16 Agosto 2015
Carlos Pagni: “Scioli debe seducir a votantes que no simpatizan con Cristina”
Luego de las PASO, y a pocos días de las elecciones provinciales, LA GACETA vuelve a organizar su Ciclo de Conferencias, del que participarán prestigiosos disertantes. El encuentro se desarrollará el martes, a las 20:30, en el Teatro Hilton, ubicado en Miguel Lillo 365.
la gaceta / foto de inés quinteros orio (archivo)
Pasaron las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) y el mapa electoral de la Argentina permite sacar algunas conclusiones. Por ejemplo, que el oficialista Frente para la Victoria realizó una elección aceptable; que el PRO achicó las distancias con vistas a las presidenciales del domingo 25 de octubre y que la UCR obtuvo resultados más modestos que los esperados por su dirigencia. Carlos Pagni no tiene dudas de que las tensiones entre la presidenta Cristina Fernández y el candidato oficial, Daniel Scioli, se mantendrán en las próximas semanas. Y que eso puede ser aprovechado por la oposición. El columnista del diario “La Nación” disertará el martes, a las 20:30, en el marco del Ciclo de Conferencias 2015 de LA GACETA. Hará una “Evaluación de la carrera electoral”. Antes, habló en estos términos con nuestro diario.
-Las PASO del domingo 9, ¿ fueron como una sudestada para el oficialismo?
- En términos relativos, el oficialismo hizo una elección aceptable. Sobre todo si se observa el contexto en el que se realizaron: acusación contra Aníbal Fernández por narcotráfico, inquietud cambiaria e inundaciones. Es cierto que Daniel Scioli, que pensaba sacar 42% con 10 puntos de diferencia respecto de Cambiemos, se tuvo que conformar con 38% y con una distancia de 8 puntos.
-¿Quiénes ganaron y quiénes perdieron?
- Es difícil hacer un balance sin matices. Hay algunos resultados significativos. El radicalismo, con Ernesto Sanz, y la Coalición Cívica, con Elisa Carrió, tuvieron resultados muy modestos. Da la impresión de que la polarización comenzó en Cambiemos. Es decir, que simpatizantes de Sanz y de Carrió votaron por Macri. Margarita Stolbizer no se benefició con la asociación de Sanz y Carrió con Pro. Ella sufrió la caída de Hermes Binner en Santa Fe, que es otra novedad. El peronismo oficialista de Buenos Aires sigue sufriendo las consecuencias de la secesión de Sergio Massa. Apenas consiguió el 40% con sus dos fórmulas sumadas: Fernández y Julián Domínguez. En 2007, Cristina Kirchner había obtenido 46% de los votos en esa provincia. La derrota de Domínguez también es relevante, si se tiene en cuenta que Scioli lo prefería frente a Fernández. Macri, que hizo una elección muy aceptable, tal vez sorprendente en Buenos Aires, retrocedió respecto de las marcas anteriores de su partido en la Capital Federal, y no tuvo el resultado esperado en Mendoza, donde, como candidato individual, perdió ante Scioli.
-¿Cómo será la campaña en estos dos meses que le quedan? ¿Seguirá la tormenta en el Frente para la Victoria? ¿La aprovechará Macri?
- El Frente para la Victoria sufre una fisura en su principal base electoral que es la provincia de Buenos Aires. Ya está claro que Aníbal Fernández tiene una disidencia fuerte con Scioli, que se mantendrá más allá del proceso electoral, cualquiera sea el resultado. En este conflicto interviene Cristina Kirchner, que festejó el triunfo de Fernández pero no el de Scioli. Es muy posible que estas tensiones continúen durante las próximas semanas y que determinen una mayor presencia de la señora de Kirchner en el escenario. Será un problema para Scioli, que debe seducir a votantes que no simpatizan con ella. Estos factores, en potencia, benefician a la oposición. Pero todo depende de la capacidad que tengan los rivales de Scioli para caracterizar la situación y presentar a él como la continuidad de un gobierno desgastado. Dicho de otro modo: el conflicto entre Scioli y la Presidenta, si no se desboca en una crisis, puede beneficiar al candidato porque lo diferencia de la Casa Rosada sin demasiado esfuerzo de su parte.
-¿El ballotaje es el escenario más probable en los próximos comicios?
- El ballotage es probable. Pero depende de la capacidad que tengan los rivales de Scioli, sobre todo Macri, para tender un puente conceptual hacia quienes no lo votaron en las primarias, y de producir una polarización. Para que esa polarización sea posible, Scioli debe aparecer como la continuación de lo que hay, no como su modificación.
-¿La próxima elección marcará el fin del kirchnerismo y de la tradicional UCR, sin candidatos presidenciales?
- El kirchnerismo sobrevivirá como una expresión interna del PJ, cuyo vigor no conocemos. Pero sin dudas entrará en una recesión. El radicalismo dependerá de los resultados provinciales que obtenga. En el Congreso será un poco más numeroso. Es evidente que sigue sin poder resucitar como una fuerza de carácter nacional.
-¿Qué le espera a la Argentina que se viene?
- Es una pregunta muy abierta. Pero hay dos fenómenos que ya se prefiguran. En el orden externo, un contexto económico muy distinto del que conocimos en los últimos 12 años. El precio de las commodities en baja, la tasa de interés de los Estados Unidos recuperándose, y Brasil en una crisis cuyo desenlace todavía no está a la vista. En el terreno local, las primarias parecen demostrar que no hay ninguna fuerza política capaz de acceder al poder por sí sola. Scioli, Macri, Massa, el que sea, debe buscar votos ajenos. Es decir, debe ir hacia el centro. Es la tendencia opuesta a la que caracterizó el liderazgo de Cristina Kirchner, sobre todo desde 2011: ella pudo gobernar sin acuerdos con otras fuerzas políticas y sin necesidad de seducir a quienes no la preferían. Su estrategia fue dinamitar el centro en una polarización sistemática entre “ellos” y “nosotros”. Esa estrategia, que pone en el centro de la política el conflicto, parece ser estéril para los próximos años.
-¿Cómo puede la economía convertirse en un activo político para la próxima administración?
- Sólo mediante una reforma que permita recuperar el crecimiento con la atracción de una corriente de inversión. Para esos objetivos la agenda es tan evidente que, con mayor o menor énfasis, hace coincidir a los principales candidatos: cerrar el conflicto con los holdouts; unificar el mercado cambiario, lo que supondrá algún grado de devaluación; financiar sin emisión monetaria un déficit fiscal más pequeño; revisar la política de subsidios a los servicios públicos, etc. El gobierno que lleve adelante esa tarea con inteligencia técnica y política podrá aspirar a un éxito electoral en 2017.
-¿Cómo será la transición hasta el 10 de diciembre y qué deberá hacer, en primera medida, el próximo presidente?
- Hay una coincidencia generalizada en que deberá relanzar una negociación con los holdouts y, de un modo u otro, acelerar la devaluación del peso. Si ese presidente surge de la actual oposición, deberá tomar alguna medida que responda al mandato de regeneración ético-institucional que le otorgaron quienes lo votaron.
-Las PASO del domingo 9, ¿ fueron como una sudestada para el oficialismo?
- En términos relativos, el oficialismo hizo una elección aceptable. Sobre todo si se observa el contexto en el que se realizaron: acusación contra Aníbal Fernández por narcotráfico, inquietud cambiaria e inundaciones. Es cierto que Daniel Scioli, que pensaba sacar 42% con 10 puntos de diferencia respecto de Cambiemos, se tuvo que conformar con 38% y con una distancia de 8 puntos.
-¿Quiénes ganaron y quiénes perdieron?
- Es difícil hacer un balance sin matices. Hay algunos resultados significativos. El radicalismo, con Ernesto Sanz, y la Coalición Cívica, con Elisa Carrió, tuvieron resultados muy modestos. Da la impresión de que la polarización comenzó en Cambiemos. Es decir, que simpatizantes de Sanz y de Carrió votaron por Macri. Margarita Stolbizer no se benefició con la asociación de Sanz y Carrió con Pro. Ella sufrió la caída de Hermes Binner en Santa Fe, que es otra novedad. El peronismo oficialista de Buenos Aires sigue sufriendo las consecuencias de la secesión de Sergio Massa. Apenas consiguió el 40% con sus dos fórmulas sumadas: Fernández y Julián Domínguez. En 2007, Cristina Kirchner había obtenido 46% de los votos en esa provincia. La derrota de Domínguez también es relevante, si se tiene en cuenta que Scioli lo prefería frente a Fernández. Macri, que hizo una elección muy aceptable, tal vez sorprendente en Buenos Aires, retrocedió respecto de las marcas anteriores de su partido en la Capital Federal, y no tuvo el resultado esperado en Mendoza, donde, como candidato individual, perdió ante Scioli.
-¿Cómo será la campaña en estos dos meses que le quedan? ¿Seguirá la tormenta en el Frente para la Victoria? ¿La aprovechará Macri?
- El Frente para la Victoria sufre una fisura en su principal base electoral que es la provincia de Buenos Aires. Ya está claro que Aníbal Fernández tiene una disidencia fuerte con Scioli, que se mantendrá más allá del proceso electoral, cualquiera sea el resultado. En este conflicto interviene Cristina Kirchner, que festejó el triunfo de Fernández pero no el de Scioli. Es muy posible que estas tensiones continúen durante las próximas semanas y que determinen una mayor presencia de la señora de Kirchner en el escenario. Será un problema para Scioli, que debe seducir a votantes que no simpatizan con ella. Estos factores, en potencia, benefician a la oposición. Pero todo depende de la capacidad que tengan los rivales de Scioli para caracterizar la situación y presentar a él como la continuidad de un gobierno desgastado. Dicho de otro modo: el conflicto entre Scioli y la Presidenta, si no se desboca en una crisis, puede beneficiar al candidato porque lo diferencia de la Casa Rosada sin demasiado esfuerzo de su parte.
-¿El ballotaje es el escenario más probable en los próximos comicios?
- El ballotage es probable. Pero depende de la capacidad que tengan los rivales de Scioli, sobre todo Macri, para tender un puente conceptual hacia quienes no lo votaron en las primarias, y de producir una polarización. Para que esa polarización sea posible, Scioli debe aparecer como la continuación de lo que hay, no como su modificación.
-¿La próxima elección marcará el fin del kirchnerismo y de la tradicional UCR, sin candidatos presidenciales?
- El kirchnerismo sobrevivirá como una expresión interna del PJ, cuyo vigor no conocemos. Pero sin dudas entrará en una recesión. El radicalismo dependerá de los resultados provinciales que obtenga. En el Congreso será un poco más numeroso. Es evidente que sigue sin poder resucitar como una fuerza de carácter nacional.
-¿Qué le espera a la Argentina que se viene?
- Es una pregunta muy abierta. Pero hay dos fenómenos que ya se prefiguran. En el orden externo, un contexto económico muy distinto del que conocimos en los últimos 12 años. El precio de las commodities en baja, la tasa de interés de los Estados Unidos recuperándose, y Brasil en una crisis cuyo desenlace todavía no está a la vista. En el terreno local, las primarias parecen demostrar que no hay ninguna fuerza política capaz de acceder al poder por sí sola. Scioli, Macri, Massa, el que sea, debe buscar votos ajenos. Es decir, debe ir hacia el centro. Es la tendencia opuesta a la que caracterizó el liderazgo de Cristina Kirchner, sobre todo desde 2011: ella pudo gobernar sin acuerdos con otras fuerzas políticas y sin necesidad de seducir a quienes no la preferían. Su estrategia fue dinamitar el centro en una polarización sistemática entre “ellos” y “nosotros”. Esa estrategia, que pone en el centro de la política el conflicto, parece ser estéril para los próximos años.
-¿Cómo puede la economía convertirse en un activo político para la próxima administración?
- Sólo mediante una reforma que permita recuperar el crecimiento con la atracción de una corriente de inversión. Para esos objetivos la agenda es tan evidente que, con mayor o menor énfasis, hace coincidir a los principales candidatos: cerrar el conflicto con los holdouts; unificar el mercado cambiario, lo que supondrá algún grado de devaluación; financiar sin emisión monetaria un déficit fiscal más pequeño; revisar la política de subsidios a los servicios públicos, etc. El gobierno que lleve adelante esa tarea con inteligencia técnica y política podrá aspirar a un éxito electoral en 2017.
-¿Cómo será la transición hasta el 10 de diciembre y qué deberá hacer, en primera medida, el próximo presidente?
- Hay una coincidencia generalizada en que deberá relanzar una negociación con los holdouts y, de un modo u otro, acelerar la devaluación del peso. Si ese presidente surge de la actual oposición, deberá tomar alguna medida que responda al mandato de regeneración ético-institucional que le otorgaron quienes lo votaron.
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