05 Enero 2016
MADRID/BARCELONA.- La incertidumbre se mantiene en España: el país está pendiente de la posibilidad de que haya nuevos comicios en Cataluña, ya que Artur Mas no logra el apoyo necesario para revalidar su cargo al frente del Gobierno de la región.
La CUP, un partido catalán secesionista y anticapitalista que tiene la llave de su investidura, rechazó el domingo brindarle a Mas su apoyo para gobernar,. Esto obliga a la región a repetir las elecciones celebradas allí el 27 de septiembre y convertidas en un plebiscito sobre la independencia.
Ante este escenario, el más probable, la CUP pidió a la coalición independentista que Mas encabeza, Junts pel Sí, un candidato alternativo para presidir el Gobierno catalán. De esa forma se evitaría una nueva cita con las urnas.
Esquerra Republicana, el otro partido que integra Junts pel Sí, hizo un llamamiento a las partes implicadas para que se sienten de nuevo en la mesa de negociación con el fin de evitar unas elecciones que, en su opinión, no garantizan un escenario de mayor gobernabilidad.
“Si tenemos cinco días para llegar a un acuerdo hay que intentarlo. Es posible y necesario. Es la responsabilidad de todos y es lo que nos pidieron los ciudadanos el 27 de septiembre”, dijo el líder de la formación, Oriol Junqueras, quien evitó posicionarse.
Pase lo que pase en las próximas horas, si el 10 de enero no hay Gobierno en la región, el Parlamento catalán se disolverá automáticamente y se convocarán nuevos comicios. Es lo que esperan todas las fuerzas de la oposición, que ya empezaron a esbozar sus estrategias de cara a las urnas.
Desde el Partido Popular (PP) de Mariano Rajoy, principal azote del independentismo catalán, abogaron por una alianza poselectoral de todas las fuerzas antiindependentistas en Cataluña. Sería la manera de poner freno al proceso impulsado hasta ahora por Mas.
“Confío en que la oportunidad que se nos abre a los catalanes sea aprovechada en beneficio de Cataluña, volviendo a la sensatez”, dijo el ministro de Interior español, Jorge Fernández Díaz.
Con unas nuevas elecciones en marzo, el proceso soberanista catalán quedaría paralizado al menos durante tres meses. La CUP insistió ayer en que todavía hay tiempo para que Junts pel Sí proponga un candidato alternativo.
Pero en el partido de Mas, Convergència Democràtica, no están dispuestos a aceptarlo. “La pelota continúa en manos de la CUP, y si no, la tendrán los ciudadanos de Cataluña”, apuntó el coordinador general de Convergència Democràtica, Josep Rull, aludiendo a la convocatoria de los comicios.
Desde CDC arremetieron fuertemente contra la CUP, que no ve con buenos ojos a Mas por los recortes efectuados por su Ejecutivo y por los casos de corrupción que salpican su partido. “Su decisión la convierte en la gran aliada de los poderes fácticos del Estado (español) para echar al presidente de Cataluña”, criticó Rull. El partido de extrema izquierda, que tomó la decisión sobre la investidura de Mas bajo una gran presión, se vio resentido y sufrió la primera consecuencia de su fractura interna: el cabeza de lista, Antonio Baños, renunció a su escaño en el Parlamento catalán.
Junts pel Sí se reunirá hoy para estudiar la situación y Mas ofrecerá entonces una rueda de prensa, en la que previsiblemente informará sobre su futuro, según informó CDC.
En una primera reacción, ayer dijo sentirse tranquilo y con ganas de luchar. “Estoy con ganas de plantar cara a los poderes de Madrid (...), pero también a algunos de aquí que ponen las cosas excesivamente difíciles”, dijo a los periodistas, en alusión a la CUP. El ministro de Interior español calificó las palabras de Mas de clínicamente preocupantes.
El rechazo de la CUP a Mas podría apear al hombre que más cerca llevó a Cataluña de la independencia, en un momento clave para el futuro de los catalanes.
En España, que también tiene un Gobierno tambaleante, lo que ocurra en la región repercutirá en las negociaciones entre las principales fuerzas políticas tras las elecciones del 20 de diciembre, en las que ninguna obtuvo el apoyo necesario para gobernar en solitario.
Cataluña se había convertido en los últimos días en un escollo entre algunas partes, ya que PP y Ciudadanos abogan por la unidad de España, PSOE propone una reforma de la Constitución en clave federal y Podemos apuesta por un referéndum independentista en la región.
“Las cosas excesivamente difíciles”
“Estoy con ganas de plantar cara (enfrentar) a los poderes de Madrid, pero también a algunos de aquí que ponen las cosas excesivamente difíciles”, dijo Artur Mas. Con estas palabras, el jefe del Ejecutivo catalán en funciones aludía a la CUP, el partido anticapitalista y secesionista que el domingo decidió no respaldar su investidura.
La CUP, un partido catalán secesionista y anticapitalista que tiene la llave de su investidura, rechazó el domingo brindarle a Mas su apoyo para gobernar,. Esto obliga a la región a repetir las elecciones celebradas allí el 27 de septiembre y convertidas en un plebiscito sobre la independencia.
Ante este escenario, el más probable, la CUP pidió a la coalición independentista que Mas encabeza, Junts pel Sí, un candidato alternativo para presidir el Gobierno catalán. De esa forma se evitaría una nueva cita con las urnas.
Esquerra Republicana, el otro partido que integra Junts pel Sí, hizo un llamamiento a las partes implicadas para que se sienten de nuevo en la mesa de negociación con el fin de evitar unas elecciones que, en su opinión, no garantizan un escenario de mayor gobernabilidad.
“Si tenemos cinco días para llegar a un acuerdo hay que intentarlo. Es posible y necesario. Es la responsabilidad de todos y es lo que nos pidieron los ciudadanos el 27 de septiembre”, dijo el líder de la formación, Oriol Junqueras, quien evitó posicionarse.
Pase lo que pase en las próximas horas, si el 10 de enero no hay Gobierno en la región, el Parlamento catalán se disolverá automáticamente y se convocarán nuevos comicios. Es lo que esperan todas las fuerzas de la oposición, que ya empezaron a esbozar sus estrategias de cara a las urnas.
Desde el Partido Popular (PP) de Mariano Rajoy, principal azote del independentismo catalán, abogaron por una alianza poselectoral de todas las fuerzas antiindependentistas en Cataluña. Sería la manera de poner freno al proceso impulsado hasta ahora por Mas.
“Confío en que la oportunidad que se nos abre a los catalanes sea aprovechada en beneficio de Cataluña, volviendo a la sensatez”, dijo el ministro de Interior español, Jorge Fernández Díaz.
Con unas nuevas elecciones en marzo, el proceso soberanista catalán quedaría paralizado al menos durante tres meses. La CUP insistió ayer en que todavía hay tiempo para que Junts pel Sí proponga un candidato alternativo.
Pero en el partido de Mas, Convergència Democràtica, no están dispuestos a aceptarlo. “La pelota continúa en manos de la CUP, y si no, la tendrán los ciudadanos de Cataluña”, apuntó el coordinador general de Convergència Democràtica, Josep Rull, aludiendo a la convocatoria de los comicios.
Desde CDC arremetieron fuertemente contra la CUP, que no ve con buenos ojos a Mas por los recortes efectuados por su Ejecutivo y por los casos de corrupción que salpican su partido. “Su decisión la convierte en la gran aliada de los poderes fácticos del Estado (español) para echar al presidente de Cataluña”, criticó Rull. El partido de extrema izquierda, que tomó la decisión sobre la investidura de Mas bajo una gran presión, se vio resentido y sufrió la primera consecuencia de su fractura interna: el cabeza de lista, Antonio Baños, renunció a su escaño en el Parlamento catalán.
Junts pel Sí se reunirá hoy para estudiar la situación y Mas ofrecerá entonces una rueda de prensa, en la que previsiblemente informará sobre su futuro, según informó CDC.
En una primera reacción, ayer dijo sentirse tranquilo y con ganas de luchar. “Estoy con ganas de plantar cara a los poderes de Madrid (...), pero también a algunos de aquí que ponen las cosas excesivamente difíciles”, dijo a los periodistas, en alusión a la CUP. El ministro de Interior español calificó las palabras de Mas de clínicamente preocupantes.
El rechazo de la CUP a Mas podría apear al hombre que más cerca llevó a Cataluña de la independencia, en un momento clave para el futuro de los catalanes.
En España, que también tiene un Gobierno tambaleante, lo que ocurra en la región repercutirá en las negociaciones entre las principales fuerzas políticas tras las elecciones del 20 de diciembre, en las que ninguna obtuvo el apoyo necesario para gobernar en solitario.
Cataluña se había convertido en los últimos días en un escollo entre algunas partes, ya que PP y Ciudadanos abogan por la unidad de España, PSOE propone una reforma de la Constitución en clave federal y Podemos apuesta por un referéndum independentista en la región.
“Las cosas excesivamente difíciles”
“Estoy con ganas de plantar cara (enfrentar) a los poderes de Madrid, pero también a algunos de aquí que ponen las cosas excesivamente difíciles”, dijo Artur Mas. Con estas palabras, el jefe del Ejecutivo catalán en funciones aludía a la CUP, el partido anticapitalista y secesionista que el domingo decidió no respaldar su investidura.
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