Por Manuel Cardozo
23 Septiembre 2015
MEJOR. En otras ciudades hay, pero los buses de dos pisos lucen en Londres. foto de manuel cardozo
Un día de descanso brinda la posibilidad de visitar lugares clásicos y que atraen a muchos turistas. Los argentinos que llegaron para ver el Mundial, y otros tantos que no, se hicieron notar en Londres.
El día lluvioso y frío en el comienzo del otoño británico, no fue impedimento para disfrutarlo al máximo.
Sin dudas que la atracción es el centro londinense, en especial lugares como el Palacio de Buckingham que se ubica en el Green Park. La lluvia condicionó. Debido al mal clima la atractiva ceremonia de cambio de guardia en el Palacio rompió el protocolo de tiempo y fue más corta de lo usual. Pero nada cambió la costumbre: lo predilecto para los visitantes fue la foto con la residencia de la familia real británica de fondo.
El centro londinense tuvo mucho tránsito y los turistas estuvieron atraídos por las casas de indumentaria deportiva, aunque más que nada buscaban pasar de modo entretenido el momento de penuria que provocó la lluvia.
Los característicos buses sin techo estuvieron, pero se movieron más los que lo tenían. Seguramente, habrá tiempo para que el paseo por excelencia en la capital inglesa se pueda concretar con el cielo como cubierta.
Los shoppings y subtes también formaron parte de los sitios de “escape” predilectos. La brisa fría que comenzó a llegar en las últimas horas de la tarde obligaba a refugiarse aún más. La puesta del sol fue el final de un día gris que pese a todo resultó agradable porque algo era seguro: la guinda volverá a volar oficialmente hoy.
El día lluvioso y frío en el comienzo del otoño británico, no fue impedimento para disfrutarlo al máximo.
Sin dudas que la atracción es el centro londinense, en especial lugares como el Palacio de Buckingham que se ubica en el Green Park. La lluvia condicionó. Debido al mal clima la atractiva ceremonia de cambio de guardia en el Palacio rompió el protocolo de tiempo y fue más corta de lo usual. Pero nada cambió la costumbre: lo predilecto para los visitantes fue la foto con la residencia de la familia real británica de fondo.
El centro londinense tuvo mucho tránsito y los turistas estuvieron atraídos por las casas de indumentaria deportiva, aunque más que nada buscaban pasar de modo entretenido el momento de penuria que provocó la lluvia.
Los característicos buses sin techo estuvieron, pero se movieron más los que lo tenían. Seguramente, habrá tiempo para que el paseo por excelencia en la capital inglesa se pueda concretar con el cielo como cubierta.
Los shoppings y subtes también formaron parte de los sitios de “escape” predilectos. La brisa fría que comenzó a llegar en las últimas horas de la tarde obligaba a refugiarse aún más. La puesta del sol fue el final de un día gris que pese a todo resultó agradable porque algo era seguro: la guinda volverá a volar oficialmente hoy.