13 Enero 2016
La Quebrada de Lules es una zona muy bella, ubicada a solamente tres kilómetros de la ciudad de San Isidro de Lules. Se accede a través de la ruta provincial 321 en dirección este-oeste. Al llegar a la rotonda ya se puede apreciar la densa vegetación subtropical que conforma el paisaje.
Los fines de semana el lugar es muy concurrido. Según la intendencia, el pasado fin de semana acudieron 5.000 personas a bañarse en el río Lules. La cifra equivale al doble de la población de la Municipalidad de Graneros, según el censo 2010.
El fervor de los bañistas, evidentemente, no tiene en cuenta que el río ha aumentado notablemente su caudal como consecuencia de las tormentas.
“La Municipalidad ha tenido que colocar una garita sobre la ruta 321 para restringir el paso a los visitantes. Cuando las aguas avanzan no permiten que pase nadie”, explicó Julio Vallejos, quien suspendió su rutina deportiva en bicicleta para dialogar con LA GACETA. El deportista narra que se construyeron defensas con rocas compactadas a la orilla del río. “Pero aún así la peligrosidad del lugar está latente”, agregó.
Los controles han aumentado para evitar cualquier tipo de accidentes en el río. “La gente no respeta, se da maña para pasar igual, dan la vuelta y pasan por las fincas”, admitió Alex López, en el puesto de control de la ruta que lleva a la quebrada. Agregó que no se permite el ingreso con bebidas alcohólicas. “Los fines de semana vienen muchos borrachos”, lamentó.
En marzo del año pasado las constantes lluvias “se comieron” parte de la calzada de la ruta 321, interrumpiendo el acceso a la quebrada. El camino fue reparado y ahora cuenta con tramos enripiados.
Pasados por agua
“Estamos teniendo un verano pasado por agua. Cuando llueve en el llano no hay problemas. El inconveniente es cuando hay tormentas en los cerros, eso provoca crecidas en el río”, razona un obrero de la zona, reacio a revelar su nombre.
En la Quebrada de Lules hay un conocido balneario que todavía no inició su temporada de verano. Las intensas lluvias han impedido terminar las obras de refacción. “Ahora está cerrado, estamos esperando que el tiempo mejore y que nos permita terminar de pintar las piletas de natación. Tenemos pensado inaugurar la temporada el próximo viernes con una peña folclórica”, detalló José Torres, empleado del lugar.
En toda el área se realizan trabajos de limpieza pero la gente arroja constantemente basura a orillas del río.
Los fines de semana el lugar es muy concurrido. Según la intendencia, el pasado fin de semana acudieron 5.000 personas a bañarse en el río Lules. La cifra equivale al doble de la población de la Municipalidad de Graneros, según el censo 2010.
El fervor de los bañistas, evidentemente, no tiene en cuenta que el río ha aumentado notablemente su caudal como consecuencia de las tormentas.
“La Municipalidad ha tenido que colocar una garita sobre la ruta 321 para restringir el paso a los visitantes. Cuando las aguas avanzan no permiten que pase nadie”, explicó Julio Vallejos, quien suspendió su rutina deportiva en bicicleta para dialogar con LA GACETA. El deportista narra que se construyeron defensas con rocas compactadas a la orilla del río. “Pero aún así la peligrosidad del lugar está latente”, agregó.
Los controles han aumentado para evitar cualquier tipo de accidentes en el río. “La gente no respeta, se da maña para pasar igual, dan la vuelta y pasan por las fincas”, admitió Alex López, en el puesto de control de la ruta que lleva a la quebrada. Agregó que no se permite el ingreso con bebidas alcohólicas. “Los fines de semana vienen muchos borrachos”, lamentó.
En marzo del año pasado las constantes lluvias “se comieron” parte de la calzada de la ruta 321, interrumpiendo el acceso a la quebrada. El camino fue reparado y ahora cuenta con tramos enripiados.
Pasados por agua
“Estamos teniendo un verano pasado por agua. Cuando llueve en el llano no hay problemas. El inconveniente es cuando hay tormentas en los cerros, eso provoca crecidas en el río”, razona un obrero de la zona, reacio a revelar su nombre.
En la Quebrada de Lules hay un conocido balneario que todavía no inició su temporada de verano. Las intensas lluvias han impedido terminar las obras de refacción. “Ahora está cerrado, estamos esperando que el tiempo mejore y que nos permita terminar de pintar las piletas de natación. Tenemos pensado inaugurar la temporada el próximo viernes con una peña folclórica”, detalló José Torres, empleado del lugar.
En toda el área se realizan trabajos de limpieza pero la gente arroja constantemente basura a orillas del río.
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