24 Agosto 2016
EMOCION. Leonardo Rizo le entrega un juguete a una madre que tiene a su hijo en brazos, mientras Esteban Goicoechea contempla la escena en el Hospital de Niños. la gaceta / foto de hector peralta
Fue una tarde de muchas emociones la que se vivió ayer en el Hospital de Niños. La presencia de cuatro jugadores de San Martín movilizó a los pacientes, familiares y médicos en el segundo piso. Diego Bucci, Esteban Goicoechea, Leonardo Rizo y Sergio Viturro, acompañados por el entrenador de arqueros, Fabián Velárdez, llevaron juguetes (pelotas y muñecas) para ser repartidos entre los chicos internados.
En la medida en que los niños y sus padres fueron descubriendo la presencia de los futbolistas, el clima de euforia fue creciendo. La primera que recibió el regalo de una muñeca fue Bárbara González (6 años) que estaba en la cama 3 de la sala 7 junto con su madre. Luego fue el turno, entre otros, de Braian Martínez y Candela González, que ayer cumplió dos años.
Pura emoción
A medida que los jugadores fueron transitando las distintas salas se pudo observar la emoción que los embargaba. “Cosas como estas son como una caricia para el alma. Dejar a un lado por un momento el tema futbolístico para venir a darles una alegría a estos chicos que no la están pasando nada bien es gratificante”, sostuvo Viturro, mientras tenía en sus brazos a Josefina Amado, una bebé de cinco meses que sonreía cuando el volante del “santo” le hablaba.
Como fue una constante en los últimos tiempos, el más asediado por los familiares que estaban en el hospital fue “Goico”. El lateral, con la amabilidad habitual, se sacó fotos con cada uno de ellos. “Cuando me comentaron la idea de venir acá no lo dudé un instante. Hacer feliz a un niño es algo que no tiene precio. Verles la cara de felicidad a cada uno de ellos cuando les dábamos los regalos nos dio una enorme satisfacción. Es una forma de empezar a devolver las muestras de cariño que diariamente la gente nos brinda”, sostuvo el defensor, mientras en los celulares los hinchas seguían acumulando fotos.
En la medida en que los niños y sus padres fueron descubriendo la presencia de los futbolistas, el clima de euforia fue creciendo. La primera que recibió el regalo de una muñeca fue Bárbara González (6 años) que estaba en la cama 3 de la sala 7 junto con su madre. Luego fue el turno, entre otros, de Braian Martínez y Candela González, que ayer cumplió dos años.
Pura emoción
A medida que los jugadores fueron transitando las distintas salas se pudo observar la emoción que los embargaba. “Cosas como estas son como una caricia para el alma. Dejar a un lado por un momento el tema futbolístico para venir a darles una alegría a estos chicos que no la están pasando nada bien es gratificante”, sostuvo Viturro, mientras tenía en sus brazos a Josefina Amado, una bebé de cinco meses que sonreía cuando el volante del “santo” le hablaba.
Como fue una constante en los últimos tiempos, el más asediado por los familiares que estaban en el hospital fue “Goico”. El lateral, con la amabilidad habitual, se sacó fotos con cada uno de ellos. “Cuando me comentaron la idea de venir acá no lo dudé un instante. Hacer feliz a un niño es algo que no tiene precio. Verles la cara de felicidad a cada uno de ellos cuando les dábamos los regalos nos dio una enorme satisfacción. Es una forma de empezar a devolver las muestras de cariño que diariamente la gente nos brinda”, sostuvo el defensor, mientras en los celulares los hinchas seguían acumulando fotos.
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