Viajar por el mundo puede ser una ganga para los jubilados

04 Septiembre 2015
Harriet Edleson / The New York Times

Cuando Marie Koski de Springfield, Massachusetts, estaba en la Toscana, en Italia, limpiando cerámica y bronces de más de 2.000 años, supo que había hecho el viaje adecuado por el precio adecuado. Koski, de 61 años, una maestra de educación especial que se retiró en 2014, y su esposo John (62), pasaron siete días en lo que alguna vez fue un fuerte etrusco, ayudando a excavar a un arqueólogo en la ciudad costera de Populonia. Arreglaron el viaje por medio del Earthwatch Institute, organización internacional ambientalista que permite que los viajeros asistan en investigaciones científicas. Los participantes pagan por ser parte de una expedición, pero la contribución es deducible de impuestos. “Eso ayudó bastante con nuestros impuestos”. Gastaron U$S 1.600 cada uno, más el boleto de avión, por participar y hospedarse en un departamento, en una comunidad privada cerrada, en el que compartían el baño con otra pareja.

Existen muchas formas de que las personas mayores viajen por menos dinero. Estas incluyen intercambios de casas, renta o adquisición de casas rodantes o vehículos recreativos, y ofrecerse de voluntarios, aun si esto incluye una cuota, como en la expedición de Earthwatch. Algunos retirados encuentran trabajo a bordo de cruceros. MSC Cruises, por ejemplo, contrata a retirados y semirretirados como guías para los pasajeros y en los puertos, a profesores de idiomas y a instructores en artes u oficios, según Gary Glading, el jefe de entretenimiento y experiencia de los huéspedes en MSC Cruises.

Mary Lichty (59 años) siempre quiso viajar, incluido el sueño que tuvo en la universidad de pasar tres meses en Europa. No obstante, sus sueños se convirtieron en “‘Después lo haré’ por pragmatismo y necesidad”, dijo Lichty, que vive en Benicia, California, justo al sur del valle de Napa. Cuando estaba trabajando, empezó a tomar cursos sobre el vino en la Universidad del Valle de Napa, y en 2012 comenzó a trabajar como eventual en Raymond Vineyard en St. Helena, California, como asociada en los salones de catas. Así conoció a Jeffrey Maltzman, el fundador de la bodega Blend Craft Wine, en los programas marítimos. Ahora trabaja como educadora en vinos en el MSC Divina que navega por el Caribe.

“Estoy viajando en un crucero y me pagan por ello”, expresó Lichty. Su esposo Peter (60), quien se acaba de retirar hace poco, viaja con ella. “No es mucho dinero”, comentó, pero están incluidas la cabina y las comidas.

Los Koski ahorraron dinero en una cuenta de club de vacaciones por separado mediante una unión crediticia cuando ella daba clases. “No esperamos hasta retirarnos para viajar porque nunca sabés qué te depara el futuro”, dijo. El hermano menor de su esposo murió a los 60 años, contó. Ahora viajan con su viuda.

Hacer del ahorro para viajar es una prioridad, dijo Wendy Money (61) una ex maestra de primaria en Sacramento, California. Planea retirarse en tres años y seguir viajando con frecuencia con Trina Warren, su hija de 38 años. “Mi lista es larga”, dijo.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios