Cinco claves para descifrar el Monumento del Bicentenario

El monumento que homenajea las dos centurias de la emancipación nacional está próximo a inaugurarse. Será el 7 de julio y, hasta el momento, será el punto donde confluyan los festejos centrales del 9 de julio. Su autor, Miguel Mazzeo, y el secretario de Gobierno de la Municipalidad desgranan los significados detrás de las dos cintas de hormigón de 25 metros de altura.

EN DETALLE. Miguel Mazzeo (el autor), Walter Berarducci (secretario de Gobierno municipal) y Luis Lobo Chaklián (subsecretario de Planificación y jurado del concurso) en la recta final de las obras del Monumento.  LA GACETA / FOTO DE JORGE OLMOS SGROSSO EN DETALLE. Miguel Mazzeo (el autor), Walter Berarducci (secretario de Gobierno municipal) y Luis Lobo Chaklián (subsecretario de Planificación y jurado del concurso) en la recta final de las obras del Monumento. LA GACETA / FOTO DE JORGE OLMOS SGROSSO
25 Junio 2016

Hay algo de lo que no podés dudar ni un minuto: el Monumento del Bicentenario no te va a pasar desapercibido.

Puede gustarte o no. Puede conmoverte o puede parecerte que son dos montones de hormigón sin sentido. Pero no vas a pasar por la avenida Mate de Luna, a la altura del parque Avellaneda, sin recordar que esta patria ha cumplido 200 años emancipada.

Sí, a simple vista son dos palos rígidos que se alzan en medio de la platabanda. Hay quienes cuestionan el lugar, que podría haber ido a parar por ejemplo al parque 9 de Julio. Hay quienes reniegan de su forma, de su aparente escasez de simbología para conmemorar los dos centurias de la Declaración de la Independencia. Y otros muchos rezongan porque los $ 6,2 millones que ha costado el monumento podrían haber solucionado problemas de cloaca o pavimento en algunas zonas de la ciudad. “Con una placa de bronce en la Casa Histórica bastaba y sobraba”, había opinado una vecina que pasaba por la zona cuando estaban colocando las cintas de hormigón, el 15 de abril.

“Nosotros escuchamos y comprendemos todos los reclamos, pero estamos seguros de que esto era lo que teníamos que hacer. El Bicentenario de la Independencia argentina, que es una fecha para celebrar entre todos, tiene un sólo monumento en todo el país y en la provincia, y es este que tenemos acá. No podemos compararlo con cualquier otra obra, con una ecuación de costos y beneficios. Esto es un homenaje a un hecho histórico que nos enorgullece”, defiende Walter Berarducci, secretario de Gobierno de la Municipalidad, más para invitar a hacer propio este homenaje en cemento que para justificar un inversión.

“Lamentable y al mismo tiempo orgullosamente somos los únicos que hicimos un monumento. Nosotros, una ciudad a la que no le sobran para nada los recursos, decidimos hacer los esfuerzos y tal vez postergar obras necesarias, pero lo hicimos con convencimiento. El Bicentenario, la ciudad, la provincia y la Argentina nos merecemos un hito urbano para conmemorar la Independencia”, insiste el mano derecha del intendente Germán Alfaro y habla de las “mezquindades” nacionales y provinciales que apostaron todas las fichas a los festejos del 25 de Mayo de 2010

Al pie del Monumento que será inaugurado el 7 de julio y que podrá ser el telón de fondo del acto central del 9, Berarducci como representante de la Municipalidad -brazo ejecutor del proyecto- y Miguel Mazzeo, el arquitecto que ganó el concurso y diseñó el Monumento, brindaron las claves para entender este monolito de 25 metros de altura con el cual vamos a convivir durante los próximos 100 años.

En diciembre de 2014 la Municipalidad de la capital lanzó un concurso de ideas para diseñar el Monumento del Bicentenario. La convocatoria trajo sorpresa en una provincia poco acostumbrada al sistema de concursos para realizar intervenciones importantes.

En las condiciones aparecían dos posibles lugares para el futuro monumento: el parque 9 de Julio o la avenida Mate de Luna, la más importante de la ciudad. Los arquitectos Miguel Mazzeo y Juan Bustamante decidieron participar del concurso y cumplir con el viejo anhelo de Mazzeo de instalar una figura esbelta en la avenida. “Parte de mi complejo de petiso”, bromea el autor.

“Es la avenida más importante de la ciudad, tiene un entorno verde por la plaza y el parque, el cerro de fondo. Todo ese entorno es ideal para instalar un hito urbano, que sea un lugar para que el ciudadano pueda estar y permanecer. Creo que en el parque 9 de Julio se habría perdido, en cambio acá transita mucha más gente y además no había nada”, explica.

La remozada Plaza de la Fundación, el parque Avellaneda, la Maternidad y los acelerados cambios urbanísticos en la avenida que divide en dos la ciudad son ahora los vecinos del Monumento del Bicentenario

1- Dos siglos, dos elementos

Desafío para la ingeniería
El más grande desafío para la empresa Tensolite, especializada en hormigón y la seleccionada para realizar el Monumento del Bicentenario, fue ejecutar los paños ondulantes de hormigón. “Es la primera vez que hacemos un elemento que no tenga eje recto. Demandó muchas horas de cálculo y ha sido un gran desafío”, destacó el ingeniero Mario Macció, gerente de la empresa. 
Dos siglos de independencia argentina, dos cintas en altura que emulen una bandera. Un sol al centro que se conecta en la elección del material con las cadenas rotas de la base del monumento. “Los elementos esbeltos, altos, expresan esa intención de progreso, de crecimiento, el espíritu emprendedor, la intención de llegar al cielo. Es motivador y mucho más atractivo que algo de menor altura. Por eso elegimos estos dos elementos que representan los dos siglos y que a su vez forman una bandera con el sol de acero inoxidable entre ellas. Las rotas cadenas de la base nos hablan de la Independencia”.  
Como la ciudad, la historia está en movimiento. Acá apareció el desafío constructivo más importante de la obra: lograr movimiento en la rigidez del hormigón. Mazzeo pensó en que las cintas fueran ondulantes para que esa bandera de piedra flamee en las alturas. “El concepto de movimiento se acentúa con la fuente de agua en la base del monumento y que porta el color blanco. De noche, las cintas serán iluminadas de celeste y el agua aportará el blanco. De día, el fondo celeste del cielo quedará en el medio de las cintas, formando así la Bandera de Macha, que es la Bandera de Tucumán.
“No queríamos traer una obra de un artista de afuera e implantarla en la ciudad. Tenía que ser algo creado acá y que tuviera trascendencia propia, despegada de su autor. Y también que fuera simple de entender para el ciudadano común, sin demasiada complejidad”, describe. Además el concepto de la austeridad también ha pesado en la concepción del monumento. “Somos un pueblo austero, al menos en este momento. No podemos intentar mostrar algo que no somos, porque esto es testimonio de un momento histórico. El hormigón crudo, la simpleza de las formas, hablan de esa austeridad”.
Para construir el Monumento del Bicentenario se debió ensanchar la platabanda y la avenida, generando una curva suavizada que obliga a bajar la velocidad. “¿Cuál es el problema? Ninguno, todo lo contrario. Y mucho menos si lo que estamos obligados a encontrar frente nuestro es el verde del parque que se continúa en los cerros”, se pregunta y se responde Mazzeo. Entonces sí, es probable que tenga razón y que se cumpla lo que el arquitecto ha proyectado: cuando pases por el Monumento del Bicentenario, puede que te guste o no, pero los 200 años de historia no te van a pasar desapercibidos.
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Dos siglos, dos elementos
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La avenida que mira al cerrO
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Historia en movimiento
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SIMPLE Y NUESTRO
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OBLIGADOS A RECORDAR
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En diciembre de 2014 la Municipalidad de la capital lanzó un concurso de ideas para diseñar el Monumento del Bicentenario. La convocatoria trajo sorpresa en una provincia poco acostumbrada al sistema de concursos para realizar intervenciones importantes. 
En las condiciones aparecían dos posibles lugares para el futuro monumento: el parque 9 de Julio o la avenida Mate de Luna, la más importante de la ciudad. Los arquitectos Miguel Mazzeo y Juan Bustamante decidieron participar del concurso y cumplir con el viejo anhelo de Mazzeo de instalar una figura esbelta en la avenida. “Parte de mi complejo de petiso”, bromea el autor. 
“Es la avenida más importante de la ciudad, tiene un entorno verde por la plaza y el parque, el cerro de fondo. Todo ese entorno es ideal para instalar un hito urbano, que sea un lugar para que el ciudadano pueda estar y permanecer. Creo que en el parque 9 de Julio se habría perdido, en cambio acá transita mucha más gente y además no había nada”, explica. 
La remozada Plaza de la Fundación, el parque Avellaneda, la Maternidad y los acelerados cambios urbanísticos en la avenida que divide en dos la ciudad son ahora los vecinos del Monumento del BicentenarioDesafío para la ingeniería

Dos siglos de independencia argentina, dos cintas en altura que emulen una bandera. Un sol al centro que se conecta en la elección del material con las cadenas rotas de la base del monumento. “Los elementos esbeltos, altos, expresan esa intención de progreso, de crecimiento, el espíritu emprendedor, la intención de llegar al cielo. Es motivador y mucho más atractivo que algo de menor altura. Por eso elegimos estos dos elementos que representan los dos siglos y que a su vez forman una bandera con el sol de acero inoxidable entre ellas. Las rotas cadenas de la base nos hablan de la Independencia”.  

2- Historia en movimiento

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Como la ciudad, la historia está en movimiento. Acá apareció el desafío constructivo más importante de la obra: lograr movimiento en la rigidez del hormigón. Mazzeo pensó en que las cintas fueran ondulantes para que esa bandera de piedra flamee en las alturas. “El concepto de movimiento se acentúa con la fuente de agua en la base del monumento y que porta el color blanco. De noche, las cintas serán iluminadas de celeste y el agua aportará el blanco. De día, el fondo celeste del cielo quedará en el medio de las cintas, formando así la Bandera de Macha, que es la Bandera de Tucumán.

3- Simple y nuestro

“No queríamos traer una obra de un artista de afuera e implantarla en la ciudad. Tenía que ser algo creado acá y que tuviera trascendencia propia, despegada de su autor. Y también que fuera simple de entender para el ciudadano común, sin demasiada complejidad”, describe. Además el concepto de la austeridad también ha pesado en la concepción del monumento. “Somos un pueblo austero, al menos en este momento. No podemos intentar mostrar algo que no somos, porque esto es testimonio de un momento histórico. El hormigón crudo, la simpleza de las formas, hablan de esa austeridad”.

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4- Obligados a recordar

Para construir el Monumento del Bicentenario se debió ensanchar la platabanda y la avenida, generando una curva suavizada que obliga a bajar la velocidad. “¿Cuál es el problema? Ninguno, todo lo contrario. Y mucho menos si lo que estamos obligados a encontrar frente nuestro es el verde del parque que se continúa en los cerros”, se pregunta y se responde Mazzeo. Entonces sí, es probable que tenga razón y que se cumpla lo que el arquitecto ha proyectado: cuando pases por el Monumento del Bicentenario, puede que te guste o no, pero los 200 años de historia no te van a pasar desapercibidos.

5- La avenida que mira al cerro

En diciembre de 2014 la Municipalidad de la capital lanzó un concurso de ideas para diseñar el Monumento del Bicentenario. La convocatoria trajo sorpresa en una provincia poco acostumbrada al sistema de concursos para realizar intervenciones importantes. 
En las condiciones aparecían dos posibles lugares para el futuro monumento: el parque 9 de Julio o la avenida Mate de Luna, la más importante de la ciudad. Los arquitectos Miguel Mazzeo y Juan Bustamante decidieron participar del concurso y cumplir con el viejo anhelo de Mazzeo de instalar una figura esbelta en la avenida. “Parte de mi complejo de petiso”, bromea el autor. 
“Es la avenida más importante de la ciudad, tiene un entorno verde por la plaza y el parque, el cerro de fondo. Todo ese entorno es ideal para instalar un hito urbano, que sea un lugar para que el ciudadano pueda estar y permanecer. Creo que en el parque 9 de Julio se habría perdido, en cambio acá transita mucha más gente y además no había nada”, explica. 
La remozada Plaza de la Fundación, el parque Avellaneda, la Maternidad y los acelerados cambios urbanísticos en la avenida que divide en dos la ciudad son ahora los vecinos del Monumento del Bicentenario


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