Rosberg aplicó la lógica y Hamilton salvó el pellejo

Cuando llegó al bello circuito de Spa-Francorchamps, el alemán Nico Rosberg sabía que tenía una oportunidad que no podía desaprovechar para mantener viva la esperanza de lograr su primera corona en la F-1. Con su compañero inglés Lewis Hamilton obligado a largar desde la última fila por tener que cambiar el motor de su auto, Rosberg tenía la imperiosa necesidad de quedarse con el triunfo del GP de Bélgica para comenzar de la mejor manera la segunda parte de la temporada 2016.

El sábado logró la pole y el domingo hizo todo bien para mantenerse ajeno a los diferentes incidentes que tuvo la 13ª fecha del calendario. Desde el vamos Nico picó en punta y tomó el liderazgo, mientras que a sus espaldas los tres pilotos que podían amenazar su objetivo de festejar por primera vez en la pista belga, el holandés Max Verstappen (Red Bull), el finlandés Kimi Räikkönen (Ferrari) y el germano Sebastian Vettel (Red Bull), tuvieron una escaramuza en la primera curva que los retrasó en el pelotón y los dejó sin chances de pelear por la victoria.

A Rosberg tampoco lo afectó la bandera roja que determinó la detención de la carrera en la décima vuelta por el espectacular accidente que protagonizó el danés Kevin Magnussen (Renault) al pegar contra las defensas de la cuarta curva del circuito. Fue tan violento el impacto que los auxiliares tuvieron que acomodar las defensas nuevamente, algo que provocó un paréntesis de diez minutos en el Gran Premio.

“En general tuve todo bajo control. Además, Lewis no estuvo en la pelea por el triunfo y eso hizo un poquito más fácil todo el fin de semana, así que estoy muy satisfecho por el triunfo”, explicó Rosberg, que así detuvo la racha de cuatro éxitos consecutivos de su coequiper.

La lucha por la corona entre Hamilton y Rosberg se mantiene intensa. Ahora están separados por nueve tantos cuando aún hay 200 en juego. Demasiados como para arriesgar un ganador.