29 Agosto 2015
LA GACETA SALTA
La ovalada está presente en prácticamente todas las horas de vigilia de Nahuel García. Cuando no está entrenando juveniles o dando una mano con la primera del Jockey Club de Salta, es posible encontrarlo en el Cedar provincial o trabajando con el seleccionado nacional femenino, Las Pumas, que conduce desde comienzos del año pasado. Luego del mal trago de la Qualy en Santa Fe (donde Colombia le arrebató a Argentina el boleto olímpico en la última jugada de la final) y de los Panamericanos de Toronto, el foco está puesto en el repechaje olímpico del año que viene.
“La Qualy fue realmente duro. Llegamos con el mejor equipo que nos permitieron las circunstancias, ya que la competencia previa nos provocó bajas muy sensibles. Empezando por la capitana (Noelia Billerbeck), “Isa” Fontanarrosa, Rita Cazorla y Vanesa Salas. Más allá su talento, son cuatro de las más experimentadas, las que absorbieron toda la competencia internacional que pudimos tener en estos últimos años. Pero bueno, las lesiones son riesgos propios de esa competencia que necesitamos para crecer. Y se puede rescatar que chicas con muy poco roce se hicieron cargo de cubrir esas ausencia. Por otro lado, en los Panamericanos logramos el cuarto lugar para el que estábamos. Porque Brasil sigue estando arriba nuestro, y ni hablar EE.UU. y Canadá, que tienen una estructura mucho más avanzada”, evaluó.
Recalculando
Tras la caída en la final de la Qualy, la única alternativa para conseguir el boleto a Río 2016 es el repechaje que tendrá lugar el año que viene, en fecha todavía sin determinar.
-¿Cuál es el plan a seguir ahora?
- Se pautaron tres concentraciones. La primera fue este mes, y las próximas serán en septiembre y octubre. Hicimos una serie de evaluaciones individuales y as chicas se llevaron un trabajo planificado para realizar en sus respectivos Pladares hasta la próxima concentración. Fue una semana fuerte de parte física, también de contenido técnico. Son concentraciones de preparación solamente, ya que hasta noviembre no habrá competencia. De ahí tendremos el Valentín Martínez y el Seven de la República.Ya el año que viene, la idea es volver a hacer una gira por Las Vegas y Hong Kong.
- ¿Cuál es el perfil de jugadoras que están buscando?
- Principalmente jóvenes, que tengan más o menos 10 años de proyección por delante. Se sumaron varias chicas de entre 18 y 21 años, que creo formarán parte del futuro del seleccionado, obviamente con mucho trabajo por delante. Es muy importante que un equipo B se vaya desarrollando, porque todavía es muy amplia la brecha entre el nivel del seleccionado y el de los clubes.
- ¿También se le da importancia a la contextura física?
- Sin duda. En el primer nivel no podés entrar con siete pitufas a la cancha, porque te enfrentás a equipos como EE.UU., Rusia, Inglaterra, Holanda, Fiji y el mismo Brasil, en que son todas XL. Eso no quiere decir que no vayamos a tener chicas bajitas o de poca contextura, pero tendrán que tener más desarrolladas otras aptitudes. Además, hay que tener en cuenta que, en la mayoría de esos países, el rugby se juega mixto hasta los 13 años, como lo reglamenta World Rugby. Nosotros no lo tenemos ni cerca explotado a eso. Acá hay muchas chicas que empiezan a jugar después de los 20 años, y se pierden toda esa primera etapa de rugby infantil y juvenil.
- ¿Pero notás un mayor nivel de destrezas en las jugadoras?
- Seguro que sí. Pero hay que señalar que, en líneas generales, el rugby femenino del país todavía sigue en una etapa de desarrollo, así como el promedio de las jugadoras. La que vuelve a su club después de estar en el seleccionado, se destaca mucho más que un Puma 7 cuando vuelve a su club.
- ¿Es tan grande todavía la brecha con las potencias?
La realidad es que, salvo algunas excepciones como Cardenales, los clubes grandes del país no le han abierto la puerta al rugby femenino. Y son ellos justamente los que tienen la infraestructura y la gente idónea para desarrollarlos. Por eso también estamos en inferioridad de condiciones respecto de otros países: porque la cuna del rugby femenino no está en los lugares que mejores condiciones tienen. Cuando se pueda derribar esa barrera cultural que impera en los clubes grandes, es posible que podamos cambiar rotundamente la historia del rugby femenino argentino.
“La Qualy fue realmente duro. Llegamos con el mejor equipo que nos permitieron las circunstancias, ya que la competencia previa nos provocó bajas muy sensibles. Empezando por la capitana (Noelia Billerbeck), “Isa” Fontanarrosa, Rita Cazorla y Vanesa Salas. Más allá su talento, son cuatro de las más experimentadas, las que absorbieron toda la competencia internacional que pudimos tener en estos últimos años. Pero bueno, las lesiones son riesgos propios de esa competencia que necesitamos para crecer. Y se puede rescatar que chicas con muy poco roce se hicieron cargo de cubrir esas ausencia. Por otro lado, en los Panamericanos logramos el cuarto lugar para el que estábamos. Porque Brasil sigue estando arriba nuestro, y ni hablar EE.UU. y Canadá, que tienen una estructura mucho más avanzada”, evaluó.
Recalculando
Tras la caída en la final de la Qualy, la única alternativa para conseguir el boleto a Río 2016 es el repechaje que tendrá lugar el año que viene, en fecha todavía sin determinar.
-¿Cuál es el plan a seguir ahora?
- Se pautaron tres concentraciones. La primera fue este mes, y las próximas serán en septiembre y octubre. Hicimos una serie de evaluaciones individuales y as chicas se llevaron un trabajo planificado para realizar en sus respectivos Pladares hasta la próxima concentración. Fue una semana fuerte de parte física, también de contenido técnico. Son concentraciones de preparación solamente, ya que hasta noviembre no habrá competencia. De ahí tendremos el Valentín Martínez y el Seven de la República.Ya el año que viene, la idea es volver a hacer una gira por Las Vegas y Hong Kong.
- ¿Cuál es el perfil de jugadoras que están buscando?
- Principalmente jóvenes, que tengan más o menos 10 años de proyección por delante. Se sumaron varias chicas de entre 18 y 21 años, que creo formarán parte del futuro del seleccionado, obviamente con mucho trabajo por delante. Es muy importante que un equipo B se vaya desarrollando, porque todavía es muy amplia la brecha entre el nivel del seleccionado y el de los clubes.
- ¿También se le da importancia a la contextura física?
- Sin duda. En el primer nivel no podés entrar con siete pitufas a la cancha, porque te enfrentás a equipos como EE.UU., Rusia, Inglaterra, Holanda, Fiji y el mismo Brasil, en que son todas XL. Eso no quiere decir que no vayamos a tener chicas bajitas o de poca contextura, pero tendrán que tener más desarrolladas otras aptitudes. Además, hay que tener en cuenta que, en la mayoría de esos países, el rugby se juega mixto hasta los 13 años, como lo reglamenta World Rugby. Nosotros no lo tenemos ni cerca explotado a eso. Acá hay muchas chicas que empiezan a jugar después de los 20 años, y se pierden toda esa primera etapa de rugby infantil y juvenil.
- ¿Pero notás un mayor nivel de destrezas en las jugadoras?
- Seguro que sí. Pero hay que señalar que, en líneas generales, el rugby femenino del país todavía sigue en una etapa de desarrollo, así como el promedio de las jugadoras. La que vuelve a su club después de estar en el seleccionado, se destaca mucho más que un Puma 7 cuando vuelve a su club.
- ¿Es tan grande todavía la brecha con las potencias?
La realidad es que, salvo algunas excepciones como Cardenales, los clubes grandes del país no le han abierto la puerta al rugby femenino. Y son ellos justamente los que tienen la infraestructura y la gente idónea para desarrollarlos. Por eso también estamos en inferioridad de condiciones respecto de otros países: porque la cuna del rugby femenino no está en los lugares que mejores condiciones tienen. Cuando se pueda derribar esa barrera cultural que impera en los clubes grandes, es posible que podamos cambiar rotundamente la historia del rugby femenino argentino.
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