El polémico crematorio en el cementerio del Norte avivó el drama de las drogas

Con una ruidosa protesta a las puerta del Concejo Deliberante de la capital, un grupo de vecinos del barrio San Ramón hizo escuchar ayer su reclamo contra la instalación de un crematorio. Ellos viven en los alrededores del cementerio del Norte, y por eso reaccionaron ante la decisión de la Municipalidad.

Con pancartas, cartelería y un megáfono, los vecinos plantearon sus quejas parados sobre la calle Monteagudo al 100, mientras la Policía intentaba reordenar el tránsito vehicular por calle San Martín al 300. “Vemos día a día que los empleados del cementerio ni siquiera tienen guantes para hacer una excavación, entonces no creo que el Gobierno municipal ponga plata para comprar filtros para mantener un crematorio -dijo Nancy Carabajal-. En 2008 decían que no se podía hacer un crematorio en una zona urbana y que debía ser en una zona despoblada. ¿Por qué ahora cambiaron de opinión y sin consultar jamás a ningún vecino?”.

A su lado, otra mujer que sostenía una pancarta reforzó la queja. “El cementerio está abandonado. Si ellos no hacen nada para mantenerlo -afirmó Petrona Barrojo- ¿cómo es posible que ahora nos avasallen?” “Porque este es un avasallamiento de este señor que ni siquiera conoce la zona, José Luis Avignone nunca caminó por nuestras calles”, dijo en referencia al secretario de Relaciones Institucionales del municipio.

El corte de tránsito en esa esquina llevaba más de una hora cuando el presidente del Concejo Deliberante, Javier Aybar, salió a la puerta del edificio. Con lágrimas en los ojos y la voz entrecortada, María López le planteó que los concejales, el intendente Germán Alfaro y el propio Avignone se lleven el crematorio al patio de sus casas. “Nosotros no somos ignorantes, sabemos que eso contamina y no queremos que vengan a avasallarnos” dijo.

“Nosotros hemos colaborado para que usted llegue adonde ha llegado”, agregó la mujer. De inmediato, Aybar la abrazó y le besó la frente. “Les doy mi palabra -aseguró el concejal Aybar- de que mi voto va a ser para ustedes”.

La polémica avivó otros problemas que padecen los vecinos. María Roldán, de 56 años, vive en el barrio San Roque y expuso el problema de las drogas. “Cuando ellos van a sepultar a un chico que fallece por el tema del crimen empiezan a hacer tiros y por las casas empiezan a pasar las balas. Estamos sufriendo eso y ahora con esto del crematorio es más que suficiente”, afirmó.

“Somos pobres, pero no todos somos gente mala. Cuando empiezan a hacer tiros al aire nos tenemos que encerrar. Ahí todo el mundo tiene reja -agregó Roldán-, no vivimos tranquilos, tenemos muchos chicos que están con el problema de la droga, a partir de los 10 años, nenas y varones que están en eso y nadie nos va a dar una mano. Ni el Gobierno ni nadie para sacar a los chicos de la droga, que la venden como pan caliente, al paco y a todo ese asunto de las drogas”.

Medio ambiente 

“Es necesario quitar marcapasos, prótesis artificiales o amalgames que tengan metales”

El doctor en Ciencias Biológicas Juan González advirtió que en la práctica de los hornos crematorios es fundamental que se concreten estrictos controles para disminuir el impacto sobre el medio ambiente. “Es necesario quitar marcapasos, si los hubiera, prótesis artificiales o amalgamas que contengan metales o cualquier elemento extraño al cuerpo a incinerar para no generar otros compuestos químicos con el calor de la incineración”, precisó. El director del Instituto de Ecología de la Fundación Miguel Lillo y ex director de Medio Ambiente de la Provincia resaltó que si las prácticas de prevención no funcionan, la cremación puede ser ineficiente, contaminante y sobre todo generar compuestos químicos muy peligrosos para la salud, como son las dioxinas, furanos y óxidos de metales diferentes.