19 Abril 2015
EL TAMBOR DE HOJALATA
El tambor de hojalata ha cesado de batir su parche, se ha llamado a silencio, pero su mensaje sonoro expandido universalmente, multiplicó su eco, repercutiendo su resonancia en el mundo de las letras, situando a Alemania fuera de las fronteras de su país, en un lugar de privilegio y abriendo en ese entonces las puertas al mercado internacional a la incipiente literatura germana de posguerra. Su consagrada novela fue la primera parte de su trilogía de Danzig, completada con “El gato y el ratón” (1961) y “Años de perro” (1963), una obra de protesta contra la manipulación de la opinión pública, el delirio belicista y la mentira sobre el pasado, convirtiéndose en el primer autor de lengua no castellana en obtener el premio Príncipe de Asturias de las Letras, alcanzando ese mismo año (1999) el premio Nobel de Literatura. La beligerancia en aquel tiempo y con un escepticismo a cuestas, plasmó en la ficción la creación de Oskar Matzerath, aquel niño que a temprana edad se resistía a seguir creciendo en medio del horror de la Segunda Guerra Mundial, rehusando el desvarío del hombre y su omnipotencia, revelándose ante el universo de sus mayores, constituyendo un profundo estudio de los efectos de la guerra en la juventud y un cuestionamiento a la glorificación del heroísmo en el combate. Su pasado lo condenaba, ¿pero quién está libre o exento de alguna equivocación y más aún cuando atesoramos utopías, presentes en un ideario en plena juventud? Sólo nos resta batir incesantemente el parche del tambor de hojalata, en homenaje al escritor Günter Grass y su osada novela. Moraleja: Cuánta infinidad de infantes en el mundo tendrían que negarse a crecer en rechazo a esta paranoia belicista actual.
Alfonso Giacobbe
24 de Septiembre 290
San Miguel de Tucumán
DISCRIMINADO
En respuesta a la carta de Graciela Jatib (30/3), quiero desmentir sus dichos. Soy un vecino que ella discrimina por mi condición económica y social. No soy usurpador, ese espacio me fue adjudicado legalmente por medio de gestiones que realicé ante las autoridades respectivas y no por amistades políticas de la zona. Es de público conocimiento que ese predio era un basural rodeado de grandes malezas que servía de escondite a ladrones y a distintos tipos de alimañas. En ningún momento un camión de la Municipalidad de Las Talitas trasladó mi casilla; lo hice en forma particular, mediante un flete, cuyo comprobante obra en mi poder. Mi casilla no está rodeada con cajones de manzanas ni con plástico negro, sino de una verja de madera. Actualmente estoy tramitando en el municipio la construcción de un módulo habitacional porque aspiro a progresar y vivir dignamente. Cuesta creer que en plena democracia se siga discriminando a las personas por su clase social, cuando a los ojos de Dios todos somos iguales y tenemos el mismo derecho de vivir y crecer dignamente como los otros.
Iván Eduardo Otazo
Mzna. A Casa 23
Barrio 200 Viviendas Ampliación de Soeme
Las Talitas
EL GAUCHO RIVERO
Mi propósito en las cartas del 5/4 y 10/4, es advertir desde un estudio numismático objetivo sobre las mentiras graves que contiene el nuevo billete de $50. Las he descripto y he citado las fuentes comprobables de que me valgo para hacer las aseveraciones que hago. Como parece que el lector Fabricio Falcucci (17/4) sigue empeñado en creer lo que este gobierno le hace creer, ratifico lo dicho. Si el Gaucho Rivero, en verdad hubiera montado un caballo peruano blanco, empuñado nuestra bandera celeste y blanca con sol y arremetido en defensa de nuestra soberanía, arriando un pabellón inglés y repelido con armas a los usurpadores de nuestro suelo, no cabe ninguna duda que lo hubieran fusilado en el acto y ahí sí, tal vez, hubiera alcanzado alguna estatura de patriota. No fue así, como ya largamente expliqué. Le regalaron un viaje a Londres, lo juzgaron y lo dejaron libre porque sus actos no habían representado delito en suelo inglés ni peligro para la seguridad de la Corona. Todo eso admite Falcucci, así como también que la bandera de Rivero no es la bandera del billete y si el Gobierno desdeña la precisión de la verdad histórica en favor de lo que cree conveniente reivindicar, es muestra de lo falaz de las actitudes del gobierno. Con lo cual lo de Rivero es solamente un “bluff”, que no sólo no amerita un billete, sino que merece nuestra repulsa. Me hace decir lo que no dije: yo no evidencio “desprecio a lo gaucho” (sic) ni “anglofilia” en las cartas que envié. Destaco las mentiras del billete por las conductas de “ese” gaucho en particular y lo que este gobierno nos quiere presentar como verdad. Trato a los ingleses de usurpadores y que sin vergüenza admiten nuestros derechos, a sabiendas que están en Malvinas por imperio de la “ley del prepo” y ninguna otra. Eso es contrario a la anglofilia. Siendo benévolos podríamos calificar a lo de Rivero como una villanía; muchísimo peor fue la locura de los altos mandos militares de 1982 y tan grave aun son las actitudes de “mojadores de oreja” de nuestra actual diplomacia que más lejos nos ponen a los argentinos de recuperar nuestras islas. Emitir un billete mentiroso sobre un tema tan sensible es una muestra de ello. En Londres, en lugar de tener respeto por nuestro reclamo, se deben estar riendo, billete en mano. En cuanto a cómo formo mi cosmovisión, le aseguro que no lo hago sólo en museos del Reino Unido, cuya visita le recomiendo a Falcucci, donde se sorprenderá que la cuestión Malvinas esté contada desde nuestra perspectiva. Con el mismo interés leí el Martín Fierro, a Jauretche, a Luna, visité entre otros muchos los Museos Smithsonianos de Washington y el Palacio de Invierno de San Petersburgo. Todo lo que sea fuente de conocimiento es interesante, abre la mente, instruye y libera de la ignorancia. No me quedo sólo con las historietitas de Pigna y Jauretche, leídas con anteojeras, ni con los medios que el Gobierno sostiene para embrutecer a la gente porque si no, en lugar de una cosmovisión, me formaría una “aldeavisión”. En algo mejoró el lector Falcucci desde su primera réplica hasta esta: considera que lo de Rivero fue una “revuelta gaucha, liderada por este polémico personaje” (sic). Coincidirá conmigo, entonces, que mejor hubiera sido emitir billetes de $ 500 o $ 1000 con la imagen de nuestros soldados de Malvinas, que no tienen nada de polémicos ni protagonizaron ninguna “revuelta”, sino que fueron a la guerra creyendo defender la patria.
Víctor J. Chocobar
EL BICENTENARIO
Próximos a cumplir el bicentenario de nuestra Independencia, propongo a los tucumanos que festejemos todos el mayor acontecimiento histórico de nuestro país. En nuestra Casa Histórica un grupo de patriotas nos señaló el camino que debemos seguir. El gobierno que manejó esta provincia ha logrado que nos olvidemos del 9 de Julio. Para estos funcionarios sólo existe el unicato, el poder absoluto, la opulencia, lo cual ha traído como consecuencia una mayor cantidad de excluidos, que no gozan de trabajo genuino, que carecen de asistencia médica, educación, vivienda. Tucumán se ha convertido hoy en la mayor fábrica de pobres, pasamos a ser la cuarta provincia con más pobres del país, víctima del poder político que ha hecho de la política su enriquecimiento y hoy quieren, como el “Gallito” Gutiérrez, que la política sea eterna y los sigan asistiendo después de fallecidos.
Jorge Antonio Chaves
Sabin s/n-El Corte
Yerba Buena
CASI UN APOSTOLADO
No se si lo soñé o viví. Transitaba por el poblado centro tucumano, pagando servicios y demás, cuando siento una rara presión detrás de mí. Al darme vuelta, veo una tierna viejecilla sonriente tratando de aliviarme de mi billetera. Domino mi sentimiento de ira y doy lugar a un antiguo deseo por conocer en profundidad el alma de los ladrones. Conocer esa pasión, casi un apostolado, con que hacen su trabajo. Porque la imaginación sigue siendo el mejor juguete. La viejecilla me mira, preocupada por mi inminente reacción. La tranquilizo diciéndole que no haré escándalo alguno ni despertaré al policía de la esquina. Pero me gustaría dialogar un rato. Acepta. Caminamos entre árboles y “arbolitos”. Le digo que venía observando con cuánta habilidad sorteaba baches y veredas rotas. “¿Usted es acróbata del Cirque du Soleil?”, pregunto. “No -me responde- pero he sobrevivido al cólera, al dengue, al Alzheimer e incluso al CISI y a la AFIP”. Ansioso por conocer más sus secretos le propongo un juego afectivo-material consistente en abrazarnos diez segundos, tratando en ese tiempo de robarnos todo lo posible para luego evaluar quién salió más beneficiado. Y todo con mucho pudor. Acepta, divertida, y lo hacemos. Luego vamos a un bar para evaluar los respectivos botines. Ella, algo decepcionada, muestra lo que me robó en el abrazo: facturas variadas de servicios, cable, pañuelo a medio usar (de tela), 289 pesos, un electrocardiograma viejo, una moneda de dos pesos, cinco aspirinetas y la página 44 del libro “Memorias del subsuelo”, de Dostoievsky. Es hora de presentar mi botín: dos alfileres de gancho, un celular sin pantalla, tres comprimidos y medio de ibuprofeno, el horóscopo, 15.960 euros, un corpiño con lunares, 42 pasaportes de turistas, dos preservativos anaranjados, 62 tarjetas de crédito y débito, receta para hacer humitas al plato, una consulta médica del PAMI para el Bicentenario de la Independencia y un permiso de salida vitalicio de la cárcel. Consciente de mi triunfo, la consuelo diciéndole que en la vida se gana y se pierde, aunque ella tenga la ventaja de ganar lo que el otro pierde. Me sonríe con el último diente que le queda -sin caries- y nos despedimos. Pero esta vez nada de abrazos. PD: Agradezco mensajes recibidos en mi contestador telefónico. Deje su número para poder devolver llamados.
Osvaldo Aiziczon