Por Juan Manuel Asis
09 Julio 2015
LA GACETA / FOTO DE ALVARO MEDINA
Hubo más abrazos, más saludos; más prolongados que en otras oportunidades, y muchas selfies. "Esto es emocionante", confesó el gobernador, José Alperovich, cuando se le consultó sobre lo que le decían al oido esta mañana en el Salón Blanco funcionarios, intendentes y comisionados rurales; minutos antes del izamiento de la Bandera. Es que el chocolate tradicional de las 8 por el Día de la Independencia se transformó en una verdadera despedida de la gestión.
Nadie quería dejar de mostrarle el afecto, dejarle el saludo del adiós. Ese era el clima que imperaba, dominaba la sensación de que por última vez vería a sus colaboradores en esa instancia festiva. No más otro 9 de julio portando la banda de gobernador y el bastón de mando. "Gracias por todo", "lo vamos a extrañar", fueron las frases que escuchó en la Casa de Gobierno, al igual que cuando debió caminar hasta la Iglesia Catedral.
La despedida retrasó la agenda. Hubo emoción, pero sin llantos. En varias ocasiones el mandatario, al hablar con los periodistas, se refirió a "los doce años" al frente del Poder Ejecutivo. Miró para atrás, como lo hacen los que se están yendo. "Lo he dejado todo", apuntó para reforzar que el clima de los festejos patrios tenían más de contenido político que de emociones patriotas. "Recuerden cómo recibimos la provincia en 2003", acotó. Otra vez haciendo una alusión al pasado que se fue. La caminata por 25 de Mayo y 24 de Septiembre fue larga, llena de abrazos y de "muchas gracias por acompañarme". La hizo con quien podría ser su sucesor después del 23 de agosto, el vicegobernador Juan Manzur, que en ningún momento se despegó del jefe del PE y no se cansó de saludar a los pocos militantes que se llegaron a la plaza Independencia.
Alperovich estuvo con su esposa, la senadora Beatriz Rojkés, y con sus hijos. La imagen familiar de un fin de ciclo, aunque falten tres meses para el recambio de autoridades.
Nadie quería dejar de mostrarle el afecto, dejarle el saludo del adiós. Ese era el clima que imperaba, dominaba la sensación de que por última vez vería a sus colaboradores en esa instancia festiva. No más otro 9 de julio portando la banda de gobernador y el bastón de mando. "Gracias por todo", "lo vamos a extrañar", fueron las frases que escuchó en la Casa de Gobierno, al igual que cuando debió caminar hasta la Iglesia Catedral.
La despedida retrasó la agenda. Hubo emoción, pero sin llantos. En varias ocasiones el mandatario, al hablar con los periodistas, se refirió a "los doce años" al frente del Poder Ejecutivo. Miró para atrás, como lo hacen los que se están yendo. "Lo he dejado todo", apuntó para reforzar que el clima de los festejos patrios tenían más de contenido político que de emociones patriotas. "Recuerden cómo recibimos la provincia en 2003", acotó. Otra vez haciendo una alusión al pasado que se fue. La caminata por 25 de Mayo y 24 de Septiembre fue larga, llena de abrazos y de "muchas gracias por acompañarme". La hizo con quien podría ser su sucesor después del 23 de agosto, el vicegobernador Juan Manzur, que en ningún momento se despegó del jefe del PE y no se cansó de saludar a los pocos militantes que se llegaron a la plaza Independencia.
Alperovich estuvo con su esposa, la senadora Beatriz Rojkés, y con sus hijos. La imagen familiar de un fin de ciclo, aunque falten tres meses para el recambio de autoridades.
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