15 Julio 2015
EN LA PLAZA. “Todo el pueblo está en la calle, hasta las iglesias están cerradas”, dijo Domingo Liz. foto enviada a la gaceta en whatsapp
Los 30 turistas norteños que habían contratado un tour para recorrer algunos hitos de la “América profunda” -Bolivia y Machu Picchu- nunca hubieran imaginado cuán visceral iba a ser esa experiencia.
Los pasajeros (22 tucumanos y ocho salteños) que intentaban disfrutar de sus vacaciones de invierno habían salido el viernes de Tucumán en un colectivo, en un viaje organizado por la empresa de turismo “Bali-Hai”. Pero una protesta gremial, que mantiene sitiada a la ciudad boliviana de Potosí, les impidió continuar el viaje, y hasta anoche permanecían allí, pese a ingentes negociaciones del coordinador del contingente norteño, Federico Quiroga, y de 16 de los pasajeros con delegados del Comité Cívico Potosinista (Comcipo). La Comcipo reclama la instalación de una planta de cemento, la justa repartición de las regalías mineras, el mejoramiento de infraestructura caminera y un mayor presupuesto para obras. ´
Ayer, los propietarios de la agencia de turismo mediante la cual viajó el contingente explicaron a este diario que la protesta excedió a la firma, pese a lo cual se les dio alojamiento en un hotel de Potosí.
En diálogo con LA GACETA, Juan Taccetti, cónsul argentino en Bolivia, señaló : “la situación es bastante crítica porque están bloqueados todos los accesos a la ciudad y no hay posibilidad ni de llegar ni de salir”. El conflicto -explicó- lleva ocho días y se trasladó el viernes desde La Paz, luego de que los manifestantes fueron reprimidos. Según el cónsul esto generó que endurecieran más su postura.
“En 2010 sucedió algo similar que duró 19 días, pero al menos dejaban ingresar los víveres. Esta vez no, ni siquiera hay hospitales ni policías”, agregó el funcionario. Como parte del operativo de protesta, los piqueteros del Comité Cívico Potosinista (Comcipo) fueron ingresando a los hospitales y comisarías para impedir cualquier actividad.
Al mediodía de ayer, el cónsul se encontraba en Villazón, a 347 kilómetros de la ciudad de Potosí. “Me comuniqué con las autoridades bolivianas y me dijeron que el conflicto no se solucionaría esta semana. Por eso estamos viendo cómo sacar a los casi 100 argentinos que están en Potosí”, dijo.
Al cierre de esta edición, Tacetti le dijo a LA GACETA: “el tema está en manos de la Cancillería y Defensa en los más altos niveles. Lo que se evalúa es trasladarlos en un avión de mediano porte, de la Fuerza Aérea. Pero para ello deberían caminar cuatro kilómetros hasta el lugar de aterrizaje de la máquina”. El diplomático estimó que esa acción podría concretarse hoy, por la mañana.
También al anochecer, en Potosí, el coordinador de Bali - Hai seguía negociando con delegados de la Comcipo para que les permitieran seguir por tierra rumbo a Machu Picchu, pero ya no por La Paz, sino por Puno.
Ayer, a lo largo de toda la jornada, algunos de los pasajeros se comunicaban con LA GACETA vía whatsapp o por celular, y compartían por ese medio sus sensaciones y sus vivencias “insólitas”, como definió la coyuntura Domingo Liz, un ingeniero químico de 66 años que viaja con su esposa. “Estamos en una situación insólita, varados en Potosí, donde nadie nos da bolilla, y tenemos una situación crítica en cuanto a insumos; las perspectivas no son las mejores, y entre los pasajeros hay gente grande, gente con problemas por la altura... Hasta las iglesias están cerradas. Nadie nos da bolilla, todo el pueblo está en la calle, recién vengo de la plaza principal, y está llena de gente, con barricadas, pero sin armas, sin violencia, los cajeros automáticos sin dinero y no hay dónde comprar comida”, expresó Liz, sin perder la calma.
“Planeamos realizar un city tour, durante el día, pero tratamos de no salir, y menos durante la noche”, destacó Fernanda, otra pasajera. “Estamos en el hotel, y ponemos la mejor onda”, manifestó.
Sin embargo, al anochecer, el clima de vigilia ya se prolongaba, y los pasajeros varados en Potosí no se animaban a aventurar, en sus chateos con LA GACETA, cuándo y cómo concluiría su odisea andina.
Los pasajeros (22 tucumanos y ocho salteños) que intentaban disfrutar de sus vacaciones de invierno habían salido el viernes de Tucumán en un colectivo, en un viaje organizado por la empresa de turismo “Bali-Hai”. Pero una protesta gremial, que mantiene sitiada a la ciudad boliviana de Potosí, les impidió continuar el viaje, y hasta anoche permanecían allí, pese a ingentes negociaciones del coordinador del contingente norteño, Federico Quiroga, y de 16 de los pasajeros con delegados del Comité Cívico Potosinista (Comcipo). La Comcipo reclama la instalación de una planta de cemento, la justa repartición de las regalías mineras, el mejoramiento de infraestructura caminera y un mayor presupuesto para obras. ´
Ayer, los propietarios de la agencia de turismo mediante la cual viajó el contingente explicaron a este diario que la protesta excedió a la firma, pese a lo cual se les dio alojamiento en un hotel de Potosí.
En diálogo con LA GACETA, Juan Taccetti, cónsul argentino en Bolivia, señaló : “la situación es bastante crítica porque están bloqueados todos los accesos a la ciudad y no hay posibilidad ni de llegar ni de salir”. El conflicto -explicó- lleva ocho días y se trasladó el viernes desde La Paz, luego de que los manifestantes fueron reprimidos. Según el cónsul esto generó que endurecieran más su postura.
“En 2010 sucedió algo similar que duró 19 días, pero al menos dejaban ingresar los víveres. Esta vez no, ni siquiera hay hospitales ni policías”, agregó el funcionario. Como parte del operativo de protesta, los piqueteros del Comité Cívico Potosinista (Comcipo) fueron ingresando a los hospitales y comisarías para impedir cualquier actividad.
Al mediodía de ayer, el cónsul se encontraba en Villazón, a 347 kilómetros de la ciudad de Potosí. “Me comuniqué con las autoridades bolivianas y me dijeron que el conflicto no se solucionaría esta semana. Por eso estamos viendo cómo sacar a los casi 100 argentinos que están en Potosí”, dijo.
Al cierre de esta edición, Tacetti le dijo a LA GACETA: “el tema está en manos de la Cancillería y Defensa en los más altos niveles. Lo que se evalúa es trasladarlos en un avión de mediano porte, de la Fuerza Aérea. Pero para ello deberían caminar cuatro kilómetros hasta el lugar de aterrizaje de la máquina”. El diplomático estimó que esa acción podría concretarse hoy, por la mañana.
También al anochecer, en Potosí, el coordinador de Bali - Hai seguía negociando con delegados de la Comcipo para que les permitieran seguir por tierra rumbo a Machu Picchu, pero ya no por La Paz, sino por Puno.
Ayer, a lo largo de toda la jornada, algunos de los pasajeros se comunicaban con LA GACETA vía whatsapp o por celular, y compartían por ese medio sus sensaciones y sus vivencias “insólitas”, como definió la coyuntura Domingo Liz, un ingeniero químico de 66 años que viaja con su esposa. “Estamos en una situación insólita, varados en Potosí, donde nadie nos da bolilla, y tenemos una situación crítica en cuanto a insumos; las perspectivas no son las mejores, y entre los pasajeros hay gente grande, gente con problemas por la altura... Hasta las iglesias están cerradas. Nadie nos da bolilla, todo el pueblo está en la calle, recién vengo de la plaza principal, y está llena de gente, con barricadas, pero sin armas, sin violencia, los cajeros automáticos sin dinero y no hay dónde comprar comida”, expresó Liz, sin perder la calma.
“Planeamos realizar un city tour, durante el día, pero tratamos de no salir, y menos durante la noche”, destacó Fernanda, otra pasajera. “Estamos en el hotel, y ponemos la mejor onda”, manifestó.
Sin embargo, al anochecer, el clima de vigilia ya se prolongaba, y los pasajeros varados en Potosí no se animaban a aventurar, en sus chateos con LA GACETA, cuándo y cómo concluiría su odisea andina.
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