28 Diciembre 2015
Es sabido que la pirotecnia puede provocar quemaduras, y lesiones oculares, en dedos, manos y oído, muchas veces graves e irreversibles. Sin embargo, la gente no se contiene en las fiestas de fin de año, y muchas veces actúa de manera irresponsable. Según el reporte oficial sobre heridos por uso de fuegos de artificio en la Provincia, en la Nochebuena pasada ingresaron a los hospitales de Niños, Padilla y Centro de Salud 15 personas; de esos pacientes (10 de los cuales eran niños), un hombre quedó sin las dos manos y otro perdió la izquierda.
Ya antes de la Navidad, a comienzos de diciembre, a Lisandro, un niño de seis años, tuvieron que amputarle cuatro dedos de su mano derecha porque le estalló un cohete que le habían vendido en un almacén de su barrio, en Manantial Sur.
Para evitar que la próxima celebración del Año Nuevo termine con hechos lamentables, vale acatar las recomendaciones realizadas por la doctora Sandra Tirado, secretaria ejecutiva del Siprosa, y de médicos especialistas en quemados, en oídos y en ojos.
El oído, muy expuesto
El oído tiene capacidad para tolerar hasta 90 decibeles. Por esta razón hay que usar protectores de oídos cuando se tire un mortero que alcanza los 145 decibeles o una bomba de estruendo que llega a los 190 decibeles. “El oído presenta en forma natural un sistema de protección que se activa frente a ruidos fuertes, pero el problema es que actúa después de 10 centésimas de segundo. De ahí que resulte ineficaz cuando se utiliza pirotecnia”, advierte la doctora Tirado
Por su parte, la doctora Liliana Tiberti, coordinadora de Otología y Otoneurocirugía del Hospital Británico, recordó que la pirotecnia puede producir:
Distintos grados de pérdida de la audición: generalmente por daño del oído interno -que es de tipo irreversible- pudiendo llevar a la pérdida total de la capacidad auditiva.
Zumbidos, acúfeno o tinnitus: percepción de un ruido (generalmente como silbido, o como el canto de un pájaro) dentro del oído. Puede ser transitorio o permanente, y de distinta intensidad.
Perforación del tímpano: si la explosión del petardo, mortero o cualquier elemento pirotécnico fuese muy cercana, dentro del oído se producirá gran presión sonora que terminará perforando la membrana timpánica (que separa el oído externo del interno). El daño produce sangrado del oído, dolor y disminución de la audición.
Vértigo: ante una explosión muy cercana y fuerte se puede presentar una crisis de vértigo con pérdida total de audición, debido a la gran vibración que sufre todo el oído. El vértigo es la sensación ilusoria de que las cosas externas están rotando o desplazándose alrededor de uno o de que es uno mismo quien está dando vueltas en el espacio.
Los niños están más expuestos, ya que suelen ser ellos -en muchos casos- los que utilizan pirotecnia o están muy cerca de los adultos que las tiran. Los niños no tienen que manipular fuegos artificiales y es conveniente colocarles protectores de oídos semejantes a los que usan para las piletas. Ante algún síntoma auditivo, consultar lo antes posible a un especialista.
Las quemaduras
El mal uso de la pirotecnia o la manipulación de los cohetes por parte de niños y adultos también provoca quemaduras y lesiones graves, sobre todo en ojos, rostro, manos y dedos.
La gravedad de las quemaduras - explicó Pedro Bilyk, del Centro para la Atención de Quemaduras del Hospital Alemán- está determinada por su extensión y profundidad. La quemadura superficial destruye las capas epidérmicas o superficiales de la piel, que se regeneran entre los siete y 12 días debido a la capacidad reproductiva de las células no dañadas. En general no dejan secuelas: cicatrices o alteraciones visibles. En cambio, en la quemadura profunda causada por agentes agresivos de gran intensidad (fuego directo, inflamables u otros de igual naturaleza, o por el contacto prolongado con agentes cáusticos) la destrucción de la piel es total y, por lo tanto, no hay posibilidad de recuperación espontánea.
Los ojos
“En esta época del año aumentan los riesgos de accidentes que ponen en peligro la visión, sobre todo por explosión de artículos pirotécnicos y descorche de bebidas espumantes”, alertó el oftalmólogo tucumano Roberto Cohen. La mayoría de tales percances, en su opinión, se producen por el mal uso de los cohetes: la detonación dentro de botellas, latas o algún otro envase o muy cerca de la cabeza. “La explosión en sí, muy cerca de la cara, y el desprendimiento de esquirlas pueden producir quemaduras y hasta daños irreversibles en los ojos. Además, al descorchar sidra, champaña u otra bebida espumante hay que ser precavido: el corcho es despedido a alta velocidad y puede causar estragos en los ojos cuando se manipula la botella en dirección al propio ojo o al rostro de otra persona”, enfatizó.
Cohen coincidió con su par Susana Lucila Cura, jefa de Retina del Servicio de Oftalmología del Hospital Italiano, al señalar que el daño ocular puede ir desde pequeñas quemaduras en los párpados y erosiones en la superficie de los ojos, hasta mutilaciones de tejidos e incluso el estallido del ojo con pérdida total de su contenido. Los médicos también advierten sobre el riesgo de tomar alcohol en exceso, porque incrementa el riesgo de protagonizar accidentes de tránsito, muchas veces con víctimas fatales. “Con el impacto se rompen los parabrisas y los ojos quedan expuestos a la penetración de partículas diminutas de vidrios o a sufrir otros traumas por el impacto mismo”, precisó Roberto Cohen.
Mirar de lejos
Los niños deben estar al cuidado de algún adulto para que observen de lejos el espectáculo de los fuegos artificiales, sin correr riesgos. Cohen, Cura y Tirado fueron contundentes: no hay que darles pirotecnia a los niños; ni siquiera las “inofensivas” estrellitas o bengalitas, porque las chispas pueden causar quemaduras en los ojos.
Fuegos artificiales.- Deben encenderlos los adultos uno por uno usando gafas para proteger los ojos, y de inmediato retirarse del lugar para evitar la exposición de la cara y del cuerpo en general.
No son para niños.- No permitan que los niños manipulen o tiren cohetes porque no son conscientes del peligro. Es responsabilidad de los mayores vigilarlos.
¿Muy peligroso! - No usar jamás explosivos de fabricación casera.
La compra.- Sólo los mayores pueden comprar artículos de pirotecnia en negocios debidamente autorizados.
Pirotecnia autorizada.- Usar sólo artículos autorizados por el Renar (Registro Nacional de Armas de la Argentina) en lugares despejados, lejos de viviendas, edificios de departamentos y centros asistenciales.
No apuntar.- No apuntar jamás cohetes o cañitas voladoras a otra persona, o elementos combustibles, autos, casas y árboles para evitar siniestros.
Un producto a la vez.- Jamás emplear más de un producto al mismo tiempo.
No explotar cohetes en latas.- No introducir artículos pirotécnicos en envases de vidrio o latas, ni poner cohetes en los bolsillos.
Ya antes de la Navidad, a comienzos de diciembre, a Lisandro, un niño de seis años, tuvieron que amputarle cuatro dedos de su mano derecha porque le estalló un cohete que le habían vendido en un almacén de su barrio, en Manantial Sur.
Para evitar que la próxima celebración del Año Nuevo termine con hechos lamentables, vale acatar las recomendaciones realizadas por la doctora Sandra Tirado, secretaria ejecutiva del Siprosa, y de médicos especialistas en quemados, en oídos y en ojos.
El oído, muy expuesto
El oído tiene capacidad para tolerar hasta 90 decibeles. Por esta razón hay que usar protectores de oídos cuando se tire un mortero que alcanza los 145 decibeles o una bomba de estruendo que llega a los 190 decibeles. “El oído presenta en forma natural un sistema de protección que se activa frente a ruidos fuertes, pero el problema es que actúa después de 10 centésimas de segundo. De ahí que resulte ineficaz cuando se utiliza pirotecnia”, advierte la doctora Tirado
Por su parte, la doctora Liliana Tiberti, coordinadora de Otología y Otoneurocirugía del Hospital Británico, recordó que la pirotecnia puede producir:
Distintos grados de pérdida de la audición: generalmente por daño del oído interno -que es de tipo irreversible- pudiendo llevar a la pérdida total de la capacidad auditiva.
Zumbidos, acúfeno o tinnitus: percepción de un ruido (generalmente como silbido, o como el canto de un pájaro) dentro del oído. Puede ser transitorio o permanente, y de distinta intensidad.
Perforación del tímpano: si la explosión del petardo, mortero o cualquier elemento pirotécnico fuese muy cercana, dentro del oído se producirá gran presión sonora que terminará perforando la membrana timpánica (que separa el oído externo del interno). El daño produce sangrado del oído, dolor y disminución de la audición.
Vértigo: ante una explosión muy cercana y fuerte se puede presentar una crisis de vértigo con pérdida total de audición, debido a la gran vibración que sufre todo el oído. El vértigo es la sensación ilusoria de que las cosas externas están rotando o desplazándose alrededor de uno o de que es uno mismo quien está dando vueltas en el espacio.
Los niños están más expuestos, ya que suelen ser ellos -en muchos casos- los que utilizan pirotecnia o están muy cerca de los adultos que las tiran. Los niños no tienen que manipular fuegos artificiales y es conveniente colocarles protectores de oídos semejantes a los que usan para las piletas. Ante algún síntoma auditivo, consultar lo antes posible a un especialista.
Las quemaduras
El mal uso de la pirotecnia o la manipulación de los cohetes por parte de niños y adultos también provoca quemaduras y lesiones graves, sobre todo en ojos, rostro, manos y dedos.
La gravedad de las quemaduras - explicó Pedro Bilyk, del Centro para la Atención de Quemaduras del Hospital Alemán- está determinada por su extensión y profundidad. La quemadura superficial destruye las capas epidérmicas o superficiales de la piel, que se regeneran entre los siete y 12 días debido a la capacidad reproductiva de las células no dañadas. En general no dejan secuelas: cicatrices o alteraciones visibles. En cambio, en la quemadura profunda causada por agentes agresivos de gran intensidad (fuego directo, inflamables u otros de igual naturaleza, o por el contacto prolongado con agentes cáusticos) la destrucción de la piel es total y, por lo tanto, no hay posibilidad de recuperación espontánea.
Los ojos
“En esta época del año aumentan los riesgos de accidentes que ponen en peligro la visión, sobre todo por explosión de artículos pirotécnicos y descorche de bebidas espumantes”, alertó el oftalmólogo tucumano Roberto Cohen. La mayoría de tales percances, en su opinión, se producen por el mal uso de los cohetes: la detonación dentro de botellas, latas o algún otro envase o muy cerca de la cabeza. “La explosión en sí, muy cerca de la cara, y el desprendimiento de esquirlas pueden producir quemaduras y hasta daños irreversibles en los ojos. Además, al descorchar sidra, champaña u otra bebida espumante hay que ser precavido: el corcho es despedido a alta velocidad y puede causar estragos en los ojos cuando se manipula la botella en dirección al propio ojo o al rostro de otra persona”, enfatizó.
Cohen coincidió con su par Susana Lucila Cura, jefa de Retina del Servicio de Oftalmología del Hospital Italiano, al señalar que el daño ocular puede ir desde pequeñas quemaduras en los párpados y erosiones en la superficie de los ojos, hasta mutilaciones de tejidos e incluso el estallido del ojo con pérdida total de su contenido. Los médicos también advierten sobre el riesgo de tomar alcohol en exceso, porque incrementa el riesgo de protagonizar accidentes de tránsito, muchas veces con víctimas fatales. “Con el impacto se rompen los parabrisas y los ojos quedan expuestos a la penetración de partículas diminutas de vidrios o a sufrir otros traumas por el impacto mismo”, precisó Roberto Cohen.
Mirar de lejos
Los niños deben estar al cuidado de algún adulto para que observen de lejos el espectáculo de los fuegos artificiales, sin correr riesgos. Cohen, Cura y Tirado fueron contundentes: no hay que darles pirotecnia a los niños; ni siquiera las “inofensivas” estrellitas o bengalitas, porque las chispas pueden causar quemaduras en los ojos.
Fuegos artificiales.- Deben encenderlos los adultos uno por uno usando gafas para proteger los ojos, y de inmediato retirarse del lugar para evitar la exposición de la cara y del cuerpo en general.
No son para niños.- No permitan que los niños manipulen o tiren cohetes porque no son conscientes del peligro. Es responsabilidad de los mayores vigilarlos.
¿Muy peligroso! - No usar jamás explosivos de fabricación casera.
La compra.- Sólo los mayores pueden comprar artículos de pirotecnia en negocios debidamente autorizados.
Pirotecnia autorizada.- Usar sólo artículos autorizados por el Renar (Registro Nacional de Armas de la Argentina) en lugares despejados, lejos de viviendas, edificios de departamentos y centros asistenciales.
No apuntar.- No apuntar jamás cohetes o cañitas voladoras a otra persona, o elementos combustibles, autos, casas y árboles para evitar siniestros.
Un producto a la vez.- Jamás emplear más de un producto al mismo tiempo.
No explotar cohetes en latas.- No introducir artículos pirotécnicos en envases de vidrio o latas, ni poner cohetes en los bolsillos.
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