14 Diciembre 2015
Todo indica que Alfonso Prat Gay, el ministro de Finanzas de la Nación, apelará al manual para tratar de bajar las presiones inflacionarias. Esto es:
• Normalización de las estadísticas con una reformulación interna en el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), tras casi una década de intervención política.
• Arreglar la situación de la deuda impaga. Eso permitirá liberar el cepo cambiario sin que haya corrida y, por lo tanto, un salto elevado del tipo de cambio. De esa manera, el pase a precios -algo que aparece inevitable en las actuales circunstancias- podría ser más moderado o más suave.
• En última instancia, apelar a una devaluación, menos traumática que en tiempos de necesidades. Esto no evitará la inflación, sino que permitiría sincerar el poder adquisitivo del país y su capacidad productiva.
En otras palabras, el Gobierno de Mauricio Macri debe tratar de mejorar las expectativas, para que los ciudadanos observen que las estadísticas son confiables. Frente al cúmulo de compromisos, es difícil que deje de apelar a la emisión monetaria con tanto déficit fiscal heredado. El factor credibilidad es tan importante que el Banco Central debe reflejar un cumplimiento real de las metas de inflación.
No hay que perder de vista que una elevada inflación implica tasa de interés real negativa, aunque ahora observamos que la tendencia está cambiando y que es positiva. Esto último puede ser una meta de largo plazo. Una tasa de interés positiva es el único camino para reconstruir la moneda nacional y el ahorro interno.
• Normalización de las estadísticas con una reformulación interna en el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), tras casi una década de intervención política.
• Arreglar la situación de la deuda impaga. Eso permitirá liberar el cepo cambiario sin que haya corrida y, por lo tanto, un salto elevado del tipo de cambio. De esa manera, el pase a precios -algo que aparece inevitable en las actuales circunstancias- podría ser más moderado o más suave.
• En última instancia, apelar a una devaluación, menos traumática que en tiempos de necesidades. Esto no evitará la inflación, sino que permitiría sincerar el poder adquisitivo del país y su capacidad productiva.
En otras palabras, el Gobierno de Mauricio Macri debe tratar de mejorar las expectativas, para que los ciudadanos observen que las estadísticas son confiables. Frente al cúmulo de compromisos, es difícil que deje de apelar a la emisión monetaria con tanto déficit fiscal heredado. El factor credibilidad es tan importante que el Banco Central debe reflejar un cumplimiento real de las metas de inflación.
No hay que perder de vista que una elevada inflación implica tasa de interés real negativa, aunque ahora observamos que la tendencia está cambiando y que es positiva. Esto último puede ser una meta de largo plazo. Una tasa de interés positiva es el único camino para reconstruir la moneda nacional y el ahorro interno.
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