Recrudece el aislamiento de pueblos anegados

A la localidad de Las Juntas no puede llegarse ni en vehículos pesados.

UNA LAGUNA DONDE ANTES HABÍA UN PATIO. Los damnificados del este de Aguilares dijeron a LA GACETA que aún no recibieron ayuda estatal. LA GACETA / FOTOS DE OSVALDO RIPOLL. UNA LAGUNA DONDE ANTES HABÍA UN PATIO. Los damnificados del este de Aguilares dijeron a LA GACETA que aún no recibieron ayuda estatal. LA GACETA / FOTOS DE OSVALDO RIPOLL.
14 Mayo 2016
Las lluvias persisten y agravan la situación que generó el desborde del río Medinas en las localidades de Los Agudo y de Las Juntas, al este de Aguilares. Unas 300 familias de la zona permanecen rodeadas por el agua. El aislamiento se agrava porque la ruta 331, que conduce a ambos poblados, se ha convertido en un brazo del cauce que se desmadró el lunes pasado.

Al mediodía de ayer, los vecinos permanecían a la espera de las ayudas que le habían prometido desde el Gobierno provincial. Los damnificados reclamaban, principalmente, alimentos y frazadas.

El drama más angustiante es vivido por las familias de Las Juntas, hasta donde no se puede llegar ni siquiera en vehículos pesados. La escuela del lugar no pudo aún iniciar el ciclo lectivo, justamente, porque el camino de acceso permanece tapado por una masa líquida desde el verano pasado.

Un tractor con un carro, dispuesto por la comuna de Nueva Trinidad (de la que dependen los parajes anegados), permite a los vecinos de Los Agudo salir del medio del agua hasta el kilómetro 20. Es a partir de este lugar, en donde se encuentra la parroquia Nuestra Señora de Lourdes, que el agua ganó la ruta para seguir su curso hacia el este. Los pobladores toman en ese sitio el colectivo para trasladarse hasta Aguilares a aprovisionarse de mercaderías.

Pérdidas

“Uno se desespera al estar tanto días en medio de este mar que nos está dejando sin nada. Perdimos los cultivos y también los animales. Gracias al tractor podemos salir a comprar algunas cosas. Pero así no se puede seguir viviendo aquí”, se lamentó Roberto Lezcano.

La humedad y el frío han incrementado en la zona los casos de enfermedades bronco-respiratorias y micóticas. “Lo peor de todo es que hasta ahora permanecemos sin ningún tipo de asistencia. Nadie se acercó a ver lo que necesitamos”, planteó Carmen Arrieta.

Otro de los pueblos que se encuentra aislado a causa del pésimo estado que presenta el camino de acceso es Nueva Trinidad. LA GACETA pudo llegar a duras penas hasta esa comunidad, con el propósito de consultar al comisionado comunal David Elías sobre las inquietudes que formularon los damnificados por las inundaciones. Al mediodía la comuna permanecía cerrada, Elías (que no reside en el lugar) estaba ausente y en la escuela no había clases porque los docentes no pueden llegar a causa del estado de la carretera.

“Este pueblo parece fantasma porque nadie puede venir y tampoco podemos salir los que somos de aquí. Tampoco tenemos en qué sacar a los que se enferman”, describió el comerciante Luís Cativa.

Más afectados

En Niogasta, el desmadre del río Chico anegó un amplio tramo de la ruta 308 y afectó a una veintena de familias.

En el Centro de Integración Comunitaria permanecen evacuadas, desde el verano pasado, unas 15 familias.

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