánea (JC), y hasta puedan crear esas piezas que van más allá de ser un ornamento, que tienen ideologías y estados de ánimo, y que hasta no necesariamente se llevan encima del cuerpo.
Encargos. Si bien la gran mayoría de los diseñadores locales tanto de indumentaria como de joyería de autor mueven sus producciones en ferias, en la búsqueda de “poder vivir de lo que amo” los creadores se reinventan una y otra vez, experimentan y utilizan todas las redes sociales a mano, que resultan su mayor vidriera. En esa búsqueda Jéssica, que con pocos años compró una revista de macramé y no paró más, inició “Joyería a la Carta”. Se trata de una nueva forma de vender: sus clientes le solicitan una joya, y ella les envía una serie de preguntas, como cuándo quiere usar esa pieza, qué texturas le gustaría que rocen su piel o simplemente les pide una foto de algo importante para ellos. “Y así sorprendentemente funciona Aunque siempre estoy espantada de las reacciones que puedan tener con la obra terminada. Muero de amor cuando les gusta, como sucedió hace poco con un artista santiagueño, que ya me pidió su segunda Joya a la Carta. Rompió el prejuicio de que los hombres no usan joyas. Funciona porque yo necesito desde la joyería construir mi discurso y no hacer una copia”, confesó Jéssica. De esa manera, o de otras también, sus producciones -las de Lorena y las de Jéssica- llegaron a diferentes países del mundo, como a Alemania o a Inglaterra, y también a manos de (re)nombres como Teresa Parodi o la nieta de Eva Duarte de Perón.
Auge. “Nuestra junta fue inevitable”, asegura Lorena. Es que en nuestra provincia son ellas, La Colorina y Anavlis Seni, quienes vienen trabajando ininterrumpidamente en hacer joyas de autor, y moverlas en la provincia y afuera. Son cuatro marcas; no son pocas si se las compara con otras provincias. “Comprendí que en Tucumán íbamos por buen camino hace dos años, cuando en una entrevista con la revista Harper’s Bazaar me hablaban del auge de la JC en mi provincia. Y antes de contestar se me pasaron por la cabeza los nombres de todos los que venimos haciendo esto. Tenemos cuatro con mucho peso. En Mendoza hay dos, por dar un ejemplo”, recuerda Lorena. Luego estas dos mujeres, que en apariencia son contrastantes, con estéticas muy diferentes, empezaron a cruzarse en exposiciones de arte o de diseño y terminaron organizando un curso teórico práctico en la Facultad de Artes.
-¿Quiénes se interesaron en saber más sobre la JC?
- (Jéssica) En el taller se inscribieron desde licenciados en Arte hasta contadores. Tengo muchas expectativas en esto, porque se acercaron personas con experiencia en la joyería, que quieren trascender el formato tradicional.
- (Lorena) Hay una chica que quiere producir, tener su propia marca. Es muy contundente en lo que le interesa y depositó su confianza en nosotras, porque quizás sintió que lo hemos logrando.
Encargos. Si bien la gran mayoría de los diseñadores locales tanto de indumentaria como de joyería de autor mueven sus producciones en ferias, en la búsqueda de “poder vivir de lo que amo” los creadores se reinventan una y otra vez, experimentan y utilizan todas las redes sociales a mano, que resultan su mayor vidriera. En esa búsqueda Jéssica, que con pocos años compró una revista de macramé y no paró más, inició “Joyería a la Carta”. Se trata de una nueva forma de vender: sus clientes le solicitan una joya, y ella les envía una serie de preguntas, como cuándo quiere usar esa pieza, qué texturas le gustaría que rocen su piel o simplemente les pide una foto de algo importante para ellos. “Y así sorprendentemente funciona Aunque siempre estoy espantada de las reacciones que puedan tener con la obra terminada. Muero de amor cuando les gusta, como sucedió hace poco con un artista santiagueño, que ya me pidió su segunda Joya a la Carta. Rompió el prejuicio de que los hombres no usan joyas. Funciona porque yo necesito desde la joyería construir mi discurso y no hacer una copia”, confesó Jéssica. De esa manera, o de otras también, sus producciones -las de Lorena y las de Jéssica- llegaron a diferentes países del mundo, como a Alemania o a Inglaterra, y también a manos de (re)nombres como Teresa Parodi o la nieta de Eva Duarte de Perón.
Auge. “Nuestra junta fue inevitable”, asegura Lorena. Es que en nuestra provincia son ellas, La Colorina y Anavlis Seni, quienes vienen trabajando ininterrumpidamente en hacer joyas de autor, y moverlas en la provincia y afuera. Son cuatro marcas; no son pocas si se las compara con otras provincias. “Comprendí que en Tucumán íbamos por buen camino hace dos años, cuando en una entrevista con la revista Harper’s Bazaar me hablaban del auge de la JC en mi provincia. Y antes de contestar se me pasaron por la cabeza los nombres de todos los que venimos haciendo esto. Tenemos cuatro con mucho peso. En Mendoza hay dos, por dar un ejemplo”, recuerda Lorena. Luego estas dos mujeres, que en apariencia son contrastantes, con estéticas muy diferentes, empezaron a cruzarse en exposiciones de arte o de diseño y terminaron organizando un curso teórico práctico en la Facultad de Artes.
-¿Quiénes se interesaron en saber más sobre la JC?
- (Jéssica) En el taller se inscribieron desde licenciados en Arte hasta contadores. Tengo muchas expectativas en esto, porque se acercaron personas con experiencia en la joyería, que quieren trascender el formato tradicional.
- (Lorena) Hay una chica que quiere producir, tener su propia marca. Es muy contundente en lo que le interesa y depositó su confianza en nosotras, porque quizás sintió que lo hemos logrando.